“Hasta que la muerte los separe”, es una de las frases más significativas que se escuchan en las bodas; sin embargo, hoy en día este compromiso que las parejas aceptan está muy distante de la realidad. El divorcio exprés se ha puesto de moda entre los nuevoleoneses y cada vez es más frecuente que los casados recurran a este método para disolver la unión.Guadalupe Carranza
Nada es para siempre, y dentro de esta categoría entra el matrimonio; hasta hace unas décadas era impensable destruir el hogar que se formaba después de salir de la casa paterna; hoy, incluso antes de unirse, la pareja acuerda que si no funciona la vida juntos también habrá un final feliz… y ¡rápido! En Nuevo León ha aumentado la popularidad de los matrimonios deshechables. En los últimos años la cifra de divorcios por mutuo consentimiento es casi igual a la de divorcios necesarios; en 2008 fueron sólo 567 casos de diferencia, siendo casi 7 mil separaciones en las que ambas partes están de acuerdo.
Ernesto González Muñoz, sacerdote encargado del Tribunal Eclesiástico de Monterrey, dijo que aún y cuando se esfuerzan porque las familias no se destruyan, están recibiendo un promedio de 200 solicitudes de disolución por año, y eso porque no tienen cabida para más.
Expertos afirman que aunque el amor es un factor muy importante, de nada sirve si no va más –anteriormente solamente se daba un divorcio moral– y porque ahora las parejas llegan al altar con la idea de que si no funciona existe el divorcio.
Sin embargo Ernesto González Muñoz, sacerdote a cargo de este organismo católico, subrayó que el principal problema por el que los matrimonios fracasan es porque llegan hasta él sin conocer sus derechos y obligaciones.
“Se divorcian porque no han encontrado su rol de pareja, su identidad, su rol que deben de tener como esposos hacia adentro y hacia afuera del hogar, entre más conozcas tus deberes y obligaciones, más oportunidad tiene uno de triunfar”, explicó.
González Muñoz señaló que incluso las parejas bromean con el quinto aniversario de bodas llamándolo “bodas de aguante”, ante la creciente estadística de separación los primeros años de matrimonio.
Señaló que en el último año dieron cabida a 200 solicitudes de nulidad, y esto sólo porque no se dan abasto para recibir más.
“Estábamos recibiendo de 100 a 120 solicitudes por año, el año pasado recibimos 210, no quiere decir que no haya más que esas, aparte hay muchas que no tienen causal.
Si las personas vienen aquí y no tienen bases jurídicas, nosotros les decimos que están bien casados y no pueden iniciar un trámite de nulidad”, dijo.
El presbítero detalló que mediante un proceso judicial dictaminan si el matrimonio fue unido por Dios o no, ya que existen elementos como la libertad, la madurez, el amor, la capacidad de asumir obligaciones y la apertura al acto conyugal que son esenciales para consolidar el matrimonio y que éste sea válido.
De igual forma, explicó que se han ido añadiendo causales como las cuestiones psiquiátricas, el trasvestismo, el lesbianismo, el sida y la homosexualidad.
Actualmente el proceso de nulidad eclesiástica es más rápido y accesible, ya que anteriormente los procesos se llevaban a cabo en Roma, ahora han reducido los tiempos de 12 a dos años, con un costo de alrededor de 8 mil pesos.
“Las leyes del Código Canónico piden que los tiempos no sean mayores a un año ni menores a seis meses, pero a veces se alarga porque no nos damos abasto, hay unos que son muy sencillos que no tienen mayor complicación y otros que son más complicados que no viven en el mismo lugar pero hemos ido bajando los tiempos”, mencionó.
Sin embargo explicó que antes de proceder a una nulidad, ellos tratan de rescatar el vínculo por medio de asesorías matrimoniales, en este rubro aseguró que atienden al menos unas 500 solicitudes al año tan sólo en el tribunal, ya que también las parroquias prestan este servicio. Detalló que de esta cantidad al menos el 80 por ciento logra salvar su matrimonio; sin embargo, advirtió que la solución sería no predisponerse a un divorcio.
“Ahorita hay una mentalidad divorcista, muchos que no se quieren casar no saben decir que no porque ya tuvieron relaciones sexuales, porque ya está embarazada, porque ya tienen mucho tiempo de novios y no saben decir que no, y ya de antemano van con una mentalidad divorcista y eso no lo une Dios, porque aunque juren amor eterno sólo lo dicen externamente”, argumentó.
Unirse antes de la boda
Aunque en las instituciones religiosas imparten pláticas prematrimoniales a quienes se unirán, estas no son vistas más que como un simple requisito a cumplir. Existen organismos que se dedican a educar a la pareja con el fin de que cuando comience su vida después de la boda, puedan enfrentar los retos que haya en puerta.
El Sistema DIF estatal estableció un taller de parejas en noviembre de 2005, dentro de su programa de estrategias para la Integración Social, Diana Díaz Alemán, coordinadora del Programa de Orientación Familiar, explica que este tiene un fin totalmente preventivo con el objetivo de atacar las estadísticas que favorecen el divorcio.
“Nosotros buscamos prevenir desde que se está formando la familia, porque cuando se van a unir en matrimonio pueden estar muy enamorados porque están en esa fase, pero el amor no es suficiente, tiene que haber una serie de elementos para que se pueda consolidar esta unión. La amistad, respeto, tolerancia y el amor, porque todos estos elementos conforman el amor”, señaló la funcionaria.
Situaciones como la tolerancia, la negociación y la visualización, son tocados en este taller que se imparte cada fin de semana en las oficinas del Centro de Orientación Familiar, ubicadas en la colonia Independencia.
Por su parte, Guadalupe Sánchez Cedillo, administradora de dicha dependencia, señaló que la principal problemática que ellos han visualizado en las parejas es que concentran el matrimonio únicamente en el día de la boda y por eso fracasan en los primeros años del mismo.
“Hemos batallado muchísimo porque los jóvenes solamente están pensando en el evento. Estos talleres se sugieren seis meses o menos antes del matrimonio, aunque también lo pueden tomar en los primeros seis meses, que es cuando apenas se están adaptando”, agregó.
A pesar de que se promueven en las iglesias, oficialías del Registro Civil y están abiertos a todos los estratos sociales, admiten que aún es muy bajo el interés de los jóvenes por educarse antes del matrimonio, ya que de un promedio de 29 mil matrimonios que se registraron en 2007, capacitaron a mil 300 parejas entre 2007 y 2008.
Con la misma validez que las pláticas prematrimoniales existe el “Encuentro de Novios”, que es un retiro de encierro para parejas durante un fin de semana; el movimiento que existe desde hace 24 años en nuestro Estado ayuda mediante dinámicas y charlas a conocerse antes de dar ese gran paso.
Cristina Villarreal de Sojo y Malú López de Rodríguez son algunas de las parejas que, junto con sus esposos y un equipo de sacerdotes, comparten la experiencia que han vivido en su matrimonio.
“Antes no se tenía tanta preparación porque con el ejemplo bastaba, ahora con el egoísmo, la frialdad –que antes no se veía– es más complicado que la relación subsista”, explicó Villarreal de Sojo.
Actividades como cuestionarios provocan que la pareja se conozca más antes de llegar al altar, de igual forma, subrayan, uno de sus principales objetivos es el promover la comunicación entre ellos, ya que consideran que éste es uno de los principales dificultades con las que se enfrentan cuando ya están unidos.
López de Rodríguez mencionó que sus estadísticas son favorables, ya que de las parejas que acuden hasta ellos, un mínimo porcentaje es el que se va a engrosar el número de divorcios en el Estado.
“De las parejas que vienen al encuentro tan sólo el 5 por ciento se separa, algunos nos han manifestado que desde que acudieron al encuentro se dieron cuenta que no eran el uno para el otro, pero ya no podían cancelar la boda y le entraron.
Nosotros procuramos darles seguimiento, hay algunos que continúan acercándose con nosotros y eso les ayuda a consolidar más su matrimonio”, consideró.
A pesar de las alternativas que existen para disminuir los índices de separaciones matrimoniales, las estadísticas siguen a su favor; sin embargo, en cada pareja radica la opción de engrosar las estadísticas o trabajar para hacer realidad el: “Y fueron felices para siempre”.