De Germán Valdés “Tin Tán” se han dicho muchas cosas y se han escrito otras tantas. De ser un fenómeno cinematográfico en vida pasó a ser un objeto de culto desde el momento de su muerte, ocurrida el 29 de junio de 1973.
Irma Idalia Cerda, Monterrey, Nuevo León
Difícilmente ha pasado desapercibido para las nuevas generaciones de cinéfilos, pues su imagen en las cintas de blanco y negro ha traspasado las fronteras del tiempo y, ya sea a través de los DVD de colección, del sitio YouTube, por medio de las anécdotas de su familia o de los recuerdos de sus admiradores, siempre está presente.
Rafael Aviña, crítico, investigador y guionista de cine, presentó el 25 de marzo el libro titulado “Aquí está su pachucote… ¡Noooo!”, en el auditorio del Museo Marco.
Para el escritor, Germán Genaro Cipriano Valdés Castillo era un hombre sencillo, que nunca se tomó demasiado en serio. Prueba de ello es que tenía la capacidad de burlarse de sí mismo y fue tan generoso con los demás que al final de sus días estaba prácticamente en la ruina.
“Era un hombre que gastaba muchísimo dinero porque mantenía muchas familias, muchos amigos, muchas mujeres. Todo eso poco a poco lo fue minando. Llegó un momento en que firmaba contratos sin ton ni son, de tal manera que en tres años filmó 24 películas, lo cual es una cosa absurda y aberrante.
“Evidentemente, de esas 24 películas habrá alguna que se salve. Esos rasgos del “Tin Tán” que empieza en declive, que empieza en la decadencia, también están en el libro”, señaló el también autor de “David Silva. Un campeón de mil rostros”.
Observó que “Tin Tán” fue producto de la mejor época en la industria cinematográfica en México y así como alcanzó la cima siendo el carismático pachuco y otros inolvidables personajes, también tuvo que aceptar papeles que no le hacían justicia en el ocaso de su carrera.
Y es que según Aviña, la incursión de Germán Valdés en el cine se dio de manera azarosa, pues al protagonista de “El rey del barrio” no le interesaba el medio artístico y nunca se hubiera imaginado como actor o comediante.
Pero ahí estuvo en el lugar y el momento preciso. Su carisma y talento hicieron el resto. Sin embargo, tuvo que pagar las facturas de su mala administración así como enfrentar la propia crisis de la industria.
“Así como él estuvo en el momento adecuado cuando empezó su carrera, también estuvo en el momento de la crisis de la industria y eso afectó a ‘Tin Tán’ a final de cuentas. O sea, el mismo sistema que lo colocó como gran figura, lo acabó destruyendo.
“Es terrible, pero así es la industria del espectáculo. Es algo que devora a las personas… pero también puede ser muy luminoso, porque ahí están las películas, las grandes obras que él hizo”, reflexionó quien también ha escrito “Asesinos seriales. De la nota roja a la pantalla grande”, “El campo visto por el cine mexicano” y “Una familia de tantas: una visión del cine social en México”, entre otros.
Aquí está su pachucote
Al realizar la investigación que le llevó varios años para escribir la biografía “Aquí está su pachuchote…¡Nooo!”, Aviña encontró mucha información que no se había manejado anteriormente.
Sobre “La historia inédita de Tin Tán”, la biografía que hizo Rosalía Valdés Julián, hija del desaparecido comediante, comentó que al leerla se dio cuenta que tenía varias inexactitudes, mismas que él descubrió al cotejar algunos datos sobre la filmografía.
“Había algunas inexactitudes en relación a las películas. De hecho, cuando he estado con ellos (la familia de ‘Tin Tán’), siempre dicen: ‘mejor pregúntale a Rafa, él es el que sabe, él sabe más que nosotros’”, explicó.
Dijo que así como él fue descubriendo cosas nuevas mientras trabajaba en la investigación, su intención es que se siembre el interés en las nuevas generaciones por conocer más sobre “Tin Tán”, uno de los personajes más representativos en la historia del cine nacional.
Otra de las particularidades de Germán Valdés es que era bien parecido y hasta pudo haber sido galán, pero nunca adquirió formalmente esa pose, aunque en casi todas sus películas estuvo siempre rodeado de mujeres bellas y sus coprotagonistas femeninas eran los símbolos sexuales de la época.
Entre Cantinflas y Pedro Infante
El biográfo reveló que “Tin Tán” admiraba y respetaba mucho a Cantinflas, lo cual no sucedía a la inversa, pues Mario Moreno sintió que Germán en cierta forma le robaba cámara y llegó a rebasarlo en popularidad.
Además, el “Pachuco de oro” no sólo era también admirador sino amigo de Pedro Infante, otro ídolo de masas y “monstruo sagrado” del cine mexicano, con el que tenía gran afinidad y varias cosas en común.
“‘Tin Tán’ era igual fuera y dentro del escenario. Era igual de relajiento, coqueto, bromista, a diferencia de otros actores como el caso de Cantinflas, un hombre muy seco y serio cuando salía del set, o el caso de (Joaquín) Pardavé, quien era incluso hasta grosero con el público.
“Y ‘Tin Tán’, al igual que Pedro Infante, era de estas figuras que tenía un arrastre popular, porque se dejaban querer por el público y ellos estaban conscientes que no eran nadie sin el público”, aseveró Aviña.
Entre una filmografía que consta de 106 películas destacan “Músico, poeta y loco” (1948), “El rey del barrio” (1950), “El ceniciento”, “El bello durmiente” y “Chucho el remendado”, filmadas en 1952.
“La odalisca 13” , “Las mil y una noches” (1958); “La tijera de oro”, “El violetero” (1960); son sólo parte del legado de quien fuera uno de los iconos de la cultura popular mexicana.