Las bandas del cibercrimen constituyen hoy el reto más difícil que enfrentan los gobiernos en materia de seguridad, señala el coordinador del Diplomado de Seguridad Internacional, Operaciones de Paz y Resolución de Conflictos de la Universidad Iberoamericana, Francisco Quintero Mármol. El académico, en el Foro Virtual sobre los Retos de la Ciberseguridad, señala que las organizaciones criminales especialistas en delitos cibernéticos escalan aceleradamente entre los grupos que más daño pueden ocasionar a las sociedades y los países.
Si combatir eficazmente la criminalidad que opera en el espacio físico (aire, tierra y agua) se ve complicado, debido a que ya que no hay victorias decisivas contra las bandas criminales, combatir a los criminales que operan en el espacio virtual resulta más complejo aún, considera experto en inteligencia y seguridad nacional.
“Los hacktivistas, ciberdelincuentes y ciberterroristas tienen más espacio en dónde esconder sus actividades y la realidad es que el software que utilizamos para defendernos de intrusiones a nuestros sistemas informáticos no evolucionan con la misma rapidez con que evolucionan los cibercriminales, es decir, la criminalidad avanza tecnológicamente más rápido que nuestros sistemas de defensa cibernética”, subraya Francisco Quintero Mármol
Maestro en Inteligencia y Seguridad Internacional por el King’s College London, señala que la amenaza cibernética en países como México es grave, toda vez que los países en vías de desarrollo no han generado tecnología propia en esta materia. “No olvidemos la dependencia que en México tenemos de las tecnologías de la información (TIC). Además, la cibercriminalidad ha mostrado sus capacidades en varias ocasiones”.
La criminalidad en el ciberespacio se ve favorecida por el hecho de que es un fenómeno delictivo que aprovecha el anonimato que le da el internet, se puede operar remotamente; tiene el potencial de afectar directamente a más personas que un delito cometido en el espacio físico; y en el ciberespacio no hay fronteras físicas que cruzar opuestos de revisión que burlar, apunta.
Indica que en México hay una penetración tecnológica constante y creciente, ya que el uso del internet alcanza al 59.8 por ciento de la población, lo que equivale a 65 millones de usuarios que dedican 7 horas y 14 minutos a la red, y hay 30.6 millones de jóvenes entre 15 y 29 años que demandan tecnología.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), México tiene dependencia tecnológica en comunicaciones a nivel gobierno y empresarial; mientras que los sistemas financieros corren sobre plataformas tecnológicas de información robustas, pero vulnerables.
Si bien los ataques y las vulnerabilidades cibernéticas son reales para los sectores social, económico y político los gobiernos de los países en desarrollo no cuentan con una estrategia para atender el fenómeno. En el caso de México, señala que las Fuerzas Armadas suspendieron la creación de un cibercomando.
Explica que en el ciberespacio hay criminalidad que opera sólo en la red y criminalidad que puede operar de forma híbrida, es decir, entre el espacio virtual y el espacio físico.
Por ello, resultan más peligrosos que los criminales que operan únicamente en el espacio físico como los huachicoleros, los traficantes de personas, o los vendedores de droga. Pensar que no existen o que no son capaces de hacer daño en el futuro inmediato es un error de cálculo estratégico que puede tener consecuencias graves para el desarrollo económico y social.
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