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De Guatemala a Guatepior, es decir, de Otto Pérez a Peña Nieto

En nuestro país existe la corrupción presidencial. Y es que fueron pillados Enrique Peña Nieto, su esposa y su secretario Luis Videgaray sin destapar toda cloaca que se acumula desde Miguel Alemán (1946-1952), y de cuyo abuso del poder han salido fortunas de “empresarios” y “banqueros” que han creado la actual narcopolítica hasta hacer de su mayor capo al Chapo Guzmán, uno más de la lista de Forbes a partir de los 70 mil millones de dólares de Carlos Slim al millón del narcotraficante que dejaron escapar Vicente Fox y Peña por la corrupción del sistema presidencial, tan podrido como el Judicial y Legislativo, a cuyos tres poderes los de Guatemala acaban de darles una lección democrática cuando el pueblo, sus representantes y sus jueces, funcionaron como vasos comunicantes entre la democracia directa y la indirecta.

Asedio contra la libertad de expresión

La libertad de expresión está constantemente en asedio, ya sea con más regulaciones propuestas desde los grupos de poder e instrumentadas por un obediente Congreso de la Unión, o cuando a grupos o personas (léase políticos, funcionarios y empresarios, principalmente) les molesta la crítica y se quejan de violaciones a sus derechos humanos, cuando en realidad lo que no desean es la libertad de expresión que se traduce en la opinión de cualquiera sobre las acciones y actos de otros.

México, en el harén de Estados Unidos

La administración federal, lejos de restablecer la soberanía entregada a Estados Unidos por las administraciones panistas, baja la cabeza ante las evidencias del espionaje y la intromisión estadunidenses ejercidas contra México. Servidores públicos no sólo habrían conspirado contra la privacidad de los mexicanos, sino también lo habrían hecho empresas como Telmex, Telcel, Nextel, Telefónica, Unefon, Iusacell, Cisco y Prodigy. ¿Algún día se sabrá de la responsabilidad empresarial y política?

Lecciones de historia a la tecnocracia: Cárdenas y su avance nacionalista

Cuando el general Lázaro Cárdenas asumió la Presidencia de la República en 1934, los energéticos se encontraban de forma absoluta en manos de empresas extranjeras; por ello, el crecimiento de la economía y el bienestar del pueblo de México se supeditaban a los caprichos e intereses de los voraces capitales internacionales.

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