Pasan los días. Hay propuestas y promesas de Enrique Peña Nieto, descalificaciones priístas, relevos en varios medios, ataques de algunos empresarios a los inconformes y hasta ciertos informativos internacionales y personajes considerados “muy rectos” defienden la elección de este año como ejemplar. Y sin embargo, la protesta aumenta en muchos lugares, incluso en los más insólitos.
Creo que a un descrédito muy profundo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a la incredulidad en los organismos nacionales (más del 60 por ciento, según encuesta internacional) y a que el sistema no ofrece un futuro promisorio, más bien algo incierto cuando no negro como el carbón de España, hoy de “moda” por las protestas de los mineros de aquel país y las represiones que lanza el señorito Mariano Rajoy, tan devaluado como la clase política mexicana.
Hablando de instituciones nuestras tenemos dos casos recientes.
El banco HSBC, según autoridades de Estados Unidos, ha servido al narco para lavar dinero. De 2008 a la fecha, ha manejado 50 mil cuentas en dólares en las Islas Caimán. La mayoría de ellas con conexiones en México. Una de esas triangulaciones se hacía a través de la Casa de Cambio Puebla, de la que ya hemos escrito.
Debido a ello, ya renunció un alto directivo en aquel país del Norte (David Bagley). Acá no hay nada que se haya realizado y, según las autoridades, próximamente se empezará a investigar el asunto. Lo cual muestra, claramente, que no habrá sanciones a quienes están coludidos con el lavado de dinero, y los banqueros mexicanos seguirán engordando sus bolsas con negocios de toda laya.
Otro asunto. Gracias a una llamada anónima, Bogard Lugo de León fue detenido por la Policía Federal. El señor era perseguido desde el 25 de junio, ya que aparentemente participó con otros dos compañeros (Daniel Cruz García y Zeferino Morales Blanco) en una balacera en el aeropuerto capitalino, donde murieron varios policías.
Pero resulta que el reportero Ricardo Ravelo entrevistó, para la revista Proceso (6 de julio), a Cruz y a Morales y ellos dieron otra versión. Acusaron a Luis Cárdenas Palomino, jefe de la Policía Federal, de ser quien maneja los narcóticos en una terminal aérea, donde pasa uno lo que sea si tiene dinero, influencias y poder.
El asunto es claro: la investigación periodística es más eficiente que las organizaciones caras y burocratizadas que pagamos los mexicanos. Además, no hay pesquisas al respecto sino únicamente hay éxitos debido a la delación o la ambición de unos cuantos, algo que hemos visto en la famosa guerra contra el narcotráfico, la cual según Felipe Calderón se llevó a cabo siempre con “respeto a la ley” (El País, 15 de julio). Por lo que las molestias del grupo encabezado por Javier Sicilia, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, deben ser uno más de los complots que trata de desestabilizar el país.
Hay más ejemplos, pero estos dos recientes muestran por qué el mexicano no confía en sus instituciones y menos en el Instituto Federal Electoral (IFE), la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) o el Tribunal Electoral, que nos han dado muestra, no sólo hace seis años sino desde antes, salvo excepciones, que no son de fiar.
¿No acaso la integrante del Tribunal, María del Carmen Alanís, organizaba cenas en su departamento para los amigos y subordinados de Peña Nieto? ¿Y no la señora Arely Gómez, hermana del ejecutivo de Televisa, Leopoldo, cuando estuvo en la Fepade jamás sancionó al PRI o al Partido Verde? Ahora, lógico, es senadora por el tricolor.
Algunos plumíferos insisten que está detrás de cada levantamiento de inconformidad la mano perversa de López Obrador. Y uno ve cómo aumentan esos inconformes y pensaríamos que Andrés Manuel es un flautista de Hamelin.
Recientemente ha logrado convencer a Gustavo Madero para que agrupe en ocho puntos las inconformidades del Partido Acción Nacional. Con un agregado, dice el aparente líder de esa organización –ya sabemos que el verdadero vive en Los Pinos– que en agosto decidirán si acuden a la toma de posesión de Enrique Peña Nieto (¡zas!). El comunicado lo firma, asimismo, Cecilia Romero, una militante del Yunque y despiadada contra los migrantes centroamericanos, algo fuera de serie.
Además, los rechazados de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional, entre otras agrupaciones superiores de enseñanza, cansados de mendigar un lugar todos los años, han decidido sumarse a quienes están contra la imposición y se enfrentan a Televisa. Otro golpe demoledor del “morenismo”.
En un video reciente, Pedro Ferriz de Cohn relata cómo en un encuentro con periodistas, Enrique Peña le dijo que era “una molestia para sus planes”. Más rápido que un tren exprés en nación del primer mundo, fue sacado del noticiario estelar de Cadena Tres y suprimida su colaboración en el Excélsior. No se trata de un hombre progresista, más bien, como señala Raúl Trejo en un mensaje a través de Twitter: “Sería cuestionable que a Pedro Ferriz lo hubieran despedido de Cadena Tres por sus ideas políticas, no son muchas ni sólidas, pero sí conocidas”. Y quizás alguien diga que es parte de los desviados a favor de la invalidez de la elección.
Hay más protestas y aclaraciones. Una de ellas que vale la pena señalar ahora, es que los muchachos del Yo Soy 132 llamaron a una asamblea extraordinaria para discutir si apoyan la toma de las instalaciones de Televisa. Pero esto, generalmente, nadie lo toma en cuenta, pues lo único que les interesa a los articulistas del pensamiento único como a los señores del establecimiento es atacar a un personaje y no darse cuenta que los movimientos brotan como hongos.
Y es que las protestas por la falta de alternativas y asimismo la resolución de problemas están orillando a México al despeñadero.
En tanto, el IFE, la Fepade, el Tribunal Electoral y el PRI repiten como loros: las elecciones han sido únicas, participativas, limpias, maravillosas y un largo etcétera.
*Periodista
Fuente: Contralínea 295