Zoé Robledo Aburto (en el mercado existe agua embotellada marca Zoé con sales minerales) es hijo del exdesgobernador efímero de Chiapas, quien fue destituido después de ocupar el cargo tan sólo del 8 de diciembre de 1994 al 4 de febrero de 1995. Zoé ha sido senador por Chiapas (2012-2018), electo diputado por Chiapas en las elecciones de 2018. Desde donde brincó a la subsecretaría de Gobernación el 8 de noviembre pasado. Para finalmente llegar a ser el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a partir de este 22 de mayo. Durante algún tiempo y una vez a la semana, el tal Zoé fue columnista del diario Reforma –el periódico “fifi”, según la clasificación despectiva de López Obrador–, a donde llegó a defender al entonces candidato, haciendo uso de su plena libertad de prensa. Y tiempo después renunció a su columna para ingresar de lleno al lopezobradorismo.
Se rumoraba que tenía sus lecturas. Uno de sus clásicos era Nicolás Maquiavelo, de quien citaba su libro sobre la autocracia y el poder absoluto: El Príncipe –cuya carísima edición de súper lujo anda circulando en atractiva presentación española, que ya debe tener en su biblioteca Zoé Robledo. Éste, en su reciente toma de posesión como sucesor de Germán Martínez, citó algo del intelectual-político priísta Jesús Reyes Heroles; también habló de la destrucción del “contrato social” de la Revolución de 1910. Y de paso citó a su abuelita materna quien tuvo un empleo del IMSS en Chiapas y “pudo salir adelante”.
Así pues, quién iba a decirlo, que un columnista-periodista del diario Reforma, a quien en las mañaneras de López Obrador, por meses le llovieron ataques que el tabasqueño llama “réplicas”, molesto porque ese periódico se ha dedicado –como ninguno– a rastrear toda la información de sus 5 meses como presidente electo y 6 como presidente en funciones. Además de la crítica de sus colaboradores en sus páginas editoriales y también elogios, en el sentido del ejercicio como contrapoder del que nos ilustra Luis María Anson, respecto a que tanto la prensa como los ciudadanos deben “elogiar al poder, porque el poder ha acertado; en ocasiones quiere criticar al poder, porque el poder se ha equivocado; en ocasiones quiere denunciar al poder, porque el poder ha abusado”.
Así que el ya flamante director general del IMSS, emocionado por la distinción y, sobre todo, la enorme responsabilidad, presumió sus dotes intelectuales con la probadita que nos dio y por la documentación de sus columnas “fifís”, las cuales debieron ser del agrado del presidente Andrés Manuel como para haberlo sumado a su equipo central con el nombramiento en Gobernación, del que salió para este encargo en el IMSS. Y cuando le preguntaron los reporteros –medio en broma y medio en serio– si era cierto que “se había sacado la rifa del tigre”, estando acompañado Zoé por Olga Sánchez Cordero, éste soltó tremenda carcajada, mientras se despedía de su excolaborador.
Zoé Robledo Aburto se presentó como “politólogo” y tal parece que le soltó a Germán Martínez la pulla de: “Se puede cambiar de asta, pero no de bandera”, para veladamente alinear al exdirector del IMSS –y su antecesor– como senador de Morena, al reingresar a la Cámara de Senadores, aunque su dimisión la haya tomado López Obrador como cuando le renunciaban a Benito Juárez.
Álvaro Cepeda Neri
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