A merced de la naturaleza

A merced de la naturaleza

Debido a su situación geográfica, la ciudad de Matamoros siempre ha vivido bajo el riesgo de ser devastada por un huracán. Por ello las autoridades intentan proteger las zonas más vulnerables de este municipio, esperando evitar que la historia se repita, como ha sucedido en múltiples ocasiones.

 
Por Nadia Irene González Guzmán
Matamoros, Tamaulipas
 
La temible temporada de huracanes para el Golfo de México inició desde el pasado 1 de Junio y concluye el 1 de Noviembre. Debido a su proximidad, cada año se activan todas las estrategias para evitar pérdidas de vidas y daños catastróficos entre la población.
Pedro Benavides Benavides, director General de Protección Civil  Estatal, anunció que se tiene un pronóstico de diez fenómenos meteorológicos para esta temporada en el territorio tamaulipeco, dos de alta intensidad, dos moderados y seis que permanecerán posiblemente sólo como tormentas.
Por ello ha instruido a las autoridades municipales para establecer un enlace permanente con otros niveles de gobierno y poder ofrecer seguridad a los residentes de más de 56 mil viviendas que están en zonas de riesgo absoluto.
Mientras Tamaulipas hace la tarea, es el Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred) el organismo que debe supervisar los esfuerzos destinados a la prevención de desastres, sin embargo a la fecha no ha enviado una comisión a Matamoros.
Esto obliga a la Dirección de Protección Civil de este municipio a implementar en su totalidad las estrategias en coordinación con autoridades como la Secretaría de la Defensa Nacional, con el Plan DN-III y la Secretaría de Marina, además de todas las dependencias que coadyuvan en el Comité Municipal de Contingencia.
La dependencia que coordina Oscar De la Cerda Maltos, está limitada en su capacidad de respuesta porque no posee tantos recursos, tanto humanos como de equipo, y prácticamente sin el apoyo de las dependencias Federales y del Gobierno Estatal estaría fuera de toda posibilidad de salvaguardar la seguridad de los habitantes del municipio.
Protección Civil de Matamoros cuentan con 25 elementos en activo y un promedio de 250 voluntarios para una población de casi medio millón de habitantes.
En el Atlántico, durante éste 2012, se espera que se formen 29 sistemas meteorológicos, de los cuales 15 serán  los temibles huracanes, nueve moderados y seis intensos y de ellos por lo menos  diez estarían en condiciones de tener a Tamaulipas como ruta.
Las autoridades municipales iniciaron un plan de revisión de los servicios público a modo de previsión, pero urge que las acciones se desarrollen como se planean en caso de emergencia por fenómenos meteorológicos.
De las más de 460 colonias del municipio, un 60 por ciento está en riesgo inminente, algunas de ellas en estados críticos por inundación, dejando a su población a merced de la naturaleza.
 

MEMORABLES Y TERRIBLES

 
Cada año, con cada evento de la naturaleza destructiva de un huracán, se corre un riesgo enorme, sobretodo porque a esta ciudad la antecede la historia de caos y pérdidas materiales por los efectos de un fenómenos meteorológico y aunque en menor proporción, la pérdida de vidas humanas.
La historia coloca a Matamoros como el punto geográfico en el que el embate de la naturaleza ha sido terrible y temerario.
A las 22:00 horas del 3 de Septiembre de 1844 se registra el primero de los fenómenos meteorológicos más devastadores en la historia del municipio del que se dio cuenta en el periódico El Látigo de Texas. La crónica periodística de ese entonces narró los daños al palacio municipal y otros edificios céntricos de Matamoros.
Pero este huracán es minúsculo comparado con  el terrible Beulah que azotó la región poco más de un siglo después.
El 19 de Septiembre 1967 a las 2:00 horas llega el fenómeno que registró velocidades de devastación de  más de 220 kilómetros por hora.
Se ubicó inicialmente a 700 kilómetros al Sureste de Matamoros, pero alcanzó vientos de hasta 310 kilómetros por hora cuando llego a estar a sólo 100 kilómetros de distancia, cuando se desplazaba por la cuenca inferior del Río Bravo.
 
Quienes lo vivieron aseguran que a las cinco de las mañana los vientos comenzaron a sentirse en su máxima intensidad y se cortó la energía eléctrica, dejando a la población a merced de la implacable fuerza de la naturaleza.
 
Muchas familias se mantenían en sus hogares, resistiendo, haciendo oración en una penumbra temeraria.
Hilda García, habitante de la Colonia Lucero, cuenta que el miedo no terminaba nunca.
 
Cuando llegó la calma no quedó nada en pie a su alrededor, cada árbol de fruta de su solar y el de su vecino, narró, estaba derribado, su techo estaba incompleto y hasta una puerta y varias masetas estaban estrelladas en una pequeña barda.
 
Los restos de sus bienes estaban flotando en el agua que habían dejado las fuertes lluvias, todo estaba sumergido, fue inevitable que muchas personas lloraran ante lo que veían.
Matamoros, Camargo y Reynosa sufrieron tal devastación que se calcula que más de 900 millones de pesos como pérdida económica como consecuencia de éste evento natural. El campo de la región perdió más de 100 mil hectáreas por inundación. Pero lo más terrible fue que a las familias que sufrieron daños en su patrimonio, les tomó varios años resarcir los efectos que trajo Beulah.
 
Además las perturbaciones que se registraban en el Golfo de México y el Atlántico hicieron que el mal tiempo se mantuviera estacionado en la región, por lo que fue necesario que la entonces Secretaría de Recursos Hidráulicos, ordenó que se rompiera la carretera a Reynosa desde Matamoros para  que se inundaran los vasos Contenedores I y II. El 3 de Septiembre el agua rompió la carretera la Rivereña en el vado de Camargo, por lo que las compuertas de la Presa Marte R. Gómez tuvieron que abrirse para desfogar la enorme cantidad de agua que habría causado más daños.
 

UNO MÁS, UNO MENOS.

 
Una veintena de huracanes han tocado suelo matramorense. Alex arribó en el 2010, Dolly en el 2008, que afectó a más de 100 colonias; Emily en el 2005,  Allen en 1988 y Gilberto en 1986, de éste se recuerda para muchos como anecdótico, porque cuando se supo de su formación muchos pobladores emprendieron la huida para refugiarse en Monterrey.
Sin embargo, y a pesar de las previsiones, el fenómeno cambió su trayectoria y fue precisamente en esa ciudad neoleonesa donde se impactó con toda su furia.
En sólo la ciudad de Monterrey se registraron más muertes y destrucción por Gilberto que en Tamaulipas en su totalidad.
La población de Matamoros se sobrepone a las recurrentes tormentas tropicales y huracanes, pues ha visto repetidamente de cerca el alcance de las fuerzas naturales, desde el 8 de Octubre de 1867, gran parte de esta ciudad fronteriza sufrió cuantiosas pérdidas materiales.
 
El Puerto Bagdad es destruido en su totalidad.
Los embates de dos huracanes acaban con la creciente y prometedora actividad comercial marítima de la zona, tras ello se inicia la reconstrucción del Puerto Bagdad, pero las secuelas son visibles y por varios años se trabaja arduamente para sobreponerse a los efectos del Huracán Ferrocarril.
En 1889 el desolado puerto quedó totalmente devastado. En ese entonces, no existía una nomenclatura y menos una escala para medir su capacidad destructiva de estos fenómenos meteorológicos.
 
De 1870 a 1889 una serie de devastadores huracanes redujeron la población de Matamoros a menos de la mitad.
Debido a que tiene más de 117 kilómetros de costa en el Golfo de México y 70 mil hectáreas en la Laguna Madre, casi todos los fenómenos meteorológicos que se forman en el Atlántico pueden impactar a este municipio.
 
Por ello las autoridades de todos los niveles se mantienen permanentemente coordinadas.
Puntos como Higuerillas, la Capilla, Rincón de las Flores, El Mezquital y Playa Bagdad son inminentemente vulnerables.
 

¿QUE ES UN HURACAN?

 
Cuando una tormenta llega a oscilar la velocidad de sus vientos entre los 75 y los 117 kilómetros por hora, se le denomina huracán. Toma forma de espiral con un centro denominado ojo, que es el centro del vórtice y que se conoce como “ojo del huracán”.
 
Quien vivió de cerca un fenómeno de ésta naturaleza suele recordar que todo queda en absoluta calma cuando el “ojo” está encima, pero se trata sólo de un efecto momentáneo, después el viento suele ser implacable y, en ocasiones, devastador.
 
Durante décadas, científicos se han dedicado en cuerpo y mente a hacer estudios muy específicos sobre los huracanes, que son considerados las tormentas más violentas, y por su dimensión y campo de afectación, las más grandes de la tierra.
 
Se les denominó además como tifones y ciclones, según el lugar en el que se producen, aunque científicamente se les designa el nombre a estas tormentas de ciclón tropical, aunque suelen específicamente llamar así los que se forman en el Océano Atlántico.
 
Cuando la tormenta giratoria tiene una velocidad que supera los 39 kilómetros por hora, se denomina simplemente “tormenta tropical”, pero si alcanza los 74 kilómetros por hora se les llama “ciclón tropical” o “huracán”.
 
Debido a que se alimentan de la energía que proviene de los océanos templados, suelen perder fuerza cuando tocan tierra, pero una vez adentrados causan daños y siniestros por la lluvia y vientos, hasta que se degrada paulatinamente y desaparece por completo.
Estos fenómenos meteorológicos se asocian a la variación de temperatura en el agua de los océanos y a mayor temperatura, es mayor la violencia con la que se desplaza.
 

INUNDACIÓN, EL PEOR ENEMIGO

 
Cada año llueve en Matamoros un promedio de 800 milímetros cúbicos, de acuerdo a un estudio que realizó el Congreso de Tamaulipas y en el que se reveló que más de 56 mil viviendas, habitadas por 256 mil personas, están en riesgo de inundación, primordialmente porque el suelo de la ciudad se hunde.
Rolando González Tejeda, Diputado por Acción Nacional mencionó que dicho hundimiento se debe a la edificación de viviendas en terrenos irregulares, lo que propicia que sectores enteros se inunden año con año.
 
“Primordialmente el casco de la ciudad es el que sufre estos efectos, lo notas en los desagües que actualmente  se redujeron diez centímetros, pero es evidente porque son estos los sectores que lucen más abandonados”, dijo.
 
Una condición que hace atractiva la compra de una vivienda es que se asegure que se ubica en un terreno que “no se inunda” y en las colonias es las que se asumen riesgos de inundación las propiedades sencillamente se deprecian.
 
Tan sólo en el 2011 el huracán Arlene dejó en la ciudad desechos que se calculan en más de 70 toneladas de basura en las calles de Matamoros, a pesar de que las autoridades habían realizado previo al período de contingencia la limpieza de drenes y alcantarillas.
En los drenes más importantes se han colectado 40 toneladas de basura, primordialmente llantas, colchones, muebles, televisores, animales domésticos muertos, botellas plásticas y bolsas de polietileno.
 
La Junta de Aguas y Drenaje de Matamoros (JAD), inicia cada año las acciones de desazolve de drenaje y la planeación de acciones a fin de prevenir las temibles inundaciones y despliega su personal, conformado por 250 elementos, que se despliegan en los puntos más críticos aún y en medio del peligro que les representa trabajar en medio de una alerta meteorológica y del inminente arribo de un huracán.
 
Además se solicita anticipadamente a la Comisión Nacional del Agua (CNA) equipo de bombas Hidraflu de 18 pulgadas para evitar el acumulamiento del líquido pluvial en sectores que se anegan e inundan.
 
Lamentablemente, admite el Gerente de la JAD Matamoros, Salvador Treviño Garza, la causa principal de las inundaciones es la falta de conciencia de una parte importante de la población, pues la basura que se genera y va a parar en las calles causa tapones que detienen la liberación del agua que se capta en una precipitación pluvial lo que es catastrófico cuando viene en gran cantidad de lluvia.
 
“Todos debemos hacer una reflexión y pensar que importante es no tirar basura en la calle, porque cuando esta se acumula obstruye los drenes y el agua, difícilmente puede irse con los taponamientos que causan los desechos generados por la población”, dijo.
 
En Matamoros sectores diversos adolecen del mismo mal, pues colonias como la Jardín y San Francisco y otras consideradas residenciales, se han inundado, incluso la casa del ex Alcalde, Erick Silva Santos, ubicada en Paseo Residencial resultó afectada al captar un metro de agua en su interior, durante su administración.
 
Es además común que calles de las colonias Buena Vista, las Norias, el centro de la ciudad se paralicen en su totalidad por inundarse con rapidez, sobretodo puntos como Quinta y Rayón y Quinta y Mina, Segunda y Canales, Cuarta y Luis Caballero, Primera y Ocampo y otras tantas se inundan año, tras año.
 
En la Colonia los sauces, actualmente la JAD emplea un sistema de bombeo, porque aún es memorable el 4 de Octubre del 2006, cuando se inundaron todas y cada una de las casa de dicho fraccionamiento localizado a orillas del Periférico Manuel Cavazos Lerma y el 100 por ciento de sus habitantes resultaron siniestrados en su patrimonio.
Por ello Salvador Treviño y su personal, presta singular atención al drenaje de la zona, cuya alcantarilla principal se localiza en la Calle 20 y España; que por donde se desfoga el agua que llueve en el sector.
 
Puntos como la Noria, Calle Carlos Salazar, Solidaridad, Avenida del Niño, y colonias como El Saucito, Valle Verde y Abelardo de la Torre son unas de las tantas que se han inundado y han sufrido daños cuantiosos con la presencia de fenómenos meteorológicos.
 
Pero indudablemente el temor más grande para las autoridades, es que la creciente del río supere las débiles barreras que forman los bordos, que se refuerzan en esta época con costales con arena, que además también son usados en las viviendas.
 

ALBERGUES, REFUGIOS SEGUROS

 
Independientemente del desastre que puede dejar un huracán en las colonias del área urbana, el riesgo más importante de acuerdo a Protección Civil se percibe en los ejidos y en las zonas cercanas al mar, donde se moviliza a prácticamente toda la población.
 
Incluso a través del Plan de Auxilio a la Población Civil en caso de desastres naturales o  DN-III se obligó en años pasados a los habitantes de los sectores más vulnerables a dejar sus precarias propiedades, pues se resisten primordialmente a perder su modesto patrimonio por los “amantes de lo ajeno”, lejos de considerar el riesgo que tienen de perder la vida si no salen de ahí.
 
Oscar de la Cerda Maltos, aseguró que uno de los objetivos más importantes es que cada habitante de una zona vulnerable pueda estar en un refugio seguro durante y después de la contingencia, hasta que se evalúen y corrijan los peligros, y es por eso que la coordinación con las autoridades de todos los niveles, es fundamental.
“Tenemos albergues que darán alojamiento a los habitantes que lleguen de Higuerillas, Puerto El Mezquital y Playa Bagdad, pero también a los habitantes de las colonias y Ejidos, cuyas casa no sean seguras”.
 
Precisó que se cuenta con nueve albergues, de los cuales el más grande, El Mundo Nuevo Localizado en la Avenida Pedro Cárdenas, tiene capacidad para 4 mil 200 personas.
El Gimnasio Multidisciplinario de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, a unos pasos del primero, que tiene capacidad para 1 mil 500 personas más.
Sin embargo, el primero en activarse es el Centro Deportivo de la Alberca “Ing. Eduardo Chávez”, localizado en la Calle Guatemala, Santos Degollado y Lauro Villar y que tiene capacidad para un aproximado de 900 personas.
 
Las Escuelas Preparatoria “Ricardo Flores Magón” y “Juan José de la Garza” están en condición de albergar 1 mil 300 personas, la primera, localizada en Cuarta y Constitución y 250, la segunda, ubicada en Universidad y Gabino Barrera.
 
El auditorio y las instalaciones del Instituto Tecnológico de Matamoros, en Avenida Lauro Villar 6.5 Km., tiene capacidad, de activarse como albergue para 900 personas; el Décimo Tercer Comité Campesino puede recibir a 600 personas; los salones de la Federación Regional de Trabajadores de Diagonal Cuauhtémoc # 193 y el albergue temporal de Nuestra Señora del Refugio de Canales y José Arrese, con capacidad de recibir a 100 personas, cada uno.
El Comité de Protección Civil mantendrá durante los próximos cuatro meses un trabajo conjunto y eficiente entre quienes lo integra, pero sobretodo planteando la necesaria sensibilización de la población, para que evite riesgos.
 
Entre las precauciones más importantes, es estar en un inmueble seguro, o en su defecto un albergue, tener agua, alimentos no perecederos, documentos bajo resguardo y mantenerse al pendiente de los informes que se proporcionen previo a las contingencias en los diversos medios de comunicación.