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¿Quién gana y quién pierde con la retirada de tropas estadunideneses de Alemania?

¿Quién gana y quién pierde con la retirada de tropas estadunideneses de Alemania?

Berlín, Alemania. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció –durante la visita del presidente de Polonia, Andrzej Duda, a Washington DC– su intención de estacionar 2 mil soldados adicionales en el país centroeuropeo. Asimismo reiteró su determinación de retirar 9 mil 500 soldados estadunidenses de Alemania. Donald Trump anunció durante el encuentro: “Vamos a reducir nuestras fuerzas en Alemania,  algunos volverán a casa y otros irán a otros lugares, pero Polonia será uno de esos otros lugares”.

Agregó también que “Alemania está pagando a Rusia miles de millones de dólares para comprar energía de Rusia. Y a través del oleoducto. […] Está gastando miles de millones de dólares en Rusia, entonces se supone que debemos defenderla de Rusia. Así que creo que es muy malo”, según reporta Reuters.

El ministro de relaciones exteriores de Alemania, Heiko Maas, declaró a la agencia Dpa, que “cualquiera que crea que la asociación transatlántica volverá a ser lo que fue con un presidente demócrata, subestima los cambios estructurales. Las relaciones transatlánticas son extraordinariamente importantes, seguirán siendo importantes y estamos trabajando para asegurarnos de que tengan un futuro”.

Actualmente Estados Unidos mantiene 34 mil 500 efectivos en Alemania y quiere reducirlos a 25 mil soldados. Importantes bases se encuentran en suelo alemán, desde Ramstein, desde donde se llevan a cabo operaciones en Oriente Medio hasta Büchel, donde se albergan alrededor de 20 ojivas atómicas estadunidenses. En Stuttgart se encuentra también la base desde donde opera Africom, la división militar de Estados Unidos para las operaciones en el Continente Africano.

Las relaciones entre Berlín y Washington se encuentran en un punto crítico por varias razones. Principalmente, el hecho de que la nación europea no contribuya con el 2 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sino se contente con apenas el 1.2 por ciento. Aunado a esto, está la construcción del gaseoducto Nord Stream 2, el cual una vez concluido conduciría gas desde la Federación Rusa directamente hasta Alemania, sin pasar por países terceros. Este proyecto, que se encuentra cerca de finalizarse, es contrario a los intereses de Estados Unidos, quien busca vender su gas, y directamente afecta a Polonia, quien a su vez prefiere comprar gas de Estados Unidos. Al imponer sanciones a las empresas involucradas, pero incluso amenazando con sancionar la economía germana enteramente, Trump intentó torpedear este proyecto con todos los medios a su alcance.

Alemania y la Unión Europea han anunciado tomar medidas contra tales sanciones por parte de Estados Unidos. Así la Unión Europea “está preparando la adopción de un mecanismo de sanciones reforzado que mejorará la resistencia de Europa [sic] a los efectos de las sanciones aplicadas extraterritorialmente por terceros países”. En concreto no se desvelaron detalles de cómo se aplicarían dichas medidas.

Por el otro lado, Trump invitó a los líderes del Grupo de los Siete (G7) en Washington, incluyendo a Angela Merkel. Ella rechazó la invitación al considerar que enmedio de la pandemia del Covid-19 ese viaje no era oportuno. El rechazo caló hondo en Estados Unidos. Las relaciones diplomáticas fueron seriamente afectadas por el exembajador estadunidense en Alemania, Richard Grenell, por sus constantes injerencias en asuntos internos, particularmente el tema del aporte a la OTAN y los lazos económicos con Rusia. Grenell dimitió a inicios de junio de 2020 de su puesto diplomático y ahora funge como el enviado para las negociaciones de paz entre Serbia y la provincia separatista de Kosovo. Sin embargo el daño ocasionado durante su gestión sigue presente en las relaciones bilaterales hasta la fecha entre las dos naciones.

La presencia de tropas de Estados Unidos en Alemania se remonta a la Guerra Fría, cuando llegaron a haber hasta 250 mil efectivos presentes en la década de 1980. Después de la reunificación alemana en 1990, su número ha ido a la baja, pero sigue siendo entre los puntos neurálgicos para el Ejército estadunidense, al servir de base para el Africom y la Eucom, pero también como hospital para soldados heridos en Irak o Afganistán. El general estadunidense retirado y antiguo comandante de las tropas estadunidenses en Europa hasta 2017, Ben Hodges, declaró a la revista Spiegel que “la decisión del presidente Trump […] es un error colosal”. Hodges recalcó que “el Presidente no entendió cuán esenciales son las tropas de Estados Unidos estacionadas en Alemania para la seguridad de Estados Unidos”,

La decisión unilateral de Trump no fue consultada previamente con Berlín. Sin embargo, la importancia de la infraestructura militar difícilmente se podría trasladar enteramente a Polonia (si bien hay planes para construir el “Fort Trump”, según el presidente Duda). El estacionar una base y fuerzas militares constituye un quiebre con el espíritu del Acta fundacional Rusia-OTAN de 1997, el cual proscribe toda implantación permanente de fuerzas armadas de la OTAN en las fronteras con Rusia. Considerando que Polonia tiene una frontera común con el el enclave ruso de Kaliningrado, el riesgo de una confrontación frontal entre Estados Unidos y Rusia se incrementaría significativamente.

Por el otro lado, las medidas unilaterales contra Alemania –coinciden la mayoría de los analistas alemanes– no sería beneficioso para la OTAN enteramente, y sería en cambio un regalo para Rusia, al dividir las fuerzas internamente, sobre todo tratándose de un miembro de la importancia de Alemania. “Una decisión sobre un posible retiro de tropas estadunidenses de Alemania en estas proporciones mejor debería de haber sido pasada por consulta de forma bilateral o por medio de la OTAN”, afirma el portavoz de la política de defensa de la CDU, Henning Otte.

Los servicios científicos del parlamento alemán (Bundestag) publicaron un documento en 2017, donde aclaran que, de acuerdo con el Tratado sobre la Permanencia de Fuerzas Armadas Extranjeras en Alemania del 25 de mayo de 1990, el Estado alemán tiene la potestad de rescindir unilateralmente la presencia de ejércitos extranjeros en su suelo en un tiempo de 2 años, después de informar a la contraparte. Sin embargo, el documento también constata que “si bien existe la posibilidad jurídica de una rescisión, ésta podría no ser políticamente viable”.

El exinspector general de la Bundeswehr, Harald Kujat, precisó además que “los estadunidenses no están aquí para hacernos un favor, sino porque tienen intereses estratégicos. Por lo tanto seguramente no se van a retirar enteramente”. De hecho, entre 2012 y 2019 el gobierno alemán erogó 480 millones de euros en gastos de construcción y expansión de las bases de Estados Unidos en suelo alemán. Mientras que las bases militares no son accesibles para las autoridades alemanas, el personal militar sí goza de una inmunidad ante las leyes alemanas.