“Insultos, ofensas, baños de agua que nos tiran encima”, son tan sólo algunos de los malos tratos que han recibido integrantes de la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Trasvesti, Intersexual, Queer y Asexual (LGBTTTIQA), que integran la caravana migrante que atraviesa el país.
Siempre vestidos de forma llamativa, con playeras de colores chillantes y arremangadas a la altura del pecho, dejan descubierta y a merced de un calor abrazador el área de su abdomen. Piel quemada por el sol, cuyo color se ha tornado de un cobre intenso que recorre desde su cara hasta sus piernas, las cuales exhiben con un par de bermudas.
Los malos tratos “los soportamos porque queremos tener un mejor futuro”, explica –con ligero desánimo– Nancy Teresa, quien ha sido denigrada dentro de la caravana y durante su estancia en la misma, toda vez que se encuentra ya bajo el resguardo de las autoridades capitalinas.
“Los mexicanos se han portado excelentemente. De la caravana han salido algunos hondureños que se portan bien agresivos con nosotras, pero lo importante es que vamos hacia adelante”, concluye.
Nancy es una migrante transgénero que emigró de Honduras rumbo a Estados Unidos con la esperanza de terminar su carrera, “la carrera que alucino estudiar es Leyes”.
Por desgracia este tipo de maltratos, característicos de la discriminación, no son exclusivos en el caso de Nancy Teresa; el rechazo hacia la preferencia sexual, identidad de género, o apariencia, se vuelve una constante dentro de la caravana cuando al igual que ella, a Jonathan, adolescente hondureño, se le denigra por ser homosexual en su país de origen.
La discriminación y la pobreza han sido los dos grandes motivos que lo obligaron a escapar de su país, “hay muchas personas que nos han discriminado tanto en la caravana como en los países de Centroamérica. México se ha portado tan lindo con nosotros, nunca habíamos tenido una experiencia así”.
Alexa es otra migrante transgénero que termina por confirmar la situación por la que atraviesa la población hondureña en un par de palabras: “en Honduras hay matanzas, muchos ladrones y no hay trabajo”, por lo que ante tales condiciones ella no piensa volver a su país.
Por su parte Eruviel, migrante transgénero, quien lleva más de 25 días en México, destaca que el apoyo de las autoridades mexicanas ha sido reconfortante.
El principal actor que destaca de entre los stands por su bandera multicolor (símbolo de la comunidad LGBTTTIQA), es el del Consejo para Prevenir la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), quienes han velado por la seguridad de la comunidad.
“Estas personas de la comunidad se acercaron para pedir apoyo porque en algún momento no se sentían tan seguras, se logró que ellos tuvieran un espacio aparte, para que pudieran estar durmiendo ahí y se sientan con mayor tranquilidad; se esperaba que no se les estuviera molestando”, enfatizó María de Jesús Treviño, miembro del Copred.
Dentro del albergue, ubicado en el estadio Jesús Martínez, Palillo, se les puede encontrar, formados en las filas para recibir atenciones médicas, ropa y alimento.
Todo es donado por organizaciones de la sociedad civil, gobierno y ciudadanos que desean apoyar en el recorrido de los migrantes.
La mayoría de ellos no contemplan regresar a su país, así que en caso de no lograr sus objetivos (cruzar hacia Estados Unidos) buscarían obtener asilo en México.
Fabián Vega