En una revisión histórica de la encomienda nacionalista que legó el presidente Adolfo López Mateos al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), tras nacionalizar la industria eléctrica el 27 de septiembre de 1960, para ser vigilante de esta área prioritaria para el desarrollo nacional y en beneficio del pueblo de México, puede afirmarse que se cumplió a cabalidad. Prueba de ello fue que a pesar de la presión de los gobiernos neoliberales, sobre todo desde el sexenio de Vicente Fox, por abrir el sector a la inversión extranjera, fracasaron todos los intentos en tal sentido. Fue únicamente mediante la fuerza de las armas, en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, como se pudo extinguir a la empresa pública Luz y Fuerza del Centro (LFC), dejando sin empleo a 44 mil electricistas, de los cuales más de 15 mil se negaron a liquidarse para dar la batalla y denunciar el desmantelamiento del sector energético en beneficio de empresas extranjeras como Iberdrola.
Genaro García Luna, ejecutor principal de haber tomado por asalto los 400 centros de trabajo de LFC la madrugada del 11 de octubre del 2009 con miles de elementos de la Policía Federal Preventiva y encubiertos elementos castrenses, hoy se encuentra procesado en las cortes estadunidenses, pero debe responder junto con Calderón Hinojosa por la traición a la patria y el daño patrimonial a la nación, al haberse convertido en instrumentos para allanar el camino a los intereses de las empresas extrajeras.
Mientras en la Comisión Federal de Electricidad se dio el paulatino pero creciente ingreso de las trasnacionales en la generación de energía, en la figura de los productores independientes, sin que el sindicato charro del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) alzara la voz en contra de tal desplazamiento que terminó en la compra de su energía a un costo billonario para el país, a través de contratos leoninos por más de 20 años, en Luz y Fuerza del Centro el combativo e independiente SME alertó una y otra vez de la estrategia antinacionalista que los gobiernos neoliberales estaban poniendo en marcha, impidiendo que el capital foráneo ingresara a la entonces paraestatal.
El dipsómano y vengativo expresidente, ahora señalado como presunto cómplice de García Luna en su alianza con el crimen organizado, no pudo doblar al SME en su firme defensa por la defensa del servicio público de la electricidad, enarbolando siempre la tesis nacionalista del presidente López Mateos en el sentido de que energía eléctrica debe ser palanca de nuestro desarrollo económico integral, siempre en beneficio del pueblo y no como lo establecía la visión neoliberal de ubicarla como una mercancía altamente rentable para las empresas privadas, entre ellas Iberdrola.
Por tal razón, a Calderón no le quedó otro camino para su proyecto privatizador que echar a andar una agresión con todo el poder del Estado y el apoyo de un Poder Judicial y un Legislativo, corruptos y sumisos, en contra de los electricistas del SME que pagaron las consecuencias de enfrentar a los modernos traidores a la nación, mismos que aún antes de aprobarse la Reforma Energética de Calderón, ya habían creado un mercado paralelo de energía con figuras como el autoabastecimiento y la pequeña producción independiente, que terminaron acaparando a los grandes consumidores, confinando a la CFE a un segundo plano.
Haber pretendido desaparecer al SME de manera artera y abrupta no cumplió del todo los planes privatizadores del PRIAN ni de los neoliberales por quitar de en medio a un sindicato independiente y nacionalista. A casi 14 de años de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, los electricistas en resistencia continúan dando la pelea por la defensa de la soberanía energética y, como siempre, caminando al lado del pueblo en su lucha contra las alta tarifas y disparatados recibidos que la Comisión Federal de Electricidad, aplicó en la zona centro del país tras el cierre de la empresa pública. Ese movimiento fue creciendo hasta convertirse hoy en la Asamblea Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica (ANUEE).
Por eso, manifestamos nuestro apoyo al Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando tras asumir el cargo frenó de tajo este proceso de privatización de la industria eléctrica, dando los pasos necesarios para recuperar el control de una industria que en cualquier parte del mundo, es considerada estratégica para la seguridad nacional de cualquier país.
Cuando el Jefe del Ejecutivo envío su iniciativa de Reforma Eléctrica, el SME le otorgó su más amplio respaldo en actos públicos y en los foros parlamentarios donde recalcamos el daño patrimonial a la industria eléctrica nacional, ocasionado por la política entreguista de los gobiernos neoliberales. Como era de esperarse, la derecha y el PRIAN, sus eternos aliados, se negaron a aprobarla para recobrar el sentido original al párrafo sexto del Artículo 127 constitucional, y devolver al Estado la rectoría energética.
Por tantos años de lucha y convicción contra las políticas autoritarias y neoliberales donde nunca se escuchó al pueblo, es que hoy los miembros del SME, activos y jubilados, nos congratulamos por la compra de las 13 plantas de generación de la empresa española Iberdrola, que viene fortalecer el papel del servicio público de la electricidad en nuestro país, ponderando el interés colectivo de los mexicanos por encima de los intereses privados.
Tal decisión, que representa una renacionalización de la industria eléctrica, no pudo ser más oportuna si se considera que ante el anuncio de la llegada de grandes inversores privados a nuestro país con la intención de relocalizar las cadenas de suministros de los Estados Unidos, haber dejado en manos privadas el control de la generación y el mercado eléctrico hubiera condenado al sistema eléctrico nacional a un segundo plano y sin la posibilidad de evitar que los nuevos monopolios de la energía especularan con los precios para encarecer la energía que consumimos todos los mexicanos.
Ayer demostramos en el día a día nuestra férrea defensa por la soberanía energética de México y pagamos con años de sacrificio, junto con nuestras familias, el costo de enfrentar a los modernos traidores a la patria, y hoy queremos contribuir al fortalecimiento del servicio público de la electricidad como lo hemos hecho por generaciones enteras, aportando nuestra capacidades profesionales y experiencia laboral, frente a los grandes desafíos que nos impone la historia, siempre leales al pueblo y a la nación.
Por estas razones le estamos solicitando al Presidente una entrevista para tratar estos y otros temas que apoyen su proyecto nacionalista en el sector eléctrico, valorando como él lo ha dicho que “el diálogo y la buena voluntad, lo pueden todo”.
De nuestra parte llevaremos a la discusión democrática de nuestra Asamblea General un nuevo Programa de Lucha que nos sitúe en la coyuntura actual como sujetos activos en esta batalla, pugnando por el rescate de la soberanía energética de nuestro país, la defensa del servicio público de la electricidad; el derecho humano a la energía y una tarifa justa; una transición energética democrática, justa y soberana, así como la recuperación de nuestra zona y materia de trabajo, para una reinserción laboral en la CFE.
El sentido nacionalista del SME vuelve a rechazar las presiones y provocaciones intervencionistas de las multinacionales y gobiernos extranjeros que hoy han puesto el grito al cielo al ver afectados sus mezquinos intereses. En 1938 y en 1960 nuestro sindicato apoyó a los presidentes Lázaro Cárdenas y López Mateos en la defensa de los intereses de la nación y hoy refrenda ese compromiso histórico al presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien esperamos su apoyo y solidaridad.
Martín Esparza Flores*
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
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