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Yaquis, en resistencia por el agua

Yaquis, en resistencia por el agua

Desde la Conquista hasta el neoliberalismo actual, la tribu que se asienta sobre 480 mil hectáreas en el Sur de Sonora defiende su territorio y su agua. Entrada la segunda década del siglo XXI, la comunidad de más de 32 mil habitantes se opone al despojo de las aguas del Río Yaqui, amenazado por la construcción del acueducto Independencia, que financian los gobiernos federal, de Felipe Calderón, y estatal, de Guillermo Padrés Elías

Vícam, Sonora. “¡Ehui!”, se escucha al unísono si se trata de resistir, exigir, luchar. Es el “sí” yaqui, o yoeme, contundente entre los “guerreros” de una tribu que, ancestralmente, ha luchado por su tierra. Ahora lo hacen también por el agua. “Guerreros” a los que no pudo extinguir el dictador Porfirio Díaz, y que después, junto con sus hermanos mayos, o yoremes, engrosaron las filas de la Revolución Mexicana.

Unos 40 hombres se reúnen bajo la sombra de un ramal que refresca el calor del desierto. Discuten sentados sobre troncos, en esta zona que alcanzan los 40 grados de temperatura durante la primavera. En verano subirá hasta 50. El terreno es arenoso, el ambiente seco.

De piel rojiza, los indígenas yaquis visten con pantalones de mezclilla y camisa vaquera, algunos con huaraches de tres puntadas y toscos lentes oscuros: a los más viejos les gusta lucirlos así. Escuchan atentos y debaten entre ellos; utilizan su lengua como símbolo de poder ante los yoris ahí presentes. Yoris, los españoles, los gringos, los mestizos, siempre los conquistadores.

En el pueblo de Vícam las autoridades tradicionales de las ocho comunidades que conforman de la tribu se reúnen: Tórim, Pótam, Rahúm, Huirivis, Belem, Loma de Bácum y Loma de Guamúchil. Con ellos sus generales, comandantes y la tropa. Un ejército sin armas, rodeado de pinturas que simbolizan la batalla, la fiesta, la religión.

La defensa

Un graffiti de Emiliano Zapata, bordeado de matas de maíz, recibe a los visitantes. El diseño del hombre que gritó “tierra y libertad” en la Revolución Mexicana se plasmó en 2010, para celebrar el encuentro del Congreso Nacional Indígena (CNI) que se llevó a cabo aquí.

El resolutivo del CNI al que llegaron los yaquis, purépecha, nahua, wixárika, coca, odham, yaqui, mayo-yoreme, mixteco, triqui, tzotzil y otomí fue la defensa del agua de los pueblos indios.

Por ello, a estos hombres se les ha acabado el sol, la muerte, el dolor, el calor. No habrá ni sed, ni hambre, ni lluvia, ni aire, ni enfermedades, ni familia… como lo mandata el Juramento Yaqui, vigente en la segunda década del siglo XXI. “Soy capaz de ponerme como tapón del acueducto”, dice Tomás Rojo Valencia, segundo gobernador de Vícam, al rechazar que se construya una presa que seque el Río Yaqui.

El INAH

Bajo el ramal levantado en el pueblo de Vícam también se encuentran Francisco Barriga Puente, coordinador nacional de Antropología, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); Hugo Reynoso Urtiz, delegado del INAH y José Luis Moctezuma Zamarrón, investigador del Centro INAH Sonora, quienes llegaron a territorio indígena para refrendar el reconocimiento de la tribu por parte de la institución federal.

Y es que desde hace casi dos años, los yaquis se han manifestado en contra de la construcción del acueducto Independencia, también llamado Novillo, que pretende llevar agua de la cuenca del Río Yaqui a la capital del estado: Hermosillo.

Después de haberse aprobado esta construcción, financiada por el gobierno de Guillermo Padrés Elías y la federación, a través de la Comisión Nacional del Agua, se opusieron al despojo del afluente, que por decreto presidencial les corresponde.

El proyecto “amenaza” con reducir la dotación de agua a la población del sur de Sonora, entre ellos, esta comunidad de más de 480 mil hectáreas de tierra asentada al margen del río que lleva el nombre de la tribu: Yaqui.

El documento, del que Contralínea posee copia, da un revés a la Procuraduría General de la República (PGR) que, tras solicitar al INAH la presentación de un peritaje sobre la existencia de los pueblos de Pótam y Vícam, dio por hecho que la tribu estaba extinta.

Firmado el 8 de mayo pasado, el oficio indica que el INAH se deslinda de alguna responsabilidad por la interpretación de la PGR y hace “explicito” reconocimiento de estos pueblos como parte de la tribu.

“No necesitamos una marca que nos identifique como yaquis, ni siquiera tenemos una vestimenta tradicional. Llevamos en la sangre el ser yaqui, lo vivimos y lo convivimos”, dice el segundo gobernador de Vícam, Tomás Rojo Valencia.

“Hay un coraje que se ha retenido, al saber del intento de despojo de nuestros recursos naturales que es la vida que le da a esta comunidad, lo que es el Río Yaqui, ante el intento de desviarlo a la ciudad de Hermosillo para poder venderla y hacer uso del agua que para nosotros significa vida, una vida milenaria como comunidad”, agrega.

El gobernador yaqui manifiesta que ha sido toda una vida de lucha. Desde junio de 2010, la autoridad tradicional de Vícam y Potam “tenemos interpuesta una demanda de restitución de aguas ante el Tribunal Agrario 35 de Ciudad Obregón, en la que se solicita el cumplimiento del decreto presidencial de Lázaro Cárdenas, donde señala la integración de las tierras y el agua a la tribu yaqui. El mandato presidencial fue inscrito el 22 de octubre de 1940.

Espejos de agua

A lo largo del territorio yaqui se aprecian espejos de agua de lo que fue un río caudaloso. Éste servía para el riego de unas 70 mil hectáreas de cultivo, explica Mario Luna, secretario de la autoridad tradicional de Vícam.

Los canales de riego permanecen semivacíos y de éstos se abastece a unas 17 mil hectáreas, en el ciclo agrícola primavera verano. Las aguas bajan cuando se abren las compuertas de la presa Álvaro Obregón, también conocida como El Oviáchic, la más grande de la cuenca del Río Yaqui. Los más beneficiados, los yoris que explotan las tierras yaquis con sus cultivos.

El calor de este desierto hace pesado el ambiente. El polvo se levanta a la menor provocación. Los niños, vestidos con harapos, atraviesan anchos caminos junto con sus padres. Todos empolvados, con los pies resecos, semidescalzos, con los cabellos que parecen de tiza.

“Mis hijos no conocían el Río Yaqui con agua, hasta que las compuertas del Oviáchic abrieron el año pasado. Fue día de fiesta. La tribu yaqui depende mucho del agua en esta zona desértica. Anteriormente, cuando el Río tenía su caudal normal, irrigaba unas 70 mil hectáreas, se sembraba con los ríos.

“Con la modernización y la instalación de presas esa área agrícola se disminuyó a 24 mil. Ahora, conforme se controla el flujo, el Río Yaqui se transformó en espejos de agua”, dice el secretario de la autoridad tradicional de Vícam.

El decreto

“La lucha por el territorio y el agua no es de ahora. Siempre ha sido el gobierno quien promueve los problemas; ahora quieren llevarse el agua para Hermosillo. Desde que se expidió el decreto de Lázaro Cárdenas no se ha cumplido en realidad. Por eso, hasta el último yaqui que quede va a resistir”, asegura Alejandro Ribera Leyva, asesor de la comisaría de las autoridades tradicionales.

Se refiere a la postura del segundo gobernador de Vícam, Tomás Rojo Valencia, quien asegura que se pondrá como tapón humano en la salida de agua del acueducto Independencia: “hay muchos a los que no les agradan los abusos del gobierno. Nosotros somos los que debemos defender esto para dejar herencia a los yaquis que vienen”.

Y es que bajo la administración del general Lázaro Cárdenas del Río, los yaquis tuvieron el reconocimiento de su territorio en tan sólo un tercio del total que poseían ancestralmente.

Bajo el mandato presidencial de Cárdenas del Río, se ordenó “que se intensifiquen los trabajos relativos a la construcción del sistema de riego en el Río Yaqui en su margen derecha para el aprovechamiento de las aguas de la presa La Angostura en los terrenos de las colonias de la tribu yaqui”, terrenos que han sido reconocidos por resoluciones presidenciales de octubre de 1937.

Diez años más tarde, el 20 de junio de 1947, el representante de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Pesca, Eduardo Huarte, dejó asentado que: “La tribu yaqui podrá disponer durante cada año agrícola de hasta la mitad del caudal que se almacenará en la presa La Angostura para fines de riego de sus propias tierras.

“Las extracciones deberán  corresponder a las necesidades agrícolas de su zona irrigable en el margen de la derecha del citado río independientemente del aprovechamiento de las aguas no controladas en la presa La Angostura.”

Finalmente, “la tribu yaqui deberá poner más actividad en desmontar la mayor extensión de tierras que les sea posible para el mejor aprovechamiento de las aguas”.

Los yaquis

Para México, la nación yaqui es muy importante, ya que el país –como dice la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos– se conforma por sus pueblos originarios. En segundo lugar, por su trayectoria histórica: ha sido uno de los pueblos más resistentes en todo el mundo, se les ha comparado por investigadores extranjeros con los judíos o los catalanes, dice José Luis Moctezuma Zamarrón, investigador del Centro INAH Sonora.

De acuerdo con el artículo 2 de la Constitución, “la nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas”.

En su párrafo IX resalta que se obliga a “consultar a los pueblos indígenas en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo y de los estatales y municipales y, en su caso, incorporar las recomendaciones y propuestas que realicen”.

El investigador del INAH dice que pese a las vicisitudes históricas, los yaquis han sabido mantenerse unidos. Se reconocen como grupo étnico a partir de varios factores: el territorio, muy importante por lo que a su historia y productividad se refiere; la identidad; la religión; el agua; la lengua.

Explica que el presidente Lázaro Cárdenas del Río les otorgó, mediante un decreto presidencial, un tercio de lo que era su “territorio tradicional”, los dos tercios restantes quedaron en manos de los yoris –tierras ubicadas actualmente en el Valle del Yaqui–, campos reconocidos como los más productivos en materia agrícola a nivel nacional.

La defensa del territorio y el derecho al agua son las principales vertientes de la lucha de este pueblo. De esta última, señala el mandato presidencial, les corresponde un 50 por ciento de la derrama de la presa La Angostura, comenzada en construcción en 1937.

Cronología de la lucha yaqui

1533. Los españoles llegan a territorio yaqui

1623. Se crean los ocho pueblos yaqui

1767. Carlos III, rey de España, ordena la expulsión de jesuitas del territorio indígena

1825. Juan Balderas se levanta en armas con los yaquis

1856. El gobernador de Sonora, Manuel María Gándara, hace campaña de exterminio contra los yaquis para apoderarse de sus tierras

1888. Juan Maldonado se pone al frente de los pueblos yaquis

1890. Carlos Conat obtiene de Porfirio Díaz la concesión de abrir al cultivo y colonizar los terrenos yaquis. Comienzan las guerras del yaqui, que se extenderán hasta la Revolución Mexicana

1912-1920. Yaquis y mayos participan en la Revolución Mexicana

1920. Adolfo de la Huerta entrega a la tribu los pueblos de Huirivis, Rahum, Belem, Potam, Vícam y Torim

1926. Plutarco Elías Calles continúa con la colonización

1939. Lázaro Cárdenas firma el decreto presidencial a favor de la tribu yaqui

1940. Manuel Ávila Camacho reduce los apoyos al sector agropecuario de la tribu

1942. Concluye la obra de la presa La Angostura. Los yaquis tienen derecho a ocupar el agua

1952-1982. Debacle agrícola yaqui

1997. Durante el gobierno de Ernesto Zedillo se desata un nuevo conflicto por el límite del territorio yaqui, disputándose los pueblos de Cocorit y Bácum

1997. Bajo la administración de Ernesto Zedillo, el territorio entra nuevamente en conflicto por linderos del territorio

2004. En el gobierno de Vicente Fox Quesada, el territorio yaqui es considerado foco rojo dentro de los conflictos agrarios del país

2009. Los yaquis se oponen a la construcción del acueducto Independencia, también conocido como Novillo

Fuente: Derechos de agua y su proceso de transferencia de la tribu yaqui, El Colegio de San Luis

Fuente: Contralínea 238 / 19 de junio de 2011