Ante la concentración excesiva de dióxido de azufre que presenta la atmósfera de ciudades del país, Greenpeace exigió a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) revisar la actualización de la Norma Oficial Mexicana-022 sobre calidad del aire. Lo anterior para reducir los niveles del gas contaminante, responsable de la muerte de más de 17 mil personas al año.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el valor límite permitido de dióxido de azufre en el aire es de 20 microgramos por metro cúbico, mientras que en México, la NOM-022 avala la concentración de 288, valor que sobrepasa en más de 10 veces el límite de la organización.
“Tenemos un panorama de emergencia a nivel nacional, que no se ha visto de esa manera, basta atender el dato en donde son aproximadamente 17 mil muertes anuales por [la mala calidad del aire] en todo el país. Eso nos coloca sin duda alguna en un panorama de emergencia de salud”, afirma en entrevista con Contralínea Carlos Samayoa, coordinador de la campaña de movilidad de Greenpeace.
Por esto, la actualización de la norma (PROY-NOM-022-SSA1-2017), resulta insuficiente, ya de que de acuerdo con Samayoa, “sería imposible garantizar el derecho humano a la salud, especialmente en zonas metropolitanas” por la cantidad de dióxido de azufre, la cual sigue por encima ese límite, al reducirse solo a 104.8 microgramos en su última revisión.
Es importante destacar que esta norma es un tema que no se volverá a discutir sino hasta 2023, por lo que debe velarse por la protección de la salud y los derechos humanos de los mexicanos.
Es por ello que Greenpeace exige una actualización de la NOM-022 que se adecue a los estándares fijados por la OMS, puesto que se trata de un derecho humano universal que, de no garantizarse, afectaría la calidad de vida de la población, siendo el sector de la población más afectado adultos mayores, niños y adolescentes.
El dióxido de azufre es un compuesto químico, causante de la lluvia ácida y liberado en múltiples procesos de combustión. Es usado en la industria de la fumigación como desinfectante y decolorante y su exposición por periodos prolongados puede provocar desde dificultad para respirar y asma, hasta paros cardiacos, o colapsos circulatorios que causen la muerte.
Fabián Vega