Nombren o no a los dos comisionados del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información Gubernamental y Proteccion de Datos Personales (Inai), “¿para qué sirven? No sirven para nada, acusó el presidente Andrés Manuel López Obrador. Abundó que ese organismo autónomo nació de “un gobierno mantenido y bueno para nada, eso es lo que había”.
En su conferencia matutina, indicó que el Inai “nada más era una fachada para encubrir las corruptelas de los funcionarios”.
El primer mandatario recordó que cuando lo crearon en 2002, lo primero que hicieron los entonces comisionados “fue aceptar la propuesta de [Vicente] Fox de mantener en secreto la lista y los expedientes de todos los que se beneficiaron con condonación de impuestos, que habían ayudado a Fox en la campaña”.
Más reciente, indicó el presidente, ocultaron la información relativa al caso de corrupción de Odebrecht: “declararon que el expediente era secreto, el instituto de la transparencia”.
López Obrador agregó que ahora se comportan al revés: “últimamente —porque aquí oficio, oficio y oficio, tenemos una oficina nada más para estar contestando todo—, hasta de cuánto papel sanitario utilizamos en el departamento. No exagero lo que les estoy diciendo”.
Añadió que en la última sesión que tuvieron los integrantes del pleno, discutieron “que si mi título y mi tesis. Porque están así”: enojados.
Al respecto, señaló: “cómo no van a estar enojados, sí deben de estar ganando como 120 mil pesos mensuales, más viáticos, y ni se despeinan porque esos llegan a trabajar, llegan a la oficina como a las nueve o 10. Pasan primero a desayunar, a hablar mal del de Macuspana, ya después llegan a las 10. A la una, una y media, a comer; regresan a las cinco, si es que regresan. ¿Ustedes creen que trabajan el sábado y el domingo? No. Pues es una beca, y todavía se enojan”.
Por ello, el jefe del Ejecutivo federal lamentó “que existan esos aparatos, que los crearon para simular de que iban a combatir la corrupción, y lo que hacían era ocultar los actos de corrupción. Pero además cuesta. ¿Saben cuánto le cuesta esa oficina al pueblo de México mantenerla? Mil millones de pesos. ¿Qué, no existe la oficina de la Función Pública? ¿Qué, no existe en el Poder Legislativo, primero, la facultad de aprobar el presupuesto y de darle seguimiento al ejercicio del gasto? Por eso existe en la Cámara de Diputados la Auditoría Superior de la Federación. ¿Qué, no existe la Fiscalía Anticorrupción? ¿Qué, no existe la Fiscalía General de la República?, ¿Qué, no todas las dependencias del gobierno federal y organismos del Poder Judicial y del Poder Legislativo están obligados a informar? Existen las contralorías casi en cada oficina”.
En ese contexto, expuso que una salida a este conflicto sería que se resuelva en definitiva el asunto: “que se busque la manera de que la Auditoría Superior de la Federación, que ya existe, se haga cargo de esa función”.
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