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Se frustra retorno de indígenas triquis desplazados de Tierra Blanca Copala

Se frustra retorno de indígenas triquis desplazados de Tierra Blanca Copala

Han vivido cinco meses entre el ruido del tráfico, sobre el piso de una de las principales avenidas de la capital del país o frente a Palacio Nacional, en casas de campaña cubiertas con lonas de plástico para protegerse de las lluvias de la temporada, entre gente que no habla su lengua y con los alimentos que podían tener a la mano para sobrevivir. Hoy se preparaban para salir rumbo a sus tierras. Se frustró la partida.

Se trata de indígenas triquis, víctimas de desplazamiento forzado de la comunidad de Tierra Blanca Copala, Oaxaca, que pretendían regresar a sus hogares, este domingo 25 de julio.

Han permanecido en un plantón asentado en el primer cuadro del Centro Histórico de la Ciudad de México, y tras llegar a un acuerdo con autoridades federales, representadas por Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación; estatales, bajo la administración de Alejandre Murat, y representantes de la región para tener un “retorno seguro”, les han pedido “unos días más para asegurar el proceso”.

En enero pasado, fueron sacados a punto de metralla de sus casas, ubicadas en la región de la Mixteca oaxaqueña. Huyeron violentados por un grupo de hombres que no les importó que la mayoría de quienes ahí vivían fueran mujeres, niños y ancianos, pues muchos de los varones jóvenes viven fuera del estado o del país, trabajando tierras ajenas en el norte mexicano o en cualquier lugar de Estados Unidos. A la capital del país llegaron algunas familias en febrero. Otras, lo hicieron en frente a Palacio de Gobierno de Oaxaca.

Hasta la tarde de este sábado, las mujeres vestían sus huipiles rojos con listones de colores y cuidaban a sus niños que corrían sobre la pintura del paso vehicular o juegan entre la tierra de un macetero urbano, sobre de Avenida Juárez. El silbato de un policía de tránsito se mezcla con una plática en lengua triqui y los motores de los autos que corren sobre Eje Central.

Comenzaron a recoger sus pertenencias en bolsas negras de plástico. Había afán entre las mujeres que volverían a sus hogares. El ambiente tranquilo con aires de esperanza. Poco antes de las 10 de la noche se incendió la desesperanza y la rabia sobre Eje Central. Todavía no podrán volver a sus hogares.