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Cabilderos, el rostro de la corrupción en el Congreso

Detrás de leyes y reformas antipopulares –como la laboral, la energética, la de telecomunicaciones y la educativa– está el oscuro trabajo de los cabilderos. Sin importar el costo, éstos tienen como principal función influir en las decisiones de los legisladores para que se favorezca o se evite algún perjuicio a las industrias, organizaciones o incluso naciones que representan.

Lo falaz de la seguridad nacional

Puntual como acostumbra ser para sus actividades laborales, el secretario de Estado Miguel Ángel Osorio Chong llegó a su cita con la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional. Era la mañana del pasado 28 de junio. Traje oscuro impecable, corbata y zapatos lustrosos vestía el responsable de la política interna del país. En la sala de juntas ya lo esperaban senadores y diputados. Al titular de Gobernación lo acompañaba un equipo mínimo de asesores, de esos que acostumbran a elaborar tarjetas informativas ante preguntas incómodas o difíciles de responder. Sólo un fólder con documentos y notas al margen llevaba el funcionario.

En las cámaras, 250 grupos de cabilderos al servicio de trasnacionales

Grandes empresas y trasnacionales invierten millonarios recursos en más de 250 personeros que pululan en los pasillos, restaurantes y hasta en los sótanos de las cámaras legislativas para convencer a diputados y senadores de promover iniciativas, reformar artículos constitucionales o detener aquellas modificaciones a la ley que no estén a su favor. Trabajan sin estar apegados a un código de ética; tampoco están obligados a la rendición de cuentas. Su principal herramienta es la manipulación. Mientras, hasta 26 iniciativas de ley para regular el lobbying se encuentran en la congeladora del Poder Legislativo federal

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