Con un Zócalo abarrotado, AMLO dio su último Grito de Independencia

Con un Zócalo abarrotado, AMLO dio su último Grito de Independencia

En el 214 aniversario de la Independencia de México, el presidente López Obrador dio el que fue su último Grito de Independencia.
FOTO: PRESIDENCIA

Frases como ¡Gracias!, ¡No te vayas!, y la ya famosa ¡es un honor estar con Obrador!, retumbaban minutos antes de que el presidente de la República se asomara por el balcón principal de Palacio Nacional. Y volvían, como eco incesante, segundos después de que éste lanzara diversos vivas para los héroes de nuestra patria, y mueras para los lastres que han dañado al país.

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En la conmemoración del 214 aniversario de la Independencia de México, Andrés Manuel López Obrador dio el que será su último Grito de Independencia, pues ha reiterado que se retira de forma definitiva de la vida pública y de la política, con una trayectoria que lo llevó a dedicar la mayor parte de su vida a la lucha por la justicia social.

Desde la vista panorámica que le permitía ese balcón, el primer mandatario se mostró conmovido ante un fragmento de ese pueblo al que ha reivindicado desde sus primeros años de lucha. Y desde ahí, lanzaba esos abrazos que aprendimos a dar durante la pandemia de Covid-19: a la distancia y tocando el corazón.

Miles de personas se dieron cita en el primer cuadro de la Ciudad de México para esa despedida, y miles más se sumaron a la distancia, con lo que se desmiente una vez más a los agoreros de la prensa neoliberal, que auguraba –sin ninguna prueba– que el presidente de la República acabaría su gestión repudiado por las masas. Nada más alejado de esta realidad que vibraba en el Zócalo capitalino la noche del 15 de septiembre de 2024, y que ponía la “piel chinita”, como popularmente se describe a un momento tan emocionante que eriza el cuerpo.

Entre las masas todo era fiesta, y la fiesta se pausó para escuchar al presidente López Obrador:

¡Mexicanas!, ¡mexicanos!:

¡Viva la Independencia!

¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla!

¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!

¡Viva Ignacio Allende!

¡Viva Leona Vicario!

¡Viva José María Morelos y Pavón!

¡Viva Vicente Guerrero!

¡Vivan las heroínas y los héroes anónimos!

¡Viva la libertad!

¡Viva la igualdad!

¡Viva la justicia!

¡Viva la democracia!

¡Viva nuestra soberanía!

¡Viva la fraternidad universal!

¡Mexicanas! ¡Mexicanos!

¡Que muera la corrupción!

¡Muera la avaricia!

¡Muera el racismo!

¡Muera la discriminación!

¡Que viva el amor!

¡Vivan los trabajadores mexicanos, que son de los mejores del mundo!

¡Vivan nuestros hermanos migrantes!

¡Vivan los pueblos indígenas!

¡Viva la grandeza cultural de México!

¡Vivan todas y todos los mexicanos!

¡Viva la Cuarta Transformación!

¡Viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!

Luego de los vivas y mueras, López Obrador tocó la campana en remembranza de aquellos años de lucha que inició en 1810 el pueblo mexicano, de la mano de personajes como el cura Hidalgo. Luego, el político de izquierda que instauró en México un gobierno progresista después de años de saqueo neoliberal, saludó a su pueblo, se despidió de su pueblo.

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Un momento gráfico encuadra ese adiós: es ese pequeño episodio en el que el aún presidente de la República señaló con su dedo al otro balcón, donde se encontraba la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa de México. Y abajo, en la algarabía y la fiesta, el grito cambió así, tan natural: ¡Claudia, Claudia!, ¡sí se pudo, sí se pudo!

López Obrador agitó por última vez sus brazos en señal de despedida, tomó de la mano a su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y se retiró con ella. Abajo, en la plancha del Zócalo, continuaron los vítores para ambos. Y la fiesta siguió.

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