“¿Saben ustedes de algún juez, de algún magistrado, de algún ministro que esté siendo juzgado o que esté en la cárcel? Ninguno. [El Poder Judicial] como el castillo de la pureza, o sea, ahí no pasa nada”, criticó el presidente Andrés Manuel López Obrador. Por ello, consideró que el Consejo de la Judicatura Federal tiene que activarse.
Consultado por Contralínea acerca de si en la futura reforma al Poder Judicial sería necesario separar a la Judicatura de la Suprema Corte –porque actualmente la ministra presidenta Norma Piña encabeza ambas instituciones, el que dentro del Poder Judicial es el órgano para vigilar el buen comportamiento, el primer mandatario señaló que el Consejo de la Judicatura es el encargado de observar el recto proceder de jueces, magistrados, ministros, “para eso es ese órgano, el Consejo de la Judicatura, pero no hacen nada. Y están miembros que nosotros propusimos al Senado y quién sabe pasa ahí, los embrujan, porque no hablan, no dicen nada”.
Acerca del actuar de los juzgadores, reprochó que en la Corte está el caso reciente del ministro Javier Laynez Potisek, quien admitió la controversia constitucional del INE sobre la reforma electoral, por lo que lo llamó “su alteza serenísima”. Otro ejemplo que citó fue el del Décimo Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito de la Ciudad de México, que el mismo día en el que Genaro García Luna –exsecretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón– fue juzgado en Estados Unidos por su vínculo con el narcotráfico, descongeló las cuentas bancarias de su esposa, Linda Cristina Pereyra, y de otros vinculados a García Luna. Al respecto, señaló que “ni siquiera cuidan la forma, es mucha la arrogancia, la prepotencia”.
Además, el presidente señaló que su administración tiene que estar cuidando todos los viernes que los jueces y magistrados no den el llamado “sabadazo”, “porque de repente un juez le da libertad a un peligroso delincuente, y hay que estar pendientes porque escogen los fines de semana”.
Por ello, López Obrador destacó que sí hace falta una reforma al Poder Judicial para seguir purificando la vida pública. Un cambio profundo que venga de los propios juzgadores y vaya a las raíces, es decir desde la formación académica de los abogados.
El titular del Ejecutivo federal expuso que “cuando se establece la política neoliberal lo que sucede es que se profundiza el autoritarismo y se hace evidente de que el dominio público no está en manos de un gobierno democrático, sino lo que existe en realidad es una oligarquía con fachada de democracia, es lo que predomina. Pero son 36 años, estamos hablando de 1983 hasta 2018; el porfiriato fueron 34. Este predominio del neoliberalismo o neoporfirismo, porque fue como una calca de aquello, pues caló profundo y tuvo que ver con todos los ámbitos de la vida pública, tuvo que ver con la educación, con la formación de los profesionales”.
En el caso de la abogacía, López Obrador dijo que”desapareció el derecho público y todo fue orientado al derecho privado. Entonces, desapareció el derecho laboral, el derecho agrario, el derecho social, incluso lo constitucional, y el predominio pues fue lo mercantil, lo penal, todo lo relacionado con los intereses individuales. Entonces, el problema de fondo es que los abogados que se tienen hoy con esas modificaciones que se hicieron a los planes de estudio pues no están preparados ni tienen una mística para defender al pueblo, sino se prepararon para defender intereses personales o de grupos o de empresas o de corporaciones”.
El presidente reiteró que es un problema estructural que sí se debe atender, pues “se llegó al colmo de que la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, nuestra alma mater, su Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM ha estado dirigido en dos periodos por un egresado o una egresada del ITAM, de una universidad privada que fundó una persona buena del sector empresarial con esa concepción, el señor Alberto Baillères, que en paz descanse, pero formando profesionales en función de su visión empresarial. Fue tan exitosa esa universidad que fundó el señor Baillères que de ahí salieron casi todos los secretarios de Hacienda durante el periodo neoliberal”.
En ese contexto, dijo que sería necesario cambiar los planes de estudio, para regresar a lo público, hay que poner en el centro el interés general, no en lo individual. “Y también hay que democratizar las instituciones, no descartar la posibilidad que jueces sean electos, magistrados, ministros. En una época eran electos, pero también, ¿a quién se va a elegir? Por eso hablo de la necesidad de ir al fondo, a la formación.”
Para el primer mandatario, el pueblo se equivoca menos que la imposición de una persona o de un grupo o de un partido: “va uno más a la segura con la democracia. Y lo otro, pues que toda esta reforma tiene que impulsarse al interior del Poder Judicial, no tiene por qué meterse el Poder Ejecutivo, porque son poderes autónomos, son poderes independientes, ellos tienen que estar ya tratando este asunto, no caer en la autocomplacencia”.
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