Ahora que está en puerta la salida parcial de Citigroup del mercado mexicano –con su próxima venta de Citibanamex, que es su ala minorista y comercial– es importante revisar la trayectoria de esta institución financiera de origen estadunidense, que incluye una cadena de anomalías.
Para empezar, Citibank y Banamex han estado envueltos en casos emblemáticos de corrupción, en especial de lavado de dinero para el crimen organizado y para delincuentes de cuello blanco. Y esto se ha documentado tanto por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) en México como por los departamentos de Justicia y del Tesoro de Estados Unidos. Sin embargo, los altos ejecutivos y accionistas de este emporio financiero han librado las acciones de la justicia.
Citigroup –a través de diversas filiales– habría servido en varias ocasiones para lavar el dinero de uno de los cárteles del narcotráfico más poderosos: el de Sinaloa. En 2019, la UIF abrió una investigación sobre una red internacional de tráfico de fentanilo ligada al también llamado Cártel del Pacífico y descubrió que las operaciones financieras que tenían origen o destino en Culiacán (Sinaloa), Tijuana (Baja California), Taiwán (China), Hong Kong y Estados Unidos se vinculaban a estas operaciones criminales.
De acuerdo con el seguimiento financiero, el cártel realizó operaciones de blanqueo de capitales a través de siete bancos: Citibank (la matriz estadunidense), Banamex Citibank y Citibank Taiwan Limited, Hongkong and Shanghai Banking Corporation (HSBC), HSBC Bank USA, HSBC Bank Taiwan Limited, China Merchants Bank Hong Kong Branch.
Las indagatorias arrojaron evidencias en torno a 26 transferencias internacionales en moneda nacional (por 4 millones 120 mil 567 pesos) y 30 en moneda extranjera (por 99 mil 17 dólares), realizadas por 11 personas físicas y morales vinculadas al Cártel de Sinaloa, y cuyas actividades siguen siendo monitoreadas por las autoridades federales.
La UIF identificó también que en el epicentro de este entramado criminal –que involucra a 10 personas y seis empresas– está una sociedad dedicada a la fabricación de productos farmacéuticos y medicamentos, domiciliada tanto en Culiacán como en Tijuana.
En ambas ciudades inicia la cadena financiera que conecta toda la ruta del fentanilo que el Cártel trasiega a Estados Unidos: de acuerdo con la UIF, siete de las 10 personas identificadas depositan dólares en efectivo en las cuentas abiertas por esa farmacéutica en sucursales de Citibanamex. Luego este dinero se dispersa en tres vías: 1) se retira en efectivo vía cheques, 2) se transfiere a cuentas de las otras cinco empresas, y 3) se traslada a las cuentas en el extranjero.
Respecto de las operaciones internacionales, la Unidad de Inteligencia Financiera documentó que la empresa epicentro transfirió 4 millones 120 mil 567 pesos a las cuentas bancarias radicadas en Taiwán, entre 2013 y 2019. De dicha farmacéutica, el expediente de investigación apunta que “de 2018 a 2019, envió transferencias internacionales por 1.1 millones de pesos, principalmente a Hong Kong, China y Taiwán, siendo diversas personas físicas los beneficiarios de recursos. Y que de 2016 a 2019, recibió cheques interbancarios por 5 millones de pesos, y emitió cheques por 31.2 millones de pesos”.
Otro ejemplo de este actuar presuntamente delincuencial es el reporte que emitió el Departamento de Justicia del país vecino el 22 de mayo de 2017, en el que anunció que Banamex USA, una institución financiera con sede en Los Ángeles (California) y subsidiaria de Citigroup Inc., acordó pagar 97.44 millones de dólares a cambio de celebrar un acuerdo de no enjuiciamiento y con ello resolver una investigación sobre violaciones a la Ley de Secreto Bancario y a las normas antilavado.
En su acuerdo con el Departamento de Justicia, la subsidiaria admitió haber cometido infracciones penales al incumplir deliberadamente un programa eficaz contra el lavado de dinero con políticas, procedimientos y controles apropiados para protegerse contra ese delito. Asimismo, reconoció que omitió deliberadamente presentar informes de actividades sospechosas ante las autoridades competentes. Estas operaciones de blanqueo de capitales se relacionaron con el Cártel de Sinaloa y sus ganancias obtenidas en el vecino país por el tráfico ilegal de drogas.
Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, esos delitos se habrían cometido desde 2007 hasta 2012, periodo en el que Banamex USA procesó más de 30 millones de transacciones de remesas a México con un valor total de más de 8 mil 800 millones de dólares.
Durante el mismo periodo, el sistema de monitoreo de Banamex USA emitió más de 18 mil alertas que involucraron más de 142 millones de dólares en transacciones de remesas potencialmente sospechosas. Sin embargo, realizó menos de 10 investigaciones y presentó solo nueve informes de actividades sospechosas en relación con estas más de 18 mil alertas, sin presentar ningún reporte sobre transacciones de remesas sospechosas entre 2010 y 2012.
En ese mismo periodo que coincide con el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, el Cártel de Sinaloa estaba en su mejor momento: con la ayuda del entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y sus subordinados, el grupo criminal había desplazado no sólo a sus competidores mexicanos (principalmente al Cártel del Golfo y Los Zetas) sino también a organizaciones colombianas.
El flujo de dinero para el grupo del Chapo Guzmán era esencial en su cadena de negocio, y es ahí, en ese engranaje, donde operó la trasnacional Citigroup –al igual que HSBC– actuando deliberadamente para incumplir las leyes antilavado. Al realizar las operaciones multimillonarias del Cártel de Sinaloa, posibilitó que el recurso económico nunca cesara. Éste sirvió, entre otras cosas, para que el grupo criminal comprara su arsenal principalmente en Estados Unidos y esas armas acabaron asesinando a civiles, policías y militares en territorio mexicano.
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