El neoliberalismo es “un absurdo técnico, ético, conceptual. Un modelo basado en el individualismo, el egoísmo, la competencia en la región más desigual del mundo”, criticó Rafael Correa Delgado, expresidente de Ecuador (2007-2017).
En la presentación del séptimo volumen de la revista Propuestas para el Desarrollo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), en la UNAM, añadió que “si el neoliberalismo fuera la solución, fuera el primer neoliberal”. El también doctor en economía, advirtió que “América Latina dejó de pensar” debido a las crisis económicas y de líderes.
Rafael Correa invitó a “buscar nuestras propias soluciones” y no sólo asumir “pasivamente lo que nos llega desde el norte”, en referencia a Estados Unidos, pues esas teorías están en “función de sus propios intereses, no de los nuestros”, y por lo tanto “no tienen buena intención”.
El expresidente ecuatoriano criticó que el libertarismo está “muy de moda” por la llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina. De éste, indicó que “al menos de economía no sabe mucho”, pues sus acciones buscan disminuir al Estado; ha devaluado el peso argentino en 50 por ciento y ha enfrentado una inflación que a enero de este año ya se ubicaba en 254.3 por ciento.
El libertarismo, explicó, sigue las reglas del mercado: “el pez grande se come al pez chico”, “las ovejas están sueltas con los lobos”. También advirtió que “cada vez que la derecha venga a decir ‘libre competencia’ y ‘libertad, que nadie intervenga’ cuando ellos son los más fuertes, están hablando en función de sus beneficios”.
En contraparte, dijo, el igualitarismo prioriza “la búsqueda permanente de la igualdad. Mientras menos diferencia hay en la distribución del ingreso, de riqueza, de bienestar –pero eso no es observable–ya es un mejor estado social”. Agregó que “las grandes desigualdades nos destrozan como sociedad, destroza la armonía social, perjudica la capacidad de tomar acción colectiva”.
Acerca de lo que ocurre en Ecuador, expuso: “se me salen las lágrimas de ver cómo destruyeron mi país”, dijo el expresidente, quien agregó ser un perseguido político, por lo cual se ha vuelto tan difícil tratar de competir en las elecciones ecuatorianas los últimos años. “Nuestros opositores deberían explicar cómo es que no nos han exterminado […] y no nos van a aniquilar, los vamos a vencer. Lamentablemente el daño ya está hecho”.
No obstante, descartó su fin en la política y expresó que “para ganar elecciones mi presencia es importante, y obviamente sé la responsabilidad que tengo en mis hombros”.
Por otra parte, agradeció al gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador por la ayuda que le han brindado y opinó que Claudia Sheinbaum, candidata a la Presidencia de la República por Morena, “es una mujer extraordinaria, brillante y creo que sabrá tomar las mejores decisiones, y creo que tendrá una aprobación igual o mayor a Andrés Manuel […] y veo casi imposible que pierdan [la elección del 2 de junio]. Yo creo que va a continuar la transformación”.
Te puede interesar: Piña, nueva presidenta de la Corte, más cerca del neoliberalismo que de la 4T