Es un timbre de orgullo la forma de actuar del embajador mexicano Pablo Monroy Conesa, quien por defender la tradición diplomática de dar asilo político fue declarado ‘persona non grata’ por el actual gobierno de Perú. Ello, patentiza que México cumple con brindar apoyo a quien vive en riesgo y para quienes son perseguidos, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador. En ese contexto, felicitó al diplomático mexicano por su destacado trabajo.
Desde Villahermosa, Tabasco, en su conferencia añadió que en el gobierno del expresidente Lázaro Cárdenas, México abrió las puertas a exiliados españoles, después se hizo con judíos y perseguidos de los golpes de Estado en Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador y varios países de América Latina.
Recientemente en una operación especial se rescató al expresidente de Bolivia, Evo Morales. Y ahora a la familia del presidente Pedro Castillo, expuso el primer mandatario. Sobre la posibilidad de extradición a Perú de la señora Lilia Paredes, el titular del Ejecutivo federal mexicano indicó que el caso está en etapa de investigación y por el momento no hay nada en firme.
La esposa del presidente peruano –depuesto mediante un golpe de Estado– llegó a México el pasado miércoles 21 de diciembre de 2022, acompañada por sus hijos menores de edad.
En la conferencia matutina, el embajador Monroy Conesa reportó que antes de salir del Perú se cumplió con tres objetivos: el primero, velar por la seguridad de todos los mexicanos afectados por los hechos del pasado 7 de diciembre. Pues había alrededor de 500 connacionales de los cuales el 90 por ciento ya está en México y el resto en tránsito.
Segundo, se puso a salvo a las personas que temían por su vida, entre ellas la esposa del presidente Pedro Castillo, Lilia Paredes y sus hijos.
Y, tercero, México se mantuvo muy atento a los acontecimientos del Perú, mediante el intercambio de información fidedigna para salvaguardar la integridad de todos los mexicanos residentes y quien pudiera solicitar ayuda. Asimismo, para advertir situaciones que pudieran vulnerar derechos humanos sin intervencionismo sino con una postura legítima.
En la víspera, el primer mandatario mexicano ha dicho que México no romperá relaciones con Perú, pese a que ese gobierno expulsó al embajador Monroy. “No vamos a expulsar a nadie”, afirmó luego de que se pretextara una posición injerencista de parte del gobierno de México.
Hay que recordar que el presidente Pedro Castillo fue depuesto en un golpe de Estado que benefició a Dina Boluarte, a quien el Ejecutivo mexicano no reconoce como presidenta legítima de Perú.
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