Este texto abordará una situación de tensión política que se ha configurado en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) desde hace varios años. Sin embargo, ha tenido su clímax en los últimos meses. Este escenario se ha caracterizado por la efervescencia política y la polarización. Por un lado, están los trabajadores que exigen justicia laboral. Así como estudiantes y profesores, quienes impulsan un movimiento democratizador en la institución educativa. Y por otro, las autoridades de la misma.
No es para menos. Además de la precarización y abusos que han sido denunciados por trabajadores, han sido ventiladas diversas operaciones financieras multimillonarias sin licitar –las cuales serán desglosadas y citadas más adelante–. Supuestamente, fueron llevadas a cabo por funcionarios de primer nivel.
Se trata de compras a sobreprecios que han beneficiado a militantes del Partido Sinaloense (PAS), los cuales también son directivos de la UAS. Pero las ganancias son dirigidas a un personaje en particular: Héctor Melesio Cuén Díaz.
A razón ello, el 3 de julio la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción –parte de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa– hizo llegar una solicitud al Poder Judicial del Estado. En ésta, se solicitaba que los funcionarios de la UAS –los cuales serán mencionados más adelante– sean citados para una Audiencia de Formulación de Imputación de delitos. Misma que quedó programada para el 21 de julio.
En este contexto, las autoridades de la universidad han lanzado acusaciones de una supuesta “persecución política” del Gobierno del Estado. El 7 de julio, el rector de la UAS efectuó una marcha junto a la cúpula del Partido Sinaloense (PAS). Cientos de camiones llevaron a miles de militantes de dicho partido y trabajadores universitarios a las calles de Culiacán. Ésto con el fin de exigir respeto a los derechos humanos y un alto a la violencia en Sinaloa. Dicha congregación fue llamada “Marcha por la Paz y la Concordia”.
¿Qué tiene que ver el Partido Sinaloense con la UAS? ¿Quién es Héctor Melesio Cuén Díaz? ¿Qué tiene que ver una marcha por la paz y en defensa de los derechos humanos encabezada por dirigentes del PAS y el rector de la UAS con el proceso judicial contra funcionarios universitarios?
Para efectos de dar claridad expositiva a este texto, se presentarán algunos datos que muestran las dimensiones económicas de las operaciones financieras aludidas en un primer momento, así como el papel que han jugado el PAS y funcionarios universitarios en ellas. A continuación, se abordará la cuestión de las denuncias de represión llevadas a cabo por trabajadores y estudiantes de la UAS en contra de la rectoría. Por último, se hablará de los verdaderos objetivos de la mencionada “Marcha por la Paz”.
El PAS, la familia Cuén Díaz y el desfalco a la UAS
Hablar del PAS y de la familia Cuén Díaz es hablar de un cacicazgo que controla a la UAS desde 2005. Dominio ejercido a través de dinámicas y mecanismos clientelares. Además de corrupción y violencia que es ejercida sobre sus opositores políticos. Sobre todo, en contra de integrantes de la comunidad universitaria –quienes han impulsado iniciativas para democratizar a la Máxima Casa de Estudios de Sinaloa– y trabajadores –que exigen justicia laboral–.
Podríamos decir que es una forma de gobernanza, la cual gira en torno a un personaje político central. En este caso, dicho personaje es Héctor Melesio Cuén Ojeda, ex rector de la UAS (2005-2009). Es fundador y líder moral del PAS, así como padre de Héctor Melesio Cuén Díaz. Este joven empresario era titular de la Dirección de Bienes e Inventarios de la UAS hasta finales de mayo de este año. Antes de su último puesto, fue director de la Torre Académica de la Unidad Regional Centro de la UAS.
No ha sido el único integrante de la familia Cuén Díaz que ha ocupado puestos directivos en la universidad. Sus hermanas, Angélica María Cuén Díaz y Mónica María Cuén Díaz, tuvieron plazas como directora B en la mencionada torre académica y como directora C en la dirección de actividades artísticas en el actual periodo de rectoría. Ambas contaban con jugosísimos sueldos.
Los tres flamantes juniors fueron destituidos –formalmente renunciaron a sus puestos en mayo–. Fue un resultado directo a la presión política y mediática desatada luego de que se comenzaran a publicar notas por el supuesto enriquecimiento inexplicable de la familia.
Los Cuén Díaz veían venir estos acontecimientos. Días después la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica interpuso una denuncia en la Fiscalía General del Estado de Sinaloa en contra de integrantes del Comité de Adquisiciones, Arrendamientos, Servicios y Obra Pública. Entre ellos, destacan Melesio Cuén Jr., el rector de la UAS, Jesús Madueña y Robespierre Lizárraga Otero –director de asuntos jurídicos de la universidad, militante del PAS y exdiputado local por dicho partido–.
Durante los últimos 13 años la familia Cuén Díaz ha amasado un patrimonio calculado en 123 millones de pesos. Después de que Melesio Cuén padre fue rector de la UAS (2005-2009) y hasta el 2022 su familia se ha hecho de nada más y nada menos que 70 propiedades.
En términos generales y hasta donde se sabe, el desfalco a la UAS se desglosa de la siguiente manera: 3 mil 500 millones de pesos en impuestos que la universidad descontó de la nómina a sus trabajadores y que no pagó al SAT; 18 millones de pesos en la compra de tortillas durante la pandemia (https://shorturl.at/hrxG1); 30 millones de pesos en la compra de carne y pollo (https://shorturl.at/wEFO4); 56 millones 800 mil pesos en la compra de pantalones Levis y lonas, adquiridos a sobreprecio (https://shorturl.at/mNRZ8); 526 millones de pesos en diversas compras irregulares que la UAS ha hecho a proveedores vinculados a la familia Cuén Díaz y funcionarios universitarios (https://shorturl.at/fySX8). Y más de 80 millones de pesos invertidos en publicidad y bots. Éstos eran utlizados para difundir una “buena imagen de la universidad” por un lado. Y por el otro, para desatar una guerra sucia contra adversarios políticos y periodistas que han evidenciado lo que sucede en la UAS.
El informe del rector Jesús Madueña y la “Marcha por la Paz”: entre violencia porril y demandas por corrupción
El 8 de junio el rector de la UAS, Jesús Madueña, rindió su segundo informe de labores. En este mismo contexto, los trabajadores universitarios han estado impulsando protestas durante los últimos meses. Mientras tanto, los estudiantes han efectuado encuestas sobre la necesidad de una nueva Ley Orgánica entre la comunidad universitaria. Al tiempo que se da la difusión mediática del desfalco desglosado con anterioridad.
El día del informe el rector omitió hablar de las compras sin licitar. Mientras el evento transcurría, la presencia de trabajadores no se hizo esperar. En pleno derecho de manifestarse en vía pública, se posicionaron en la calle que da entrada a la torre de rectoría y comenzaron a lanzar consignas como “fuera el PAS de la UAS”. De igual manera, exigieron mejores condiciones laborales, así como un alto total a las agresiones institucionales y físicas que funcionarios universitarios y porros cuenistas ejercen contra ellos.
La respuesta de rectoría tampoco demoró. Un grupo de porros –acompañados de personal de seguridad universitaria– salió de la rectoría. Propinaron una verdadera golpiza a los trabajadores, a quienes superaban en número. Sin embargo, las agresiones no pararon ahí: los porros –en su euforia represiva– atacaron a un periodista del semanario RíoDoce, el cual cubría el evento y se encontraba grabando lo que sucedía en la calle.
Estas muestras de hostilidad no han sido las únicas. A inicios de mayo un estudiante de la UAS –integrante del movimiento por la democratización de dicha universidad– denunció un atentado contra su vida en redes sociales. El mismo fue llevado a cabo por autoridades cuenistas.
Queda claro. La libertad de expresión y la libre manifestación no son derechos para los dirigentes del cacicazgo que controla a la UAS. Están dispuestos a todo con tal de callar cualquier voz que haga evidente lo que está pasando en la universidad.
A pesar de la violencia, con la cual actúa el cuenismo y los evidentes atropellos a los derechos humanos y laborales que comete, el 7 de julio las autoridades de la UAS impulsaron la “Marcha por la Paz y la Concordia” en conjunto con el PAS y el PRD. Fue encabezada –con total cinismo– por el rector Jesús Madueña y el cacique Melesio Cuén Ojeda.
En realidad, no fue la “Marcha por la Paz”, sino la “Marcha por el PAS”. Una protesta, cuyo verdadero objetivo es ejercer presión en las calles. De esta manera, pretenden forzar a las instancias de impartición de justicia correspondientes a detener los procesos judiciales contra los funcionarios universitarios ligados al PAS acusados del desfalco de la UAS.
En grupos de WhatsApp de trabajadores afines al PAS, los directivos convocaron –o más bien, exigieron– ir a la marcha por indicaciones del líder –Melesio Cuén Ojeda–. Ésto con el objetivo de “mostrar el power”. Además, expresó que si el gobierno de Sinaloa “le sube el tono”, habrá más eventos de ese tipo.
No obstante, hay que decirlo claro: la comunidad estudiantil sí debe salir a las calles. Salir a exigir castigo a los Cuén Díaz y a los dirigentes del PAS, quienes sostienen el cacicazgo de la familia en la UAS. A exigir que se solucione la situación financiera de la universidad mediante la expropiación de las propiedades que Cuén, los funcionarios universitarios y los dirigentes del PAS han amasado a través de la corrupción, la precarización de los trabajadores y la violencia brutal que ejercen contra la comunidad universitaria democrática. A exigir mayor financiamiento en beneficio real de los trabajadores académicos y administrativos y del alumnado. Y a exigir una verdadera democratización de la universidad.
Sólo se podría lograr por medio de un movimiento fuerte e independiente del gobierno del Estado y de los políticos del régimen electoral mexicano, incluido Morena. Este último ha demostrado que estará dispuesto a llevar a cabo pactos de impunidad con el cacicazgo cuenista si sus intereses así lo requieren en el marco de la coyuntura política.
Tal como lo demuestra la redituable alianza que el PAS logró con el partido oficialista para la elección gubernamental en 2021 –la cual rescató al primero de una inminente desaparición–. Igualmente, está el hecho de que Adán Augusto López –exsecretario de Gobierno federal y actual aspirante a candidato presidencial por Morena– apoya a Héctor Melesio Cuén Ojeda. Para muestra un botón. Sólo hay que revisar la página oficial de Facebook del cacique.
Norberto Soto Sánchez*
*Psicólogo y maestro en ciencias de la educación por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Actualmente, doctorante en la UPN Ajusco. Interesado en temas de violencia política en educación superior.