Las autoridades de Estados Unidos habrían encontrado un vínculo entre el general Salvador Cienfuegos Zepeda –secretario de Defensa Nacional en México durante el gobierno de Enrique Peña Nieto– y el Cártel H-2, cuando su cabecilla era Juan Francisco Patrón Sánchez.
El criminal fue abatido el 9 de febrero de 2017 por elementos de la Secretaría de Marina Armada de México, y antes de su muerte, era identificado en el país como líder del Cártel de los Beltrán Leyva.
Para la Agencia Antidrogas (DEA) –que encabeza la acusación por narcotráfico y lavado de dinero en contra del general Cienfuegos–, el Cártel H-2 “es una violenta organización mexicana de narcotráfico que fue anteriormente también conocido como H-2, y con sede en Nayarit y Sinaloa. Durante el periodo relevante, el Cártel H-2 distribuyó miles de kilogramos de heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana en Estados Unidos (Los Ángeles, Las Vegas, Ohio, Minnesota, Carolina del Norte y Nueva York, incluidas áreas en Brooklyn), y ganó millones de dólares en ingresos ilegales”.
Agregó que, en México, el grupo criminal traficaba cientos de armas de fuego y cometió innumerables actos de violencia de muy alto perfil, “incluida la tortura y el asesinato”. Ello, como parte de su lucha encarnizada frente a organizaciones rivales para disputar el control del territorio.
Según las autoridades estadunidenses, el Cártel sobornó al general Cienfuegos y a otros funcionarios mexicanos para que arrestaran y torturaran a narcotraficantes rivales, así como para librar de la prisión a varios de sus de miembros, y ampliar su capacidad de tráfico de drogas y armas de fuego.
Según el gobierno del país vecino, el general Salvador Cienfuegos abusó de su cargo pública para ayudar al Cártel H-2: a cambio de sobornos, permitió al Cártel H-2 operar con impunidad en México.
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