El “albergue temporal” que estableció el gobierno de la Ciudad de México para trasladar a las familias triquis desplazadas de Tierra Blanca Copala, Oaxaca, que se encontraban en un plantón frente al Palacio de Bellas Artes es un estacionamiento repleto de basura, denuncia Horacio Santiago Díaz, integrante del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui Independiente (MULTI).
En entrevista con Contralínea, afirma que el espacio supuestamente habilitado no contaba con las condiciones necesarias para acoger a los indígenas, a pesar de que las autoridades se habían comprometido a brindar un lugar adecuado en materia de salubridad y protección social. Por ello, considera que tampoco hubo condiciones para dialogar con las autoridades capitalinas y llegar a acuerdos.
Ello, luego de que la noche del 25 de abril pasado fueran desalojados del plantón que sostenían en el primer cuadro de la Ciudad. Santiago Díaz indicó que por las condiciones insalubres del supuesto albergue –ubicado en la colonia Valle Gómez, en Venustiano Carranza– decidieron retirarse. Pero “la policía los mantuvo allí y no permitió que nadie saliera”.
No obstante, ayer vecinos de ese lugar señalaron que fueron los indígenas triquis quienes rompieron la valla metálica y arrojaron algunos de los sanimóviles que les habían instalado, además de dejar sus pertenencias amontonadas “como si fuera un basurero” (Laura Gómez Flores, “Policía encapsula a triquis que protestan por desalojo de campamento en CDMX”, La Jornada, 26 de abril de 2022).
Respecto de la presunta privación ilegal que sufrieron las triquis en el albergue temporal, Santiago Díaz asegura que así fue, porque cuando algunos de ellos intentaron salir a comprar comida fueron agredidos para retenerlos, “y es cuando ocurre el enfrentamiento con los elementos de la policía”.
Para el integrante del MULTI, “el mayor susto se dio cuando después de romper la valla hecha de policías y ser perseguidas por las calles, las compañeras triquis son encapsuladas en un edificio por dos días”.
Según el vocero del MULTI, esto sucedió luego de que vecinos de la zona intentaron auxiliarlas al percatarse de las agresiones a las que estaban siendo sometidas las indígenas. “Ellos mismos abrieron las puertas del departamento a las compañeras para que junto con personas de otros movimientos pudieran resguardarse”.
Santiago Díaz considera preocupante que luego de 15 meses de manifestación sobre avenida Juárez y Eje Central, el gobierno de Oaxaca y el gobierno federal no tengan una ruta clara para dar atención a las demandas de la comunidad triqui. Y ahora, añade, “en el contexto electoral se hace aún más complicado tener una ruta de solución en un corto plazo”.
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