Tras detectar que 32 proveedores han incumplido con la entrega de medicamentos –de los cuales, siete empresas debían surtir medicinas oncológicas– al sistema nacional de salud pública, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo confirmó que se investiga si las proveedoras se están coludiendo para ocultar los tratamientos.
Consultada por Contralínea acerca de si el gobierno presentará denuncias penales en caso de que se comprueben delitos contra la salud, la primera mandataria respondió que sí. Al respecto, explicó que la secretaria Anticorrupción y Buen Gobierno, Raquel Buenrostro, “está haciendo la investigación, ha estado dándole seguimiento a toda la compra de medicamentos. Y ahí donde se encuentre que es malintencionado, digamos, tiene que haber denuncia penal; no solamente que no se vuelva a comprar a estas empresas, sino denuncia penal”.
Relacionado con los medicamentos oncológicos, la primera mandataria explicó que ya se han detectado varias prácticas presuntamente irregulares y “se ha puesto mucho orden”. Como ejemplo, citó la colusión entre los proveedores y algunos médicos y médicas: “se acostumbraba que llegaba la farmacéutica directo al centro de salud a convencer a un médico, a un director, o a algún hospital, de que ‘ese era el mejor medicamento posible’, y por haber, a veces incluso con colusión con algún servidor público en el sistema de salud, y se pedía ese medicamento que en realidad era siete veces más caro, y que daba exactamente los mismos resultados o menos resultados que otro”.
Por ello, explicó que se han realizado protocolos para establecer qué medicinas se adquieren, con base en criterios científicos. Para ello, explicó, se consultó a médicos especialistas para determinar las características de los tratamientos.
Sheinbaum Pardo explicó que, en el caso de los medicamentos oncológicos, se solicitaban algunos muy especializados que cuestan millones de pesos, y que no estaban indicados para algunos tipos de cáncer. También detalló que, incluso, “hemos encontrado medicamentos con el sello de Secretaría de Salud, o de Birmex o de las instituciones, que se venden en la farmacia de enfrente. Entonces, con Cofepris estamos haciendo una investigación muy profunda de toda esta situación que encontramos, que ya, de hecho, ya se había limpiado una parte, pero que todavía [falta]”.
Acerca de cómo se dan cuenta de estas anomalías, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo que días después de surtir las farmacias de las clínicas y hospitales públicos –incluidos los medicamentos oncológicos–, ya había peticiones de más medicamentos porque supuestamente había desabasto.
Presente en la conferencia presidencial, el director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Martí Batres Guadarrama, expuso que en la subasta inversa se encontraron medicamentos que se habían cotizado con sobrecostos. Ejemplificó con el caso de una medicina que se ofrecía en 20 mil pesos la pieza, y en la subasta inversa bajó a 4 mil pesos, “lo cual quiere decir todo el margen que se estaba llevando originalmente”.
A pesar de indicar que la gran mayoría de proveedores ha entregado los medicamentos, Martí Batres dijo que el hecho de “que falten cuatro, cinco, seis, siete, ahí tenemos un problema porque puede haber pacientes, aunque no sean muchos, que requieren uno de esos medicamentos; sobre todo, en los casos oncológicos es más delicado todavía, porque con un paciente que esté buscando, que necesite ese medicamento y no está llegando por la morosidad de un proveedor, ahí ya tenemos un problema con un paciente, con la gente. O sea, es que no es que le fallen a la institución, es que hay personas que necesitan ese medicamento para sobrevivir”. Por ello, llamó a las empresas “a que tengan no solo un perfil comercial, sino también humano”.
Por su parte, el director General del IMSS Bienestar, Alejandro Svarch Pérez, indicó que el consumo promedio mensual de medicamentos de los centros de salud presentaba una desorganización administrativa y sanitaria. Como ejemplo, dijo que en el catálogo de medicamentos que utilizaba un centro de salud por mes podía tener 17 antihipertensivos, de diferentes formulaciones y de diferentes mecanismos de acción. “El impacto que genera que existan 17 tipos de antihipertensivos diferentes, es que se trata la hipertensión de 17 formas diferentes”.
Al respecto, consideró que es de vital importancia la política estratégica de la Secretaría de Salud, basada en la publicación de los PRONAM. “Hoy, en el catálogo de medicamentos del IMSS Bienestar no hay 17 antihipertensivos, hay dos que están descritos en el PRONAM y que son los mejores para tratar esta enfermedad. Haber 17 antihipertensivos también genera mucha variabilidad terapéutica. Y esa es, probablemente, una de las razones por la cual en nuestro país teníamos tan poco control de pacientes con metas de presión arterial. Ahora estamos tratando a los pacientes con hipertensión con la mejor evidencia científica, y no con 17, sino con los que identifica la Secretaría de Salud en base a la evidencia”.
Agregó que lo mismo ocurría con los demás grupos terapéuticos para tratar diabetes, enfermedades traumatológicas y padecimientos oncológicos. “En medicina no existe –en la práctica médica– la libertad de cátedra, el médico no puede tratar las enfermedades como quiera, debe de tratar las enfermedades como dice la evidencia que se tratan estas patologías; y esa evidencia es la que nos aporta la Secretaría de Salud”.
Sobre el tema, el secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, recordó que ayer, 22 de septiembre, se instaló el Registro Nacional de Cáncer Infantil del sector salud, que implica que “todos los casos que haya en el sector público, en el IMSS, en el ISSSTE, en el IMSS Bienestar y también en el sector privado deberán ser apuntados en el Registro Nacional de Cáncer Infantil. Y después, vamos a seguir con el registro nacional en el resto de la población. ¿Por qué queremos tener el registro? Queremos tener el registro para asegurarnos de que todas las personas se atiendan en forma adecuada y, además, reconocer por qué algunos llegan tarde al tratamiento”.
Con ello, subrayó que la política actual no sólo observa la adquisición de medicamentos, sino también el seguimiento de los pacientes y sus tratamientos. “Hay que verlo como todo un sistema, tener un registro, tener qué medicamentos son esenciales y, sobre todo, en cáncer: cuáles son los medicamentos de primera línea, de segunda línea, y tratar con los PRONAM de ordenar la forma en que se están tratando”.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo recordó que, con el famoso Seguro Popular, se contrataba una o dos empresas que se encargaban de todo: adquirir el medicamento y distribuirlo hasta el usuario final. Incluso, agregó, “en algunos casos, todavía tienen contratos que vienen de antes, que administran las farmacias de los centros de salud de los hospitales”.
Expuso que en la Ciudad de México, el gobierno de Miguel Ángel Mancera operó de esa forma y concesionó las farmacias. Luego se demostró que las empresas no daban buen servicio: “los precios eran altísimos, porque como son dos o tres empresas las que se dedicaban a eso, no había competencia y se ponían de acuerdo en cuánto iban a cobrar. Entonces, lo que se ha estado buscando es que haya competencia y que le compres directo al que fabrique el medicamento, o su representante legal, si es medicamento importado. Y en todo caso, la distribución una parte la hace Birmex y otra parte, si todavía no tiene todas sus capacidades, se contrata. Pero ya es distinto, porque ya hay mucho mayor competencia. Eso ha permitido ir disminuyendo los costos”.
Sheinbaum apuntó que detrás de las campañas de desprestigio del sector salud están las “empresas que ya no se ven beneficiadas con todo esto, incluso las famosas centrales de mezcla”.
Respecto de dichas centrales de mezcla, el director General del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo Aburto, criticó que, “durante muchos años, el país ha estado –y todo el sector– con un duopolio, a lo mucho, de empresas que hacen todas estas mezclas; en particular, una muy conocida, que es PiSA a través de su filial SAFE. Sin embargo, el esfuerzo más grande que se ha hecho en términos de preparación de mezclas es tener nuestras propias centrales de mezclas”.
El titular del IMSS aseguró que antes de que acabe 2025 se tendrán todas las centrales de mezclas operando. “Son espacios que tienen que ser siempre seguros, con el equipamiento, las instalaciones que eviten cualquier contaminación. Son centrales en donde se preparan tanto citotóxicos, es decir, los bolos para las quimioterapias; pero también otros medicamentos, antibióticos y la alimentación parenteral, pero fundamentalmente las mezclas”.
Zoé Robledo consideró que tener centrales de mezclas propiedad del Estado mexicano “sí es un cambio muy radical. Es normal que haya mucho enojo por quienes durante muchos años tuvieron un servicio que básicamente no podían las instituciones salirse de él, pero, bueno, eso está por terminarse muy pronto”.



















