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Crecimiento económico global contrasta con el alza del hambre

Crecimiento económico global contrasta con el alza del hambre

Balanza

La Habana, Cuba. Organismos internacionales aseguran que la economía mundial y, en particular la latinoamericana, avanzan en 2017 con respecto a 2016,  al tiempo que los datos muestran un incremento global en las personas que padecen hambre.

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Estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) apuntan que la región al concluir el año alcance una expansión de 1.2 por ciento, cifra revisada al alza frente a la pronosticada en julio.

Para 2018 prevén un repunte de 2.2 por ciento, mejor previsión desde el año 2013.

Alerta la Cepal que lograr un crecimiento económico con mayor dinamismo y sostenido en el área dependerá de la capacidad de los países para adoptar políticas dirigidas  a apoyar  la inversión, cuestión primordial en aras de disminuir los efectos externos negativos y de esta forma evitar serias consecuencias en el desempeño en el mediano y el largo plazos.

Ante ese panorama, el organismo exhorta a potenciar la inversión pública y privada, así como a diversificar la estructura productiva con mayor valor agregado e incorporación de tecnología y conocimiento.

En cuanto al comportamiento económico regional, la Cepal señala que se aprecian diferencias notables.

Ejemplificó que en América del Sur, especializada en la producción de petróleo, minerales y alimentos, progresará a una tasa  del 0.7 por ciento en 2017, luego de dos años de contracción económica. En 2018 espera un incremento de hasta el 2 por ciento.

Mientras, en Centroamérica la progresión será mayor, al 3.4 por ciento para este año y al 3.5 por ciento para el siguiente.

Sin embargo, en el Caribe la proyección es solo del 0.3 por ciento para 2017, dato revisado a la baja frente al análisis de julio, debido a los daños causados por el impacto de los huracanes Irma y María.

Las expectativas de avance para América Latina y el Caribe son insuficientes ante las necesidades de la región.

Un reciente estudio de la Organización de las Naciones Unidas  para la  Agricultura y la Alimentación (FAO), asegura que en el área unos 42.5 millones de personas no contaban con la cantidad suficiente de alimentos para vivir en 2016.

El dato contrasta con el descenso prolongado de ese indicador en los años precedentes, y representa el 6.6 por ciento de la población regional, donde el hambre aquejó a 2.5 millones más de individuos frente a los registros de 2015.

Economía global

El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprecia en el orbe un repunte de la actividad económica y asegura que para este año se expandirá hasta el 3.6 por ciento desde el 3.2 de 2016, la tasa más baja desde la crisis financiera internacional que estalló en 2009. Para el año próximo, el avance será de 3.7 por ciento.

Los resultados se deben –según el FMI– a que las revisiones al alza en la Eurozona, Japón, y en economías emergentes, compensan las previsiones a la baja para Estados Unidos y Reino Unido.

El Fondo asevera que la actividad británica se desaceleró más de lo previsto en el primer semestre de 2017, mientras que en Estados Unidos predomina una significativa incertidumbre en torno a la política económica.

De acuerdo con las proyecciones, el crecimiento se intensificará este año y el próximo en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, respaldado por la mejora de los factores externos: un entorno financiero mundial favorable y la recuperación de las economías avanzadas.

Sin  embargo, el FMI en sus proyecciones alerta que a mediano plazo persisten los riesgos a la baja debido a varias posibilidades peligrosas, como un rápido y sustancial deterioro de las condiciones financieras mundiales, trastornos en  los mercados emergentes y la baja inflación en las economías avanzadas.

Unido a ello, la implementación de políticas aislacionistas, como el proteccionismo, reduciría los flujos de comercio internacional e inversión, con una seria repercusión en el crecimiento mundial.

Otros factores identificados por el Fondo como peligrosos, son los no económicos, entre los cuales se incluyen las tensiones geopolíticas, desavenencias internas, riesgos derivados de la mala gobernanza y la corrupción, así como fenómenos meteorológicos extremos, el terrorismo y problemas de seguridad.

Ante la persistente disparidad económica global, el FMI propuso el respaldo a los países de bajos ingresos en su avance hacia las metas de desarrollo, así como  la adopción de medidas para la mitigación y adaptación del cambio climático.

Recuerda que muchas de las economías con menos recursos son las que sufren las peores consecuencias del aumento de las temperaturas y el cambio de los patrones meteorológicos.

No obstante, en los análisis del FMI no aparecen detalladas las diferencias que separan a las  regiones más ricas de las más pobres, ni se proponen medidas efectivas que reduzcan esa brecha cada vez más distante.

Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),  el producto interno bruto (PIB) global también crecerá en 2017 y 2018, aunque aboga por mayor acción política para que la recuperación sea sólida e inclusiva.

Esa entidad, con sede en París, pronostica que el PIB global crecerá en 3.5 por ciento este año y en 3.7 en 2018.

Sin embargo,  al igual que el FMI alerta que la progresión no es lo suficientemente sólida e integradora, por lo cual para 2019 se prevé una desaceleración al 3.6 por ciento.

La OCDE es una organización que agrupa a 35 países de varios continentes que representan aproximadamente el 70 por ciento del mercado mundial y el 80 por del PIB global.

Esos organismos internacionales vaticinan expectativas económicas más halagüeñas, empero el hambre, la subalimentación y el desempleo siguen afectando a millones de personas en el orbe.

Teyuné Díaz Díaz/Prensa Latina

[OPINIÓN]