Neoliberalismo y desigualdad salarial, raíces de la migración mexicana

Neoliberalismo y desigualdad salarial, raíces de la migración mexicana

Con la imposición del modelo neoliberal en México, centenas de mexicanos tuvieron la necesidad de migrar a EU

Con la imposición del modelo económico neoliberal en México (1982-2018), centenas de mexicanos tuvieron la necesidad de migrar a Estados Unidos por los salarios raquíticos y falta de empleo. De acuerdo con investigadores consultados, la precarización de la vida que desató el fenómeno migratorio se derivó de políticas públicas como la privatización de empresas, la desregulación del mercado y el abandono de los derechos laborales, impulsados por el ya extinto TLCAN, así como las crisis económicas asociadas a ese periodo. Coinciden en que la creciente interdependencia económica con Estados Unidos persiste hasta hoy

Segunda parte. Las crisis económicas han sido unos de los factores estructurales que impulsan la migración de México hacia Estados Unidos. Cuando las familias carecen de dinero u oportunidades laborales y de estudio, cruzar la frontera norte es la “opción” para mejorar sus condiciones de vida, y esta degradación de la vida se sitúa especialmente en el periodo neoliberal.

En este contexto, el llamado sueño americano se asocia a una vida mejor, con oportunidades laborales (incluso aquellas que se consideran menos calificadas) y con salarios en dólares. En distintos periodos históricos, el deterioro de las condiciones laborales, el desempleo y la desigualdad salarial en México y en Estados Unidos ha coincidido con aumentos en los flujos migratorios.

En el periodo neoliberal –que en México se ubica a partir de 1982 y hasta 2018– no sólo se vivió la precarización de la vida y la pulverización de la llamada clase media, sino también la eliminación masiva de fuentes de empleo.

FOTO: NACHO RUIZ /CUARTOSCURO.COM

Sobre ese periodo, la doctora en derecho Ana María Aragonés señala que había “libertad de los flujos de mercancías, de comercio libre de los capitales”, pero no así de las personas. La investigadora en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuestiona: “¿cómo es posible que hay libertad de todo, pero no del trabajo?”, y responde que es parte de una estrategia para “debilitar a la fuerza de trabajo”.

Para Raúl Delgado Wise, doctor en ciencias sociales por la Universidad de Pensilvania, las reformas neoliberales se basaron en la triada: “apertura comercial, privatización de las empresas públicas y desregulación del mercado laboral”, lo cual generó de golpe y porrazo el desmantelamiento total del aparato productivo del país. “Prácticamente desaparecen las industrias mexicanas” para rearticularse “con el exterior y, sobre todo, en la órbita de la gran corporación multinacional, […] que se convierte en el eje de toda la estrategia”.

El doctor Delgado Wise ha llamado a este proceso “la exportación indirecta de fuerza de trabajo”. Ello, porque “una parte del proceso productivo [de] Estados Unidos se traslada a México” y “lo que realmente exporta México a través de todas estas plantas de ensamble es fuerza de trabajo sin que salga del país, mucho más barata. En el caso, por ejemplo, de la industria automotriz, llega a ser hasta 10 veces menor que la que obtendría en Estados Unidos; entonces se convierte en un gran negocio para la gran corporación multinacional”, como también ocurre con las maquilas.

Desde la década de 1980, “empezó un crecimiento sostenido” de la migración mexicana hacia Estados Unidos, apunta la investigadora Adjaní Tovar. A la par, las empresas del Estado comenzaron a privatizarse y se sentaron las bases del cambio estructural, profundizado en la administración de Carlos Salinas de Gortari, tras la firma el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Respecto al TLCAN, el doctor Delgado Wise explica que este llevó a México a convertirse en el principal país de emigrantes en 2010 (lugar que ahora tiene la India). Aunque desde ese año la migración comenzó a estabilizarse, “y con algunas caídas, ahora ha vuelto a crecer un poco, pero ya se mantiene en un rango que ya no está creciendo de manera exponencial”.

De acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos, en 2013 había alrededor de 11.3 millones de personas mexicanas en aquel país. Luego de 10 años, para 2023, el número era de 11.5 millones, aunque representa una pequeña disminución en comparación con los 11.8 millones de 2019.

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Migración documentada, muy limitada

A pesar de la constante demanda de mano de obra en sectores específicos de la economía estadunidense, las vías legales para migrar con fines laborales son limitadas. La combinación de presión económica interna y restricciones externas es uno de los principales detonantes de la migración no autorizada, mal llamada indocumentada, de acuerdo con los nueve académicos consultados por Contralínea.

La gente no migra de manera indocumentada por deporte, migra de manera indocumentada porque no tiene otra opción”, enfatiza Jorge Santibáñez Romellón, investigador de migración internacional y expresidente del Colegio de la Frontera Norte (Colef).

Por su parte, el doctor en economía internacional, Paulo Humberto Leal Villegas, detalla que hay varios factores que explican la migración, como la inseguridad, cuestiones culturales, cadenas de migrantes e incluso factores climáticos. Sin embargo, especifica que cada una de las causas se une en “la cuestión económica”.

Ejemplifica que en Michoacán han observado que a modo de “tradición”, cuando los jóvenes cumplen 15 años migran a Estados Unidos y lo consideran como una forma de “hacerse hombres. […] En realidad, si los varones de 15 años se quedan a vivir en sus pueblos, [no tendrían] empleo y no le aportan dinero a sus familias; entonces, pareciera que hay una cuestión cultural [pero la causa de fondo es económica]”.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), en 2023 un “oficial de albañilería” en México debía ganar, al menos, 239.31 pesos en una jornada laboral de ocho horas. En Estados Unidos, el Buró de Estadísticas del Trabajo indica para el mismo año que, en promedio, un trabajador formal de la construcción tenía un salario mínimo de 21.30 dólares por hora, equivalente a 170.4 dólares en ocho horas. El Banco de México estipula que el tipo de cambio en 2023 fue en promedio, de 20.27 pesos por cada dólar. Es decir, los 170.4 dólares que ganaba un albañil en Estados Unidos, en ochos horas, equivalían a 3 mil 454 pesos. Por tanto, un trabajador de la construcción en México ganaba, al día, 14.4 veces menos que en Estados Unidos. Se tomó ese año debido a que el Buró estadunidense no había actualizado el dato para 2024 ni 2025.

La construcción es relevante, pues el 28.3 por ciento de personas mexicanas indocumentadas que migraron hacia Estados Unidos se sumaron hacia este sector laboral, de acuerdo con su Buró del Censo. Aunque es importante señalar que, sin documentos, en aquel país las y los migrantes suelen ganar salarios menores. Y a ello se suma el costo de la vida allá, que no es equiparable al costo de la vida en México.

“Trump introdujo en la revisión del Tratado de Libre Comercio que debiera ser comparable el ingreso de los trabajadores mexicanos” con los estadunidenses, dice a Contralínea el doctor Santibáñez Romellón. Sin embargo, no hay una sola planta automotriz en México que pueda pagarle un sueldo similar a sus trabajadores. El día que le tengan que pagar lo mismo, “se van a Estados Unidos. […] Están aquí porque pagan dos, tres dólares la hora”.

“Difícilmente dejará de ser tan dinámica la migración México y Estados Unidos, porque la desigualdad estructural entre los dos países vecinos es inmensa en términos de desarrollo del capitalismo”, enfatiza Bruno Felipe de Souza E Miranda, doctor en ciencia política por la UNAM.

Si el factor de migración fuera puramente económico, “estamos hablando de un diferencial de cinco veces” en ciertos sectores, subraya el doctor Santibáñez; “pero no nada más es económico; hay otros temas: seguridad, violencia”.

Si las personas migrantes en Estados Unidos tuvieran las mismas formas de vida en su país, no se moverían de su lugar de origen, reconoce la investigadora universitaria Ana María Aragonés, con base en la investigación que ha realizado en el vecino país del norte. Por ello, expone que “en realidad es una migración forzada. […] Te vas de esa manera porque pues no te queda de otra”.

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La migración no solo es económica

“Antes teníamos muy presente la imagen del migrante económico, es decir, del migrante cuyos motivos tienen que ver con buscar empleo, enviar remesas y sostener a los miembros familiares, los parientes que se quedaron de este lado de la frontera [en México]. El migrante económico no dejó de existir, más bien los motivos que explican las migraciones son más complejos”, advierte Bruno Felipe de Souza E Miranda.

Referente a ello, señala que existe la migración de las mujeres que huyen de sus hogares tras sufrir violencia de género por parte de sus compañeros, parejas, padres o entornos cercanos. De igual manera ocurre con aquellas personas que son forzadas a salir por despojos territoriales como los provocados por la minería a cielo abierto.

En cuanto a la migración por violencia, el doctor Santibáñez reconoce que la cifra está subestimada, por varias razones: “una, porque te estás perdiendo a las familias que se fueron completas, y la migración que tiene como origen la violencia es en gran medida familiar. Entonces, no es que Inegi esté viendo mal, es que no los puede medir porque no están y a veces no está toda la familia”.

Ello, en referencia a los datos proporcionados por la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica de 2023, donde señala que sólo el 0.5 por ciento de las personas mexicanas que emigraron hacia el extranjero lo hicieron “por inseguridad delictiva”. Por otra parte, el 82.4 por ciento tuvieron “motivos laborales”.

Otros factores son el reencuentro familiar en Estados Unidos, agrega la investigadora Adajaní Tovar Pimentel. “La decisión de migrar no es una decisión que toma una sola persona, se toma en unidad familiar […] es un proyecto para el cual se necesitan recursos, para el cual la gente hace una planeación, porque incluso la migración de carácter indocumentado” implica la necesidad de dinero.

El doctor De Souza E Miranda enfatiza que, así como migrar es un derecho universal reconocido, también es un derecho permanecer en el país de origen. “El derecho a permanecer depende de la protección [del Estado]. Depende de que puedas mantenerte con dignidad, con seguridad, que puedas cumplir tus planes, etcétera. Si las debilidades estructurales y las violencias más directas proliferan en nuestros territorios o no cesan, entonces acciono mi derecho a emigrar. Pero no todos queremos emigrar”.

Programas sociales y recuperación del salario

Con la entrada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2018, se ha observado un incremento sustancial en la entrega universal de programas sociales, los cuales han ayudado a reducir la pobreza de unas 9.5 millones de personas hasta 2022, según datos del Banco Mundial.

Tan sólo en 2024, se destinaron 741 mil 195 millones de pesos a la totalidad de esos Programas del Bienestar, casi tres veces más de lo destinado en el presupuesto de 2019, y un aumento de 131 por ciento en términos reales.

Y aunque los expertos reconocen que estos programas han mejorado las condiciones de vida de las personas que históricamente han estado en vulnerabilidad, también coinciden en que no tienen como fin principal el frenar la migración de las y los mexicanos.

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Entre las iniciativas más destacadas, y señaladas por las y los investigadores entrevistados por Contralínea, se encuentra el Programa Sembrando Vida, el cual busca ofrecer apoyos económicos y opciones laborales a gente del campo de entre 18 y 29 años.

En el tema de migración, el Informe Seguimiento Físico y Operativo del Programa Sembrando Vida (PSV) 2023, de la Secretaría del Bienestar, detalla que el programa contribuye con empleo y evita la migración en 20.6 por ciento; a mejorar el bienestar familiar, 60.4 por ciento; a incentivar para producir, 39.6 por ciento; resolver necesidades económicas, 82 por ciento; continuar con el trabajo en su parcela, 19 por ciento; vivir con sus familias, 79 por ciento; sentirse seguro en su comunidad, 93 por ciento; y al ingreso familiar constante de cinco a diez mil pesos, 77 por ciento.

Al respecto, el doctor Paulo Humberto Leal Villegas señala que todos los programas sociales ayudan a disminuir la migración, sin embargo, no son suficientes. Explica que las condiciones laborales económicas en Estados Unidos generan mayor remuneración que un empleo similar en México. “Son buenos, pero no es suficiente para afrontar la migración”.

El investigador Santibáñez añade que la migración no se detiene por este tipo de apoyos debido a la diferencia salarial entre ambos países. A ello se suma que la población a la que van enfocados los programas sociales es aquella que se encontraba en situaciones de pobreza o extrema pobreza y, de acuerdo a su investigación, quienes migran no se encuentran en ese grupo.

Expresa, según sus estimaciones con base en el Buró del Censo estadunidense, que desde el año 2000 ha ido en aumento la edad de las personas no autorizadas que migran hacia Estados Unidos. En ese año el promedio era de 26 años y en 2024 ascendió hasta los 40 años; en consecuencia, el doctor precisa que las personas migran con una edad más productiva en los últimos años en comparación con el inicio del siglo.

Además, expone que, en 2024, el 36 por ciento de mexicanas y mexicanos que migraron a Estados Unidos tenía concluidos sus estudios de preparatoria; mientras que en el año 2000, el porcentaje equivalía al 21 por ciento. Al mismo tiempo, disminuyeron las y los mexicanos que no tenían concluida su preparatoria al momento de cruzar la frontera norte. De 68 por ciento en 2000, a inicio del siglo, hasta 50 por ciento en 2024. Una reducción de 18 puntos porcentuales. Es decir, en los últimos 24 años la población migrante no autorizada tiene cada vez mayor escolaridad.

Promedio de edad de las personas que migran
Pomedio de edad 2024 2018 2012 2006 2000
N Media N Media N Media N Media N Media
4,926,393 40.98 4,082,325 39.27 4,672,981 35.13 5,796,012 29.93 3,549,466 26.7
FUENTE: elaboración propia con investigación del doctor Santibañez
Nivel escolar de las personas que migran
Escolaridad 2024 2018 2012 2006 2000
Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia %
Último grado en media superior 2,376,728 50% 2,026,176 51% 2,568,849 57% 3,278,622 62% 2,053,937 68%
Media superior concluida 1,708,820 36% 1,313,400 33% 1,304,339 29% 1,420,623 27% 636,096 21%
Estudios superiores 668,739 14% 668,419 17% 603,728 13% 603,731 11% 327,224 11%
TOTAL 4,754,287 100% 4,007,995 100% 4,476,916 100% 5,302,976 100% 3,017,257 100%
FUENTE: elaboración propia con investigación del doctor Santibañez

 

Pero el cambio de la migración mexicana hacia Estados Unidos no se queda sólo en lo demográfico, también cambió el destino de los empleos en aquella economía. El exdirector del Colef, Jorge Santibáñez Romellón, detalla que, del total de trabajos ocupados por migrantes no autorizados en el vecino país del norte, 30 por ciento se ubican en la rama de la construcción, seguido por los poco más de 15 por ciento en artes, entretenimiento, servicios de alimentación, entre otros.

“Esos apoyos [programas sociales], van a los más pobres y los más pobres no son los que migran, es el escalón que sigue. [Ello] porque para emigrar necesitas dinero” enfatiza.

Distribución porcentual de la población de origen mexicano en Estados Unidos, según sector de actividad, 2024

FUENTE: Jorge Santibañez, 2025.

“Tenemos muchos indicios para afirmar que en algún nivel esos programas sociales sí pueden ayudar, no a contener, sino a amenizar, o de pronto posponer la decisión de emigrar hacia Estados Unidos”, declara De Souza E Miranda.

Adjani Tovar, investigadora por la Universidad Simón Bolívar, explica que los programas sociales son buenas políticas, sin embargo, enfatiza que el flujo migratorio no sólo responde a factores económicos, por lo que no es preciso establecer una relación causal entre el aumento de programas sociales con la reducción de la migración.

Por su parte, Sergio Prieto Díaz, doctor en ciencias sociales y políticas por la Universidad Iberoamericana, añade que abordar un problema tan complejo como la migración, con programas sociales que no fueron creados con ese objetivo, dificulta una lectura clara en términos de resultados.

Y aunque haya sido un buen acierto la reconstrucción del Estado de bienestar por parte de las administraciones morenistas, como el empleo que ha ayudado a disminuir las desigualdades sociales, el incremento al salario mínimo, programas sociales y obras de infraestructura, el doctor Raúl Delgado Wise señala que “el gran problema es que son causas inmediatas, pero no están las causas estructurales”.

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