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Por la Autopista Urbana Oriente llegaremos más rápido a la muerte

Por la Autopista Urbana Oriente llegaremos más rápido a la muerte

A punto de darse el banderazo de salida para iniciar la construcción de la Autopista Urbana Oriente (AUO) y tan sólo en espera de que la Dirección de Evaluación de Impacto Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal (Sedema) emita la manifestación de impacto ambiental (MIA), las empresas se salivan en espera de jugosas ganancias: casi 14 kilómetros de segundos pisos que van desde Muyuguarda, en Xochimilco, hasta la Calzada Ignacio Zaragoza, en Iztapalapa, depredando humedales y áreas verdes del corredor lineal para beneficiar a empresas privadas y algunas personas que puedan pagar para circular por ella.

Las autopistas, vías veloces para aniquilar la vida

Del descubrimiento de la rueda hasta el automóvil, la humanidad devora la naturaleza para decir “progreso y desarrollo”. Se pregona el vivir mejor y no el buen vivir o el bien vivir. Se ha condenado a la naturaleza a morir civilizada, y la ciencia y la tecnología a ser esclavas de la ganancia y la acumulación de capital, mientras la inmensa mayoría de la humanidad está condenada a malvivir. Ahora la tierra reclama para sí sus derechos como madre. Y los pueblos originarios piden respeto para ella y para su cultura. Piden armonía y claman por el bien vivir, sin prisas, sin contaminar, sin depredar, sin mezquindad.

Las autopistas son como cicatrices que parten y aíslan a los pueblos de a pie y comunican a grandes ciudades, rompen el equilibrio de la convivencia social, de sus ecosistemas y ponen en riesgo su flora y fauna. ¿Cuál es la ganancia para los pueblos originarios? Poder mirar y percibir el ruido de los veloces autos de lujo en una autopista a la que casi nunca podrán acceder: mientras tienen un trasporte deficiente, caro y escaso y son condenados a largas filas y a viajar hacinados e incómodos por largos trayectos para ir a sus trabajos. Salen muy temprano y regresan muy tarde, apenas duermen y al día siguiente otra vez lo mismo.

Exprimir las últimas gotas de combustibles fósiles

Todos sabemos que cada día es más caro extraer petróleo y que la reforma debiera promover las medidas para disminuir el consumo de gasolinas y petróleo, y eso se logra con un trasporte urbano suficiente, de buena calidad y económico. El gobierno capitalino no se ocupa de ello. Deberá ampliar el servicio del tren ligero agregando dos vagones y más trenes para que sea más eficiente y aumentar las unidades de RTP (Red de Transporte Público) para que todos podamos ir cómodos y sin la necesidad de usar el automóvil. Con ello se logrará un ahorro considerable de combustible. No necesitamos una autopista de cuota.

“MIA, tuya o de nadie”

El 15 de octubre pasado, la Sedema quedó acéfala, puesto que la directora de Evaluación e Impacto Ambiental, Andrée Lilian Guigue Pérez, y Sergio Cabrera Rodríguez, subdirector de Normatividad y Evaluación Estratégica, dejaron de laborar en la Secretaría a cargo de Tanya Müller. La salida de los exfuncionarios coincide con el término de la primera prórroga concedida a la Concesionaria Arco Urbano Oriente para el ingreso de una segunda MIA de la AUO, pues el primer estudio que presentó la constructora fue rechazado por las autoridades porque presentaba un análisis incompleto que no establecía con detalle las afectaciones que producirá y gracias a la presión de diversas organizaciones, investigadores y académicos quienes realizaron el conversatorio La Autopista Urbana Oriente y sus consecuencias en Xochimilco, el 30 de julio de 2013, en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF). La titular de la Sedema informó que se autorizó una segunda prórroga que concluirá a finales de noviembre de 2013. Esperamos finalmente que prevalezcan el respeto al derecho de los pueblos originarios, los derechos ambientales y el máximo beneficio para la población que habita esa zona de la ciudad y sea rechazada la obra.

Un ombudsman incómodo menos

Cabe mencionar que el pasado 30 de septiembre, el entonces presidente de la CDHDF, Luis González Placencia, pidió a la Asamblea Legislativa que su propuesta para ser reelegido en su cargo fuera removida, debido a que el proceso de selección estaba siendo parcializado para evitar su continuidad. Placencia tomó esta decisión para evitar dañar la imagen del organismo ante la falta de consenso dentro de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, puesto que faltaban tres votos para juntar los 44 necesarios para su reelección.

Recordamos que durante su administración se emitió la Recomendación 1/2011, por violaciones a los derechos humanos cometidas en el contexto de la obra pública denominada Sistema Vial de Puentes, Túneles y Distribuidores al Sur-Poniente de la Ciudad de México (Supervía Poniente).

Derechos humanos violados:

I. Derecho a una vivienda adecuada.

II. Derecho a un medio ambiente sano. Derecho a la protección, preservación y mejoramiento del medio ambiente; derecho a la protección y mantenimiento de las áreas declaradas como de valor ambiental y de preservación ecológica.

III. Derecho al agua. Derecho al abastecimiento del agua continuo y suficiente para el uso personal y doméstico.

IV. Derecho a la información. Derecho a ser informado sobre leyes, decretos y toda acción de gobierno de interés público respecto de las materias relativas al Distrito Federal; derecho a ser informado sobre la realización de obras y servicios de la administración pública del Distrito Federal mediante la difusión pública y el derecho a la información.

V. Derechos políticos. Derecho de participación ciudadana.

VI. Derecho a la seguridad jurídica. Derecho a que todo acto de autoridad esté fundado y motivado en leyes formales de carácter general (Principio de legalidad).

Asimismo, recordamos que Xochimilco está seriamente amenazado. El proceso de urbanización desordenado y descontrolado violenta el derecho a un ambiente sano, por lo cual la CDHDF emitió la recomendación 19/2012 al gobierno capitalino.

Con la AUO nadie gana, todos perdemos

Por la ganancia de unos cuantos que se benefician con la licitación y construcción de la obra, y las personas que podrán pagar una autopista de cuota, al final todos perdemos. A la larga, contribuimos a la devastación del planeta.

De acuerdo con las conclusiones del conversatorio arriba referido, si la AUO se realiza, también se pierde.

Por ejemplo, considerar que la tala de árboles en el bosque o el cambio de flujo hídrico del humedal sólo afecta al área en donde éstos fueron talados es lo que ha hecho que esta ciudad (que antes era un lago) tenga crisis de agua en época de secas e inundaciones en las zonas bajas en época de lluvias. Los efectos puntuales tienen repercusiones en el resto de la cuenca, por lo que el cambio del flujo en el humedal aislará las 90 hectáreas del Norte de Xochimilco e irremediablemente se perderán.

De realizarse esta obra se aumentará la fragmentación, el efecto de barrera y el efecto de borde, lo cual ocasionaría un asilamiento definitivo de la Ciénega Grande del resto del sistema. Este asilamiento pone en riesgo la salud de los humedales y las poblaciones de 212 especies de aves, de las cuales una está en “peligro de extinción”, tres están “amenazadas” y cuatro tienen una “protección especial” (NOM-059-SEMARNAT-2010).

Sumado a esto, el proyecto contempla el derribo de 1 mil 147 árboles decretados “Monumentos Urbanísticos” por la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico y Arquitectónico del Distrito Federal. Dicha ley establece que la única razón por la que estos árboles se pueden talar es si el individuo ha muerto. Por lo tanto, el derribo de estos 1 mil 147 árboles también se contrapone con dicha ley.

En la MIA no se contemplan efectos sobre la actividad económica de Xochimilco. Por ejemplo, cuál será el impacto de la obra sobre los productores de las chinampas. La omisión de este tipo de impactos constituye una clara evidencia de los sesgos premeditados en los que se basa la MIA.

Obsérvese que en el rubro de Socioeconomía de la matriz de impactos se considera como un impacto positivo la “contratación de personal” sobre la “generación de empleo”, a la vez que se omite deliberadamente el análisis de la afectación de la obra sobre el empleo local.

La rueda de la historia no circulará por la AUO

Afortunadamente un gran movimiento ha despertado y se coordina para hacer frente a esta obra y ha dicho “no, no, no”. Y con la legitimidad de los pueblos originarios, que merecen el derecho a la consulta y a decidir su futuro, basados en el pleno ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales, rechazan la obra y caminan con un andar pausado y firme, sereno, hacia el buen vivir y no aceptan el correr frenético vertiginoso de llevarnos por la Autopista Urbana Oriente, porque de ser así, sólo llegaremos más rápido a la muerte.

*Presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos, Limeddh

 

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