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Faltan recursos para programa nacional de desarme

Faltan recursos para programa nacional de desarme

Los programas de intercambio de armas por aparatos electrodomésticos y despensas impulsados por la Secretaría de la Defensa Nacional revelan que entre la sociedad mexicana circulan miles de armas de fuego; muchas de éstas, de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, como fusiles de asalto y lanzagranadas. En entidades como Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas y el Distrito Federal, los recursos no han sido suficientes para canjear todas las armas que los ciudadanos han presentado. Mientras se lleva a cabo el programa de desarme, la Sedena también mantiene otro en sentido contrario: en 3 años vendió más de 20 mil armas de fuego

Nadia Irene González/Contralínea Tamulipas
 
 
Matamoros, Tamaulipas. A juzgar por los resultados de los programas de canje de armas realizados en la frontera tamaulipeca, los residentes de la entidad son dueños de pistolas, escopetas y fusiles automáticos, cuya existencia había pasado casi inadvertida para las autoridades.
 
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el programa de canje de armas permite que cualquier pistola, rifle, escopeta o munición que se encuentre en posesión de los ciudadanos sea cambiada por artículos electrodomésticos de valor similar, con la garantía de que los dueños de los artefactos tendrán un trato confidencial y no serán investigados respecto del origen del armamento que entregan.
 
Aunque estos programas se han realizado con anterioridad en Tamaulipas, no ha sido sino desde hace un par de años que han comenzado a cobrar notoriedad entre la sociedad.
 
Esto ha provocado que de 2012 a la fecha se haya duplicado el número de armas entregadas voluntariamente por la población civil a las autoridades.
 
De acuerdo con reportes de dicha Secretaría, durante 2012 se canjearon 43 armas largas de uso exclusivo del Ejército, 17 armas cortas, 46 cargadores, 593 cartuchos de diferentes calibres y cinco granadas de humo.
 
A cambio de este arsenal, los ciudadanos recibieron desde vales de despensa hasta aparatos electrodomésticos.
 
Sin embargo, el más reciente de estos programas –realizado en Matamoros– arrojó que durante la primera semana de su aplicación se duplicó el número de artefactos entregados por particulares anónimos.
 
Rodrigo Herrera Huizar, comandante de la Guarnición de la Plaza, informó que en esta frontera se instalaron dos módulos para el intercambio de armas por vales de despensa, que estuvieron ubicados en la presidencia municipal y la zona militar, en el ejido La Venada.
 
“Garantizar que estas armas no sean usadas para lesionar a terceros es prioridad para la Secretaría de la Defensa Nacional y no se realiza ningún tipo de investigación por el uso o procedencia de las armas, pues lo que finalmente se busca es que no sean usadas en futuros eventos violentos”, señala en entrevista con Contralínea Tamaulipas el militar.
 
Durante la primera semana, más de 80 armas de todo tipo fueron entregadas para su canje por parte de los ciudadanos. Esto generó que los 60 mil pesos que las autoridades castrenses tenían destinados para todo el programa se terminaran en los primeros 7 días de su aplicación.
 
Fueron tantas las personas que acudieron al llamado de la Sedena que fue necesario que las autoridades municipales solicitaran el apoyo de la iniciativa privada para recolectar más recursos económicos y poder continuar con el intercambio.
 
Israel de León Medina, secretario del ayuntamiento de Matamoros, revela que gracias al apoyo de la iniciativa privada se lograron obtener alrededor de 22 mil pesos, que fueron suficientes para poder canjear otras 20 armas.
 
Ante esta situación, el presidente municipal Alfonso Sánchez Garza agradece a los integrantes de los organismos empresariales en la ciudad el apoyo para poder recolectar los recursos adicionales que se necesitaban para continuar con el programa.
 
“La verdad, estamos muy contentos por la respuesta que está teniendo la gente al entregar sus armas, lo que permite vivir en una ciudad con tranquilidad y paz, que es lo que está demandando la población en general.”
 
Sánchez Garza exhorta a los empresarios de Matamoros a seguir apoyando esta iniciativa, que busca reducir la cantidad de armamento que está en los domicilios de los residentes de esta frontera.
 

“Aquí hay de todo

 
Cuando se le pregunta al oficial del módulo qué armas son las más comunes en la ciudad dice, con ironía: “Es Matamoros, aquí hay de todo”.
 
Admite que esta frontera es considerada una de las más peligrosas del país por la cantidad de armas en poder de los civiles, por lo que es muy difícil determinar cuál es el arma más común.
 
Recuerda que hace 1 año se recibieron fusiles automáticos AR-15, AK-47 (también conocidos como cuernos de chivo), M-1 y hasta un lanzagranadas.
 
También se dieron algunos actos ejemplares, como el de un ciudadano que donó su arma calibre .22.
 
“Agradecemos el valor cívico de este ciudadano y lo conminamos a ser portador de una nueva opinión acerca del uso de las armas con el resto de la ciudadanía, sobre todo si se trata de algunas que son de elevada peligrosidad”, asegura el responsable del módulo.
 
Sin embargo, el creciente interés de la ciudadanía por participar en este programa ha provocado algunos problemas al momento de aplicarlo.
 
En Matamoros, por ejemplo, las personas que buscaban intercambiar su arma por vales de despensa tuvieron que esperar hasta 3 horas para poder cumplir con el trámite.
 
Incluso se dieron casos de personas que prefirieron irse del módulo con la promesa de que volverían más tarde.
 
Los problemas se incrementaron cuando se acabaron los recursos económicos disponibles para pagar el armamento que la población llevaba para su canje.
 
Incluso, algunos reportes periodísticos aseguran que en Matamoros decenas de personas se quedaron esperando poder cumplir con el proceso.
 
 

Una oferta atractiva

 
Las reglas de este programa contemplan que las personas que entregan su armamento pueden recibir un mínimo de 500 pesos en vales de despensa, lo que depende del estado en el que se encuentre lo que canjean.
 
Sin embargo, si lo que llevan es un fusil de asalto o un arma de uso exclusivo del Ejército, entonces el ciudadano puede recibir 5 mil pesos en vales de despensa o más.
 
Una de las ventajas de este proyecto es que las autoridades castrenses no realizan ningún tipo de investigación respecto a la persona o el arma que está entregando para su canje.
 
Esta particularidad ha generado que en otras entidades de la República esta iniciativa haya tenido un gran éxito.
 
Un ejemplo es Chihuahua, en donde en la más reciente edición del programa, las autoridades militares recibieron 2 mil 940 artefactos en un lapso de 2 semanas.
 
De acuerdo con los reportes en aquella entidad, fueron entregadas 56 pistolas, 13 rifles, 10 granadas, cinco escopetas y 2 mil 856 cartuchos útiles de diversos calibres.
 
Otras cifras oficiales revelan que entre 2001 y 2008 la Sedena ha intercambiado poco más de 53 mil armas por dinero, despensas y computadoras.
 
Baja California es la entidad que más permuta armas, con 16 mil 825 piezas, que van desde fusiles automáticos hasta pistolas hechizas. En segundo lugar se encuentra Chihuahua, con 8 mil 341; seguido por el Distrito Federal, con 4 mil 849; y luego Nuevo León, con 4 mil 449. Cabe señalar que el 60 por ciento de todo este armamento funciona.
 
Para el coordinador General de Operación Regional del gobierno de Tamaulipas, Florentino Aarón Sáenz Cobos, esta iniciativa es una buena oportunidad para que la población que tenga algún arma en su poder la intercambie por una licuadora, una computadora portátil o incluso una pantalla de plasma.
 

Las legales

 
Aunque en México la posesión de un arma de fuego (o más) para la legítima defensa del hogar y la integridad física es un derecho consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la práctica, la política del Estado sobre este tema es confusa: por un lado fomenta el desarme de los ciudadanos, y por el otro, comercializa municiones, pistolas, escopetas y hasta rifles semiautomáticos.
 
De acuerdo con información proporcionada por la Secretaría de la Defensa Nacional, a través de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, de 2009 a la fecha más de 1 mil 300 personas han recibido una licencia de porte de arma de fuego.
 
Datos de la misma Sedena revelan que en los últimos 3 años esa Secretaría (que es la única legalmente autorizada para hacerlo) ha vendido más de 20 mil armas largas y cortas a particulares.
 
Para realizar esta labor se creó la Unidad de Comercialización de Armamento y Municiones, que posteriormente fue denominada Dirección de Comercialización de Armamento y Municiones (DCAM).
 
El negocio ha sido redituable, pues según información proporcionada por la Sedena, en 2009 se vendieron 4 mil 934 armas largas y 3 mil 704 armas cortas; en 2010 se comercializaron 4 mil 379 armas largas y 3 mil 388 armas cortas; y hasta el 7 de septiembre de ese año se han vendido un total de 2 mil 631 armas largas y 2 mil 319 armas cortas. Más de 20 mil, en 3 años.
 
Para poder adquirir los productos que se publicitan en el propio portal de internet de la Secretaría  de la Defensa Nacional (www.sedena.gob.mx), el interesado debe acudir personalmente a las instalaciones de la dependencia ubicadas en la capital del país con el original de un permiso expedido por la Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos, además de cubrir en efectivo el importe de los artículos que pretende comprar, siempre y cuando éstos se encuentren en existencia.
 
Los tiradores mexicanos tienen la oportunidad de comprarle a la Sedena una gama de rifles, escopetas, pistolas y hasta fusiles semiautomáticos. Estas armas van desde las carabinas calibre 5.5 milímetros, hasta las escopetas calibre .20 y los rifles 30-06.
 
Sin embargo, los artículos que más llaman la atención son las carabinas y rifles semiautomáticos marca Colt calibre .22, que son idénticos a los fusiles M-16 y AR-15 que usan las Fuerzas Armadas. Además está el rifle semiautomático GSG calibre 22, que es igual al subfusil Heckler & Koch MP5 que utiliza municiones calibre .9 milímetros.
 
Además están las pistolas Walther modelo P22, SP22 M1 corta y SP22 M2 larga calibre .22, que son idénticas a las escuadras Glock que van de los .9 milímetros hasta las calibre .45.
 
Las personas interesadas en adquirir cualquiera de estos artículos deben contar con un permiso extraordinario para la adquisición de armas de fuego y cartuchos y presentarlo junto con su documentación en la ventanilla de ventas en mostrador de la DCAM.
 
Una vez que se autoriza el permiso (su trámite tarda un par de meses), el interesado debe presentarse en las instalaciones de la DCAM en la Ciudad de México con el original y copia de su permiso, además de una identificación oficial. Una vez en este lugar, tiene que pagar no solamente el costo del arma, sino un impuesto de 35 pesos por cada rifle, pistola o escopeta que vaya a adquirir.
 
Cabe señalar que para recibir el citado permiso el interesado debe presentar una fotocopia de la cartilla del Servicio Militar Nacional liberada o (si es mayor de 40 años) el acta de nacimiento certificada por la Oficina del Registro Civil.
 
En caso de que el comprador sea mujer, deberá presentar su acta de nacimiento certificada por la Oficina del Registro Civil, y si es extranjero, entonces requiere presentar la documentación que acredite su legal estancia en el país, como la forma FM2.
 
Además, los posibles compradores deberán presentar una carta de trabajo en la que especifiquen su puesto, antigüedad y percepciones, una carta de no antecedentes penales expedida por la Procuraduría General de Justicia del estado donde residan y que no tenga una antigüedad mayor a los 6 meses de expedida.
 
Otros documentos que se requieren son: copia de un comprobante de domicilio, copia de una identificación con fotografía y, en caso de que las armas sean solicitadas para tiro o cacería, una copia de la credencial del club cinegético al que el solicitante pertenece, donde se indique el día, mes y año del inicio y término de su membresía.
 
Recientemente la DCAM puso a disposición de sus usuarios la oportunidad de adquirir vía internet tanto armas como municiones, sin embargo, la única ventaja que ofrece esta opción es que el interesado puede pagar sus artículos a través de un depósito bancario, ya que de cualquier manera tendrá que viajar a la Ciudad de México para recoger sus productos. De hecho, la Sedena marca un plazo límite de 30 días para hacerlo.
 
Quienes lograron cumplir con todos estos requisitos reciben una factura por cada uno de los artículos adquiridos y una copia de un documento donde se le informa que todos sus datos personales y los de sus armas quedaron registrados en el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos.
 
Estos trámites son tan complicados que han promovido un floreciente mercado ilegal, principalmente en las comunidades fronterizas.
 
Y es que al otro lado del Río Bravo, la adquisición de (literalmente) cualquier pistola, escopeta o fusil de asalto requiere únicamente de la presentación de un comprobante de residencia legal en Estados Unidos. Debido a que ese país las leyes son más flexibles con la comercialización de estos productos (municiones, pistolas, rifles y escopetas) se venden casi sin ninguna restricción en armerías, casas de empeño y tiendas deportivas del territorio estadunidense. Incluso existen comercios que publicitan en sus folletos y portales de internet fusiles automáticos u otros armamentos de alto poder.
 
Por ello, cazadores, tiradores deportivos o particulares prefieren pagar una cuota que va de los 20 a los 50 dólares a algunos residentes legales en Estados Unidos que se dedican a comprar armas para ciudadanos mexicanos, mismos que posteriormente las introducen de contrabando al país.
 
Comprar el arma a la Sedena es apenas la mitad del trámite que el ciudadano tiene que cumplir para poder tener legalmente una pistola, rifle o escopeta.
 
De acuerdo con la ley, todos los propietarios de uno de estos artículos tienen que registrarlo ante la Secretaría de la Defensa Nacional, y para ello deben acudir a la zona militar más cercana y presentar el arma descargada, envuelta o en funda.
 
Además, se requiere mostrar una identificación vigente con fotografía, un comprobante de domicilio y la Clave Única de Registro de Población. Todos estos documentos tienen que ser en original y copia.
 
En caso de que el interesado sea integrante de un club cinegético, debe presentar original y copia de su credencial de afiliación. Si es ejidatario, comunero o jornalero, entonces tiene que mostrar un documento que ampare esta condición. Estos documentos vienen acompañados con el pago de un impuesto por la licencia.
 
Aunque la Sedena es la única instancia autorizada para la venta de armas, ha otorgado algunos permisos para que particulares vendan de manera legal municiones.
 
El problema es que existen muy pocos de estos establecimientos, por lo que los residentes de la zona fronteriza tienen que viajar cientos de kilómetros para poder comprar balas.
 
Quienes no desean exponerse a las sanciones que existen por la internación de parque o armamento procedente de Estados Unidos, tienen que acudir ya sea a Ciudad Victoria, Tamaulipas, o a Monterrey, Nuevo León, donde existen un puñado de comercios autorizados por la Secretaría de la Defensa Nacional para vender estos artefactos.
 
Viajar cientos de kilómetros para poder comprar balas de manera legal cuando pueden hacerlo cruzando la frontera ha provocado que muchas personas decidan jugarse su suerte al introducir de contrabando municiones y armamento.
 
Sin embargo, si las cosas salen mal, el costo es alto, pues de acuerdo con el artículo 84 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos se impondrán de 5 a 30 años de prisión “al partícipe en la introducción al territorio nacional, en forma clandestina, de armas, municiones, cartuchos, explosivos y materiales de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea [Mexicana] o sujetos a control, de acuerdo con esta ley”.
 
Este artículo contempla las mismas sanciones al servidor público que permita la introducción de estos materiales e, incluso, a la persona que adquiera dichos objetos para fines mercantiles.
 
Aun así, el contrabando hormiga de estos artículos es un problema que se sigue registrando en el país, debido a que son cada vez más las personas que requieren de armas y municiones para sentirse protegidas ante el clima de inseguridad que se vive en todas las regiones del país. (Con información de Gerardo Ramos)
 
  
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Fuente: Contralínea 329 / abril 2013