“Ayer [19 de septiembre] alguien propuso que por qué no los expresidentes pasaban a ser senadores. Lo voy a decir de manera muy coloquial: zafo, o sea, a mí que no metan en eso”, señaló esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador. Ello, luego de que el senador morenista Alejandro Rojas Díaz-Durán presentara una iniciativa que establece que los expresidentes de la República que concluyan su mandato pueden ocupar una curul en el Senado por seis años de forma directa y honoraria (sin derecho a dieta); es decir, sin ser electos por el pueblo.
“Yo ya lo he dicho: soy un hombre con convicciones y de palabra. A mí me queda un año y 10 días, y yo ya termino, entrego la banda presidencial y me jubilo, y no acepto ningún cargo hacia adelante, ni nacional ni en el extranjero. Y no voy a participar en un ningún evento, ni académico, ni político, nada, absolutamente. Y no vuelvo a opinar sobre cuestiones políticas, no voy a tener comunicación con redes, voy a cancelar completamente mi Twitter, mi Face, completamente”, reiteró el primer mandatario.
En su conferencia desde Palacio Nacional, advirtió no va a recibir a nadie que le vaya a plantear asuntos vinculados a la política. Incluso, indicó que cuando lo visiten en Palenque, ni siquiera con sus hijos hablará de ello, porque es un tema vedado. “Podemos hablar de la historia, la filosofía, la música, el béisbol, sí, ahora sí voy a tener más tiempo también para el béisbol”.
López Obrador indicó que se va a dedicar a escribir un libro sobre el pensamiento conservador en México, que planea publicar a los tres o cuatro años de haber entregado el gobierno.
“Como es un trabajo de investigación que va a requerir analizar muchas fuentes históricas, desde el Chilam Balam hasta lo que se pueda, que ya está investigado, de glifos. Toda la experiencia oral, porque no quiero el pensamiento de la llegada de los españoles a la fecha, no, lo más importante es conocer el México profundo, porque no está estudiado, no está analizado. Lo que haya en códices, lo que escribieron los primeros soldados europeos, los frailes que llegaron y todo lo que todavía se mantiene, porque son tradiciones, son costumbres que se han ido transmitiendo de generación en generación y están ahí, y eso es lo que somos como mexicanos. Entonces, eso me va a llevar mucho tiempo, como tres, cuatro años”, indicó.
Además, detalló que escribirá un último libro sobre política que va a terminar en diciembre de 2023, pues ya avanzó, y será publicado en marzo. “Entonces, no voy a participar en nada, esto por lo del Senado, y ninguna otra misión. Ya viene el relevo generacional. Estoy contento también por eso, porque va a haber continuidad con cambio, estoy seguro. Y, además, como dicen mis adversarios, y tienen en eso un poco de razón, ya estoy chocheando, ya, ya”.
El presidente de la República indicó que está avisando con tiempo a todos sus amigos que no pierdan su tiempo en irlo a ver en su retiro para pedirle ayuda con alguna gestión o trámite porque no va a poder hacerlo. “O sea, también lo tengo que ir diciendo. ‘Lo voy a ir a ver a Palenque –también–, su escrito’; seguramente alguien que me acompañe lo va a recibir, pero yo no voy a tener ya ninguna injerencia de nada. Ahora, que nos vamos a seguir queriendo, hasta el último día de nuestras vidas, ahora sí que es amor eterno, pero ya quiero cerrar el ciclo”.
Agregó que de lo contrario podría acabar sintiéndose insustituible. “Se cae hasta en lo que se conoció cuando dominó tanto tiempo Porfirio Díaz, se le llamó ‘el necesariato’, y nada de jefe máximo, ni caudillo, ni líder moral, ni mucho menos cacique. Nada. Ya vienen nuevos, son muy buenos, mucho, mucho muy buenos, por eso estoy contento; además, ya estamos terminando de sentar las bases de la transformación. ¿Y quién es el motor del cambio? El pueblo. Entonces, no hay nada ya que preocuparnos”.
Y señaló estar seguro de que quienes lo sustituyan van a darle continuidad a la transformación. “La gente ya no va a aceptar la corrupción y la manipulación, la humillación, el racismo, el clasismo, no, no, y no se va a dejar engañar. Perdió tiempo la oposición porque, también, son muy poderosos económicamente, pero también muy limitados en lo político, que es un oficio, y su misma prepotencia, arrogancia y la costumbre de que ellos eran los dueños de México los hizo perder sensibilidad, hasta el sentido común, que es el menos común de los sentidos, juicio práctico. Se dedicaron a decir: ‘se está arruinando México, se va a caer México, padecemos de una tiranía, ahí se viene la crisis económica, hay que comprar dolaritos’, etcétera, etcétera, etcétera, y no fueron capaces […] de entender los sentimientos de la gente”.
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