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Se da de topes López Obrador contra la realidad política

Se da de topes López Obrador contra la realidad política

El concepto real politik –que es traducido como “realidad política”– fue acuñado por el politólogo y periodista alemán A Ludwig von Rochau (1810-1873), contra los políticos-gobernantes ante los acontecimientos revolucionarios de 1848/1849, para referirse, en términos realistas a la organización pragmática de la actividad política real en contraposición a la concepción del poder por el poder, creyendo que no tiene consecuencias abusar del poder político. La real politik era la exhortación para orientar la política hacia la realidad como “política de lo posible”. Existen hasta hoy pocos análisis sobre el concepto, no obstante que frecuentemente se hace referencia a que la política es “el arte de lo posible”. Los autores Dieter Nohlen y Rainer-Olaf Schulte lo abordan en su Diccionario de Ciencia Política (editorial Porrúa, 2006, con traducción de Marcos Romano, Peter Storand, Silvia Montaña y Claudia Zilla).

Y esa realidad política, integrada por múltiples factores sociales, democráticos y económicos, inconformidades y libertades, hacen que los gobernantes que pasan por alto esa realpolitik se vayan precipitando –vía las crisis que generan– al fracaso, y terminen renunciando o permanecen en el poder hasta que son víctimas de sus propias necedades cesaristas. Contra esa realidad política ha estado chocando López Obrador, con todo y que él y su grupo de Morena, aparentemente, siguen adelante con sus objetivos imposibles ante la advertencia de que la política de lo posible conduce, sin prisas ni abusos, a lograr “lo posible” y a no abrir varios frentes, ante los cuales llega el momento de no darles soluciones. A 3-4 meses a cargo de la Presidencia, López Obrador ya se ha dado de topes contra esa realidad política, a la que no toma en cuenta para cumplir sus propósitos.

Y eso lo está llevando a cometer errores y enfrentar fracasos que le impiden cumplir sus promesas… políticas, económicas, sociales; sin contar con las crisis internas que se han generado en su equipo, donde se habla de renuncias, conflictos y la cada vez más intensa participación de Beatriz Gutiérrez, la esposa de López Obrador. Esa realidad política mexicana, con anclas en el pasado inmediato de los pésimos gobiernos presidenciales y de autoritarismo marcadamente represivo y la más grave impunidad, es la que ahora enfrenta López Obrador con miopía política. Y esa miopía es lo que lo está haciendo fracasar en lo inmediato con todo y sus ayudas a ciertos sectores, que no a todos (pues no alcanza el dinero público).

La realpolitik es dura de abrirla y necesita, en principio, si bien intentar lo imposible, como recomienda Max Weber en su ensayo El Político, simultáneamente exige que se haga de la política de lo posible aquello que los versos de Machado nos dicen: “no hay camino, se hace camino al andar”. Es decir, al gobernar en los límites de la democracia y el republicanismo, resistiendo las tentaciones del populismo. Administrar, pues, en el contexto de la división y separación de poderes, con el estira y afloja de las transacciones para incluir a todos los sectores de la nación.

Álvaro Cepeda Neri

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