Para los dos Ramones Gutiérrez
La radio, como la prensa escrita, sobrevive en el filo de la amenaza tecnológica con sus innovaciones a partir del internet y las diversas modalidades a través de pantallas, desde las computadoras hasta los teléfonos portátiles. Y navegan con diferentes dificultades contra viento y marea de lo que revolucionó Steve Jobs (Walter Isaacson, Steve Jobs: la biografía, Random House Mondadori, Debate, 2011) y cuyas novedades continúan: “Siempre hay que seguir esforzándose por innovar”, escribió Jobs. Así que periódicos, revistas y la radio (muchos programas de radio se transmiten simultáneamente por televisión), que han llegado a topar con pared, si tienen los días contados intentarán llegar a la otra orilla para bien morir como delfines que perdieron la orientación… o simplemente a su final.
Pero, dedicados a la información, análisis y crítica en ejercicio de las libertades de expresión, no se han cruzado de brazos para poder “mantener alertado al pueblo y poner coto a las ambiciones del poder… A este propósito, nada tan eficaz como la libertad de prensa” (David Hume: ensayo “De la libertad de prensa”, en su colección: Ensayos políticos, Claridad, 2011). Y Radio Educación, que tuvo como director a Miguel Ángel Granados Chapa (1941-2011), en su programación ha intercalado tres informativos (cuatro, con un “avance”) llamados Pulso de la mañana, Pulso de la tarde y Pulso de la noche.
A través de ellos ejerce un periodismo sin cortes y con reporteros y comunicadores que le agregan la crítica para que sus radioescuchas tengan noticias veraces y con una gran calidad. Radio Educación ha cumplido 87 años, logrando mantener su relativa autonomía e independencia gracias al real sindicalismo que impulsó Granados Chapa con el consentimiento de los trabajadores de todas sus áreas. Sus libertades de prensa dan un puntual servicio a sus radioescuchas y presentan sin cortapisas una concepción noticiosa de los hechos y actos que tienen lugar en el espacio y el tiempo nacional e internacional. No hay alardes sensacionalistas. Ni se desgañitan la voz sus reporteros ni comentaristas. Son informativos sin exageraciones para escucharse sin mensajes de falsas alarmas.
Y al entreverar la crítica permiten a los radioescuchas hacer sus juicios con mayor objetividad dando un servicio eficaz al no tener censura y con tolerancia dar cabida a todo lo que interesa a su audiencia. Desde 1968, cuando renace Radio Educación como medio cultural, mantiene al día a su público en materia de cine, literatura, entrevistas, análisis, música popular, compositores y es de las pocas radiodifusoras que transmite conciertos en vivo. La programación es mucho muy diferente al resto de las radios comerciales, porque da una amplitud de miras y de temas que en otras no se tocan, manipulan la información o anteponen los intereses de sus concesionarios con programas de merolicos, propaganda religiosa y escasa o nula difusión cultural.
A sus 87 años, si se parte de su nacimiento en 1924, Radio Educación se ha consolidado como un medio de comunicación de excelencia en todos sus aspectos. Y por su labor periodística, con sus noticieros tomando el pulso a la información semanal (de lunes a viernes), ha logrado mantenerse como un foco que alumbra conocimientos con pluralidad de puntos de vista, compromiso nacional y perspectiva histórica. Además es la primera (y casi la única) que constituyó al Defensor del Radioescucha, para que su audiencia, como ha venido haciendo, exponga sus discrepancias dentro de un diálogo con sus diferentes comunicadores.
Escuchar sus informativos es recibir veracidad en sus noticias que van al grano de los hechos y al citar la fuente, directamente por sus reporteros, o indirectamente por obtener la información de otros medios, cumple con un código de ética republicana, democrática y constitucional de una radiodifusora que cumple con su deber profesional para la comunicación.
Debe, pues, celebrarse este aniversario número 87 de Radio Educación (institución descentralizada de la Secretaría de Educación Pública), ya que ha estado cumpliendo con sus fines culturales. Y en lo que a esta columna atañe, debe reconocérsele su esmero por mantener informada a su audiencia y tomar el pulso a la información nacional e internacional con ese estilo sin exageraciones que la caracteriza. Saludamos su cumpleaños como una presencia singular, donde la mayoría de los medios de radiodifusión son estridentes, bombardean con anuncios, sus concesionarios ejercen la censura y venden sus espacios al mejor postor empresarial, político, religioso y comercial.
¡Larga vida a Radio Educación!
*Periodista