El título del presente artículo también podría ser: “Del cuenismo o la universidad-partido. El caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y el Partido Sinaloense (Pas)”.
El fenómeno sociológico en el plano de la educación media-superior/superior que en Sinaloa es conocido como el “cuenismo” nos habla de un orden institucional establecido al interior de la UAS desde hace más o menos 15 años y a partir del cual se dio nacimiento al Partido Sinaloense. El fenómeno al que nos referimos comienza a establecerse gracias a la reforma a la Ley Orgánica de la universidad que Héctor Melesio Cuén Ojeda (exrector de la UAS y actual presidente estatal del Partido Sinaloense) logra durante su período de rectoría y que, de manera general y retomando el aspecto más notable de la misma a nivel político, consistió en un cambio radical en las formas de elegir a autoridades universitarias: se sustituye el voto paritario de la totalidad de la comunidad universitaria en la elección de funcionarios y representantes universitarios por mecanismos administrativos (elección de directores por parte únicamente del Consejo Universitario y de la Comisión de Postulación; en cuanto a los consejeros universitarios, éstos son elegidos por estudiantes y profesores, mas la participación en dicha elección se encuentra marcada por la apatía y la opacidad; condición que brinda apariencia democrática a dicha práctica) más compactos que permitieran, a nivel práctico, la manipulación política de aquellos por parte de un grupo político que tiene secuestrada a la Universidad desde 2005 aproximadamente.
Existen casos a través de los cuales puede ser constatada la aguda situación de precariedad laboral, tráfico de influencias y corrupción que ha sido normalizada en la percepción de la comunidad universitaria, y en los cuales se evidencia la realidad institucional detrás de la distópica retórica de “acreditación de programas”, “excelencia académica”, “mejora continua”, y “universidad con valores” tan mencionada en los discursos del rector Juan Eulogio Guerra Liera.
Algunos ejemplos de atropello a los derechos laborales a causa de la dinámica institucional que se vive en la universidad/partido se encuentran expuestos en la demanda 4-24/2018 interpuesta frente a la Junta Local Especial 1 de Culiacán, Sinaloa, y entre ellos podemos encontrar: omisión del salario sin posibilidad de retroactivo; ausencia total de prestaciones laborales; condicionamiento, por un lado, en la asignación y promoción de espacios laborales y, por otro, negociación de calificación con estudiantes a cambio de activismo político para favorecer al Partido Sinaloense y sumisión absoluta al orden administrativo vigente.
Pero, además, de este caso se desprenden evidencias que prueban de manera fehaciente la forma en que autoridades universitarias condicionan los requerimientos más elementales propios de la formación académica de los estudiantes ya que (en palabras de directivos que han sido grabados en flagrancia), ellos “deben implicarse” en el activismo político del Partido Sinaloense si quieren tener “calidad moral” para exigir aulas de calidad, bibliotecas o centros de cómputo; asimismo, es notoria la inexistencia de libertad de cátedra, pues el quehacer docente no escapa al escrutinio minucioso y omnipresente de un dispositivo panóptico que, desde lo “políticamente correcto” a juicio de las autoridades universitarias, supervisa la más amplia generalidad de la vida académica: se puede realizar cualquier actividad docente, abordar cualquier tema y de cualquier manera, establecer cualquier discusión de ideas, o realizar cualquier foro, siempre y cuando no evidencie la existencia de la “Universidad-Partido” y/o realice una crítica contra ésta o alguno de sus dirigentes…
Podría parecer esto un asunto menor, pero dada la abrumadora influencia y presencia que tiene el Partido en la Universidad, todo docente y trabajador universitario debe cuidarse de no establecer un diálogo o discusión que pueda ser malinterpretada por los dirigentes pasistas que son, a su vez, directivos universitarios; por si el abanico de arbitrariedades y abusos no fuera suficiente, autoridades universitarias lanzan amenazas de difamación y agresiones a todo trabajador que pretenda ejercer su derecho a defenderse por la vía legal.
Dentro de la demanda referida anteriormente, se menciona una situación que data de los últimos 4 años, es decir, desde 2015, los cuales, es subrayado, los actores de la demanda han vivido una situación de acoso, difamación y agresiones que las autoridades universitarias, la administración de la Unidad Académica de Psicología, Mazatlán, y la dirigencia del Pas han empleado contra ellos, sino también contra su familia (situación que los orilló a abandonar su estado natal, Sinaloa, para salvaguardar su integridad física y sicológica). A partir de esto, bien se puede afirmar que la embestida autoritaria de rectoría y del Pas ha alcanzado ya el estatus de persecución política… además, quedan evidenciados los métodos desproporcionados que Héctor Melesio Cuén Ojeda, los dirigentes del Pas y directivos de la UAS emplean contra opositores políticos.
Dentro de dicho caso también es señalado que, dadas sus particularidades y el tipo de hostilidades ejercidas por autoridades de la UAS, los demandantes se vieron obligados a recabar pruebas para la defensa de su integridad moral, las cuales, se reitera, se encuentran a disposición de ser presentadas en cualquier momento frente a cualquier instancia, y ya han sido publicadas en el canal de Youtube llamado “Regeneración Universidad Autónoma de Sinaloa”, así como en una queja que se hizo llegar a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), con folio 43643/2019, con el objetivo de garantizar la imparcialidad de la Junta antes mencionada y de poner un alto a las agresiones de Melesio Cuén, de su Partido Sinaloense y de las autoridades universitarias contra los trabajadores universitarios. De igual manera, en dicha queja, se manifiesta la falta de confianza que se tiene en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sinaloa (CEDHS), pues en ella ejerce una abrumadora influencia Angélica Díaz de Cuén, quien es diputada local del Pas y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del. Congreso de ese estado, además de ser esposa de Melesio Cuén.
Por si todo esto no fuera suficiente, una ponencia elaborada por los actores bajo el título “Sobre la mejora continua y la universidad con valores” (folio 0519) para el foro educativo denominado “Educar para el bienestar” que se llevó a cabo el 20 de noviembre de 2018 por autoridades de la UAS, en la cual se pretendía exponer toda esta situación, fue censurada.
De todo esto se infiere la necesidad de realizar una crítica al orden institucional faccioso dentro de la UAS, la cual debe ser dirigida a un aspecto fundamental de la vida institucional de la misma y de la autonomía universitaria en general: los procesos de admisión, adscripción y promoción del personal docente y administrativo que labora en universidades autónomas. Para el caso particular de la casa rosalina, dichos procesos se encuentran en la opacidad total, situación que para nada preocupa a la actual administración de rectoría: en la Universidad-Partido, la prioridad siempre es el partido.
Así, concluimos: el caso en cuestión reúne las características de muchos otros casos que han surgido en el contexto de un complejo fenómeno sociológico de educación superior en el que puede observarse cómo, desde 2012, una universidad pública ha dado nacimiento y brinda sostén estructural y económico a un partido político, relación que ha lacerado severamente los derechos de la comunidad universitaria, la vida académica y el desarrollo de una institución educativa tan importante como la Universidad Autónoma de Sinaloa, amén de haber creado condiciones favorables para prácticas de abusos institucionales, corrupción y tráfico de influencias dentro de esta centenaria casa de estudios.
Norberto Soto Sánchez*
*Maestro en educación y soicólogo por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Catedrático de la misma institución
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