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Veintidós comunidades nahuas de la Montaña baja de Guerrero se rebelan contra el poder del narcotráfico. Han decidido expulsar de sus territorios a los cárteles y ahora resisten los embates armados. Los Ardillos –una antigua facción de los Beltrán Leyva, famosos por su nivel de violencia– mantienen cercada la región y disputan a las comunidades las veredas, caminos terregosos y carreteras. Desde las trincheras, donde no llega la Guardia Nacional ni ninguna otra corporación policiaca o militar, los nahuas dicen a Contralínea que ya no hay marcha atrás

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