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El Occidente colectivo se embarca en ataques terroristas contra Rusia

El Occidente colectivo se embarca en ataques terroristas contra Rusia

El Occidente colectivo se embarca en ataques terroristas contra Rusia

Moscú, Rusia. En la noche del 22 de marzo de 2024, poco antes de comenzar la presentación de una popular banda, un grupo de hombres armados irrumpió en una de las salas de conciertos más grandes de Rusia. Sin piedad, dispararon contra civiles indefensos.

Además de emplear armas automáticas y cuchillos, los atacantes utilizaron un líquido inflamable para prender fuego al edificio desde el interior. Como resultado, la instalación se quemó por completo y un número significativo de personas murieron a causa de las llamas y el humo.

Por sus características, este atentado tiene bastante parecido con el incidente ocurrido en noviembre de 2015, en el Club parisino “Bataclan”. Sin embargo, ahora fue en una escala mucho mayor.

Este ataque terrorista es considerado como una de las mayores tragedias ocurridas, junto con Nord-Ost y Beslan. Hasta el momento, se ha cobrado la vida de, al menos, 140 personas –las cifras exactas aún se desconocen, ya que algunas están desaparecidas–. Más de 120 resultaron heridas o intoxicadas por monóxido de carbono.

En Moscú y en la provincia de Moscú, desde marzo 22, y durante tres días, los eventos masivos fueron cancelados. El 24 de marzo fue declarado día de luto nacional. En solidaridad, Abjasia, Nicaragua y Bosnia y Herzegovina establecieron un día de luto. Los jefes de Estado de muchos países amigos expresaron su solidaridad y ratificaron su disposición a luchar contra el terrorismo.

Los servicios de seguridad rusos pudieron identificar a los cuatro autores directos del atentado cuando transitaban por la región de Briansk, a escasos 100 kilómetros de la frontera con Ucrania. A primera hora de la mañana, fueron detenidos. Asimismo, fueron capturados otros siete cómplices. Los autores directos son ciudadanos de Tayikistán.

Por el momento, se está llevando a cabo una investigación para establecer los detalles que ayudarán a identificar a otros terroristas y sus vínculos con los patrocinadores. En cualquier caso, los verdaderos promotores permanecen fuera de Rusia. Los principales sospechosos forman parte de estructuras ligadas al terrorismo de Estado de Ucrania, Estados Unidos y Gran Bretaña.

El 7 de marzo, había aparecido una información en el sitio web de la Embajada de Estados Unidos, y luego en la del Reino Unido. En ésta, advirtieron a los ciudadanos de estos países para que se abstuvieran de visitar lugares donde se congregaban grandes multitudes. Se hizo especial hincapié en las salas de conciertos.

Las autoridades rusas reaccionaron. Reforzaron las medidas de seguridad durante la fiesta del 8 de marzo y los días de las elecciones presidenciales. Es posible que tales medidas hayan obligado a los organizadores a cambiar las fechas del supuesto ataque.

La preparación de este acto terrorista tomó tiempo, no sólo para elegir el lugar y ser inspeccionado por los autores, sino también para pensar en la logística y organizarla, incluidas las rutas de escape, la creación de escondites para las armas, etcétera.

Cabe señalar que uno de los terroristas había volado desde Turquía el día anterior. El grupo de autores se había instalado en un hotel de la ciudad de Ivánovo ya a principios de marzo; es decir, unos días antes de la advertencia de las embajadas estadunidense y británica.

Después de la captura de los terroristas, el FSB [1] anunció oficialmente que tenían contactos en el territorio de Ucrania. Hoy, se tienen otros indicios de la participación de la parte ucraniana en esta agresión.

El Occidente colectivo se embarca en ataques terroristas contra Rusia
FOTO: 123RF

Unas semanas antes del atentado, en la página web de la Embajada de Ucrania en Tayikistán, se publicó una información sobre el reclutamiento de personas para unirse a la “Legión Ucraniana Internacional”.

Esta actividad estaba siendo ejecutada por el propio embajador ucraniano en ese país centroasiático, el general Valery Evdókimov, quien se había desempeñado como jefe del Servicio de Inteligencia Exterior en el gobierno de Zelenski.

Casualmente, un nativo de Tayikistán había sido detenido en Moscú mientras fotografiaba objetivos sensibles en una unidad militar. Esto indica la existencia de un trabajo sistemático por parte de Ucrania para involucrar a extranjeros. En este caso, es una evidencia indirecta de la participación de ciudadanos de Tayikistán de parte de Ucrania en actividades terroristas en contra de Rusia.

Cabe señalar que la mencionada “Legión Ucraniana Internacional” está subordinada a la Dirección General de Inteligencia de las Fuerzas Armadas ucranianas. Esta entidad tiene adscrito un batallón independiente de tropas especiales, los cuales habían sido parte del Ministerio de Defensa de la República Chechena de Ichkeria. Asimismo, había sido creado por Ahmed Zakáyev, quien recibió asilo político en el Reino Unido, en 2003.

El grupo Abdul-Hakim Shishani (Rustam Ajíyev) de Chechenia –que participó en los combates contra las fuerzas de Bashar al-Assad en las provincias fronterizas sirias con Turquía de Idlib y Latakia– opera como parte de dicho batallón.

En la víspera de los acontecimientos, Shishani había intentado penetrar en el territorio de Rusia. De igual manera, se tiene evidencias de que obtuvo la ciudadanía ucraniana. Con gran probabilidad, los terroristas fueron a la región de Briansk para cruzar la frontera en el bosque y reunirse con sus patrocinadores, donde Abdul-Hakim Shishani (Rustam Ajíyev) desempeñó un papel especial.

Una confirmación indirecta de la huella ucraniana es la rapidez y la coordinación, con las cuales se declaró la no participación de Ucrania en los hechos, tanto desde Kiev como desde Estados Unidos. Claramente, querían desviar las sospechas y evitar las represalias que se esperaban. Eso explica el origen de las declaraciones sincrónicas de los políticos occidentales y los medios de comunicación que señalaban a ISIS de ser el responsable.

La confirmación de la autoría apareció en la página web y en los medios vinculados a ISIS. Incluso aparecieron fotos y declaraciones que “indicaban” la autoría del Estado islámico. Sin embargo, esta versión, en un análisis detallado, es fácil de refutar.

En primer lugar, los terroristas de ISIS, como regla general, en tales casos se suicidan con el cinturón de la Shahid o toman a las personas como rehenes y hacen demandas para negociar. En este caso, huyeron.

Además, después de ser detenidos y de manera inmediata, durante el interrogatorio, confesaron haber cometido el ataque terrorista a cambio de una recompensa monetaria, lo que también pone en duda la versión sobre la autoría de ISIS. Lo cierto es que los terroristas actuaron como vulgares mercenarios.

En tercer lugar, y esto es llamativo cómo se puede ver en las imágenes, sostienen el dedo índice de la mano izquierda levantado, lo cual es inaceptable entre los musulmanes radicales, ya que la mano izquierda se considera impura.

Probablemente, al reclutar a los autores, los servicios de inteligencia ucranianos y occidentales trabajaron de antemano. Lanzaron un hecho de falsa bandera, con el cual señalaron a ISIS y, al recomendar la toma de este tipo de imágenes, no tuvieron en cuenta las circunstancias ideológicas.

Finalmente, dado que ISIS es una criatura occidental, los servicios especiales de Estados Unidos y Gran Bretaña –que tienen sus contactos operativos y los financian y dirigen– no tienen dificultades para manipular los medios de información y publicar la información que más les convienen.

Incluso, si nos atenemos a los principios éticos más elementales, no se puede obviar la participación de Ucrania en este ataque terrorista. El hecho está en que ninguno de los políticos ucranianos condenó un ataque terrorista de este tipo, sino que, por el contrario, comenzaron a acusar a las autoridades rusas de que estaba diseñado con fines políticos.

Peor aún es que en algunos restaurantes en Ucrania han añadido al menú el nombre del plato “Crocus City Hall”. Y los jugadores han creado un nuevo mapa para el juego Counter Strike, donde se recrea la sala de conciertos “Crocus City Hall”. En éste, puedes disparar a la gente, incendiar los asientos con cócteles Molotov, instalar una bomba y “disfrutar” de cualquier exceso terrorista.

Por último, después del ataque terrorista, se comenzaron a recibir llamadas telefónicas desde números ucranianos. Éstas invitaban a la gente a que minaran edificios en Rusia. A través de los canales de comunicación de la plataforma “Telegram” y en diferentes ciudades, muchas personas comenzaron a recibir ofertas de una recompensa si hacían explotar cualquier objetivo.

Hay otro nivel en este incidente, y es de carácter interétnico. Habiendo comprometido a los tayikos, los organizadores tenían otro objetivo, el de incitar a la discordia interétnica dentro de Rusia, ya que hay un gran número de trabajadores migrantes llegados desde Tayikistán. En varios canales de Telegram, han comenzado los llamamientos a la represión de los migrantes.

Si bien la cuestión del endurecimiento de la política migratoria ha existido durante mucho tiempo, a raíz de casos de palizas y asesinatos de ciudadanos rusos por parte de migrantes de países de Asia Central, así como otras violaciones de la ley, cabe señalar que los provocadores ucranianos aprovecharon cualquier oportunidad para provocar un conflicto interno, cuando intentaron desestabilizar la situación política en Bashkiria [2].

En el contexto de las acciones de las Fuerzas de Defensa de Israel en Palestina, pidieron a los habitantes que organizaran ataques violentos contra los judíos en Daguestán y así, sucesivamente.

Durante el ataque terrorista en Beslán, en 2003, entre los perpetradores se encontraban nativos de Ingushetia, que se distinguieron por las atrocidades contra los niños osetios. En este caso, tales acciones estaban asociadas con las que se producen durante los enfrentamientos interétnicos. La CIA y el MI6 son notables en armar este tipo de tramas. Estudian los matices etno políticos en las diferentes regiones para luego usarlos en sus propios fines.

Obviamente, se tomarán medidas a nivel legislativo para prevenir tales ataques terroristas en el futuro y castigar a los involucrados. El presidente Vladimir Putin anunció medidas antiterroristas que se aplicarán en Rusia por tiempo indefinido.

Aunque los jefes de varios países han confirmado su disposición a cooperar con Rusia contra el terrorismo, por supuesto, la tarea principal sigue siendo garantizar la conciencia de los ciudadanos dentro del país y la cooperación activa con las autoridades para prevenir, monitorear y evitar actos de extremismo y terrorismo.

En este caso, se puede aprender de la experiencia de Cuba con los Comités de Defensa de la Revolución [3]. Éstos desempeñaron un papel importante para la seguridad del país en los primeros años después del triunfo de la revolución.

Los contrarrevolucionarios y sus cómplices de Estados Unidos no pudieron conducir al caos a la isla de la Libertad por medio de este tipo de acciones armadas, aun cuando se tuvieron que enfrentar a métodos sucios y criminales; similares a los que Occidente continúa utilizando contra Rusia en la actualidad.

La creación de una red nacional con células en el terreno ha ayudado a fortalecer el Estado y a limpiar al país del bandidaje. Aunque las condiciones son diferentes ahora, y el tamaño de Rusia es mucho mayor que el de Cuba, esta experiencia podría adaptarse con éxito. Es obvio que los ciudadanos comunes están dispuestos a ayudar al Estado a garantizar la seguridad.

Notas del traductor

[1] Servicio Federal de Seguridad. Es la entidad heredera de la KGB soviética en materia de seguridad e inteligencia

[2] Es una república autónoma rusa con una población musulmana considerable

[3] Organización creada en Cuba el 28 de octubre de 1960 para organizar el enfrentamiento desde los barrios a las actividades terroristas de las fuerzas contrarrevolucionarias organizadas, patrocinadas, financiadas y dirigidas por la CIA estadounidense

Leoníd V Savin*/Prensa Latina**

*Investigador científico asociado de universidad de Rusia

**Traducción del ruso por Oscar Julián Villar Barroso; doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana