En todo el país, la estructura de pago a proveedores del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) está crujiendo. Desde hace varios meses, los proveedores del organismo se encuentran realmente preocupados porque simplemente no se han liberado recursos para liquidar las cuentas por cobrar.
En especial, en el sector de medicamentos, las deudas han aumentado de manera acelerada porque el ISSSTE comenzó a recibir fármacos para atender a sus derechohabientes sin que se hubieran concluido las licitaciones y procesos consolidados de adquisición.
Por este motivo, hace algunos días tuvo lugar una reunión en las oficinas del Instituto –en donde acudieron representares patronales, obreros y del gobierno– y se decidió comenzar a pagar las deudas que se acumulan desde hace más de 1 semestre. La situación, además, comenzó a empeorar porque entre el ISSSTE y los proveedores comenzaron a hacerse presentes personajes con intereses particulares que prometían acelerar el pago de las deudas siempre y cuando mediara una comisión, lo que comenzó a enrarecer el ambiente. Fue por ello que, tanto el ISSSTE como la Secretaría de Hacienda, tomaron la decisión de que sería esa dependencia la que decidiera a quién se pagaba antes el adeudo pero sin la medición de ningún gestor y siempre y cuando se aceptara un descuento. En otras palabras, se eliminan a los supuestos gestores y el porcentaje que se pedía – de manera irregular – se aplicará en beneficio del gobierno federal.
Si bien es cierto que esta situación no debería presentarse, se trata de un escenario que el gobierno federal ha tenido que enfrentar ante la resistencia de los laboratorios de reducir los precios de medicamentos clave para la atención de la población derechohabiente pero también la abierta, en especial la de los institutos de salud.
Una de estas resistencias se hizo presente ante la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (AMELAF) que consolida los intereses de al menos 41 laboratorios instalados en el país –casi la mitad de ellos en Jalisco–. Esta asociación advirtió sobre el riesgo de que algunas empresas productoras de fármacos pudieran desaparecer si fracasa la licitación para la compra consolidada de medicamentos y material de curación para 2020.
En realidad, lo que está sucediendo es que dichos laboratorios quieren mantener los esquemas casi de compra directa que mantenían con muchos institutos de salud gracias al sistema de farmacias subrogadas, en donde las órdenes de suministro se liberan prácticamente desde los departamentos médicos. Así, la relación con los médicos es clave para mantener el abasto y, por supuesto, el negocio. Lamentablemente así está sucediendo mientras en los medios de comunicación se asegura que se presenta ya un desabasto en productos tan delicados como los oncológicos.
Otra realidad es que son pocos, realmente muy pocos, los laboratorios que han logrado competir en el oligopólico mercado de medicamentos contra el cáncer. Esos laboratorios que, hasta hace algunos años habían tenido negocios asegurados, también gozaban de condiciones regulatorias únicas como una escasa vigilancia de sus líneas de producción. Ahora, aseguran –incluso a través de la AMELAF– que si quiebran será culpa de los retrasos en las compras consolidadas de medicamentos o de los errores en la planeación. Detrás de estas afirmaciones, sin embargo, hay otras historias vinculadas con las inversiones que no se realizaron durante muchos años.
Claudia Villegas