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Tajamar, turismo depredador avalado por autoridades ambientales

Tajamar, turismo depredador avalado por autoridades ambientales

La Semarnat sí tuvo conocimiento previo de la “irremediable pérdida” de mangle y de especies de fauna en Tajamar, revela la manifestación de impacto ambiental. Ante el aval de autoridades ambientales a la depredación, la sociedad presentó 14 amparos contra el proyecto

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La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) tenía conocimiento de la “irremediable pérdida” de mangle y de especies de fauna en Tajamar, Quintana Roo, revela la manifestación de impacto ambiental modalidad particular. Anteproyecto Malecón Cancún (MIA-P), de la que Contralínea tiene copia.

El sitio, de más de 70 hectáreas, comenzó a urbanizarse desde 2006. Éste alberga 62 especies vegetales y es hábitat de 32 especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Pese a ello, la autoridad ambiental no encontró inconveniente respecto de la construcción del megaproyecto inmobiliario Malecón Cancún.

Por la arbitrariedad y la destrucción, registrada a mediados de enero de 2016, la sociedad civil ha presentado 14 amparos en contra del proyecto de los cuales se han obtenido dos suspensiones definitivas y una provisional. Con ello se imposibilita a autoridades y particulares a ejecutar cualquier obra en el manglar Tajamar.

[bctt tweet=”Semarnat sí sabía de la “irremediable pérdida” de mangle y especies de fauna en Tajamar”]

La manifestación de impacto ambiental

Elaborada por la empresa Ingeniería del Medio Ambiente, SA de CV (Imasa), a petición del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), la MIA-P fue ingresada para su evaluación el 10 de febrero de 2005 al Centro Integral de Servicios de la Subsecretaría de Gestión para la Protección Ambiental.

En una de las 445 fojas que integran el expediente se lee: “Se señala a la autoridad ambiental que el predio que ocupa el proyecto formará parte de una zona urbana donde el espacio natural será reemplazado en su totalidad”.

Cinco meses después, el 28 de julio de 2005, mediante el oficio S.G.P.A.lDGIRADEI.1855.05, la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) emitió la autorización condicionada.

La DGIRA no encontró inconveniente alguno en aprobar la construcción del proyecto inmobiliario Malecón Cancún sobre un predio que contenía 37.61 hectáreas de vegetación hidrófila; 11.49 hectáreas de vegetación terrestre; y 9.66 hectáreas de espejos de agua y terracería.

Sitio de 58.76 hectáreas que además, según la propia manifestación, albergaba 62 especies vegetales, entre ellas el manglar de Conocarpus-Rhizophora, el manglar mixto inducido y el manglar primario, con estatus de protección especial de conformidad con la Norma 059 de la Semarnat (NOM-059-SEMARNAT-2010).

La poligonal es también hábitat de 32 especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos. En el predio, según documentó la propia empresa Imasa, destaca la presencia constante de la iguana rayada (Ctenosaura similis), la rana leopardo (rana berlandieri) y el cocodrilo de pantano (Crocodylus moreleti) que cuentan con estatus de protección. Entre las especies más comunes también están los anolis (Anolis sericeus y Anolis sagrei), que habitan principalmente en las zonas con tierra firme.

En el caso de las aves, observaron con frecuencia al carpintero cheje (Melanerpes aurifrons), la garcita blanca (Egretta thula), la garcita verde (Butorides virescens), el garzón blanco (Casmerodius albus), la paloma alablanca (Zenaida asiática), la papamosca triste (Myiarchus tuberculifer) y al vireo manglero (Vireo pallens).

Mientras que las especies de mamíferos más frecuentes son el tlacuache (Didelphis virginiana) y el mapache (Procyon lotor).

En suma, Imasa contabilizó nueve especies bajo algún estatus de protección: siete con categoría de protección especial y dos con categoría de especie amenazada.

No obstante los hallazgos, la manifestación concluyó que “las especies con algún estatus de protección registradas cuentan con una amplia distribución en la entidad; de tal manera que los cambios a nivel regional y en el sitio con seguridad no afectarán sus poblaciones y, en consecuencia, no se verán amenazadas por la realización del proyecto”.

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Devastación de Tajamar, desde 2006

Un año después, cuando la Semarnat autorizó para el proyecto el cambio de uso de suelo en terrenos forestales, siendo todavía titular José Luis Luege Tamargo, inició la dotación de infraestructura. En el lugar se construyeron vialidades, guarniciones y banquetas; se instaló el drenaje sanitario y pluvial; electrificación, alumbrado público, y la lotificación de los terrenos en venta.

Las obras dieron inicio el 22 de mayo de 2006, tal como le informó Guillermo Guzmán Núñez, subdirector de Proyectos y Estrategia de Desarrollo del Fonatur, al biólogo Ricardo Juárez Palacios, director de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat.

En el oficio SPED/GGN/028-2007 –del cual Contralínea posee copia–, Guzmán Núñez comunicó además que, debido a la necesidad de gestionar la totalidad de las autorizaciones para su construcción, los trabajos relacionados a la urbanización del proyecto llevan un avance del 20 por ciento en terracerías.

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En la misiva de dos páginas, fechada el 15 de enero de 2007, el funcionario del Fonatur refirió que para continuar la construcción de las obras, se requeriría tiempo adicional, por lo que le solicitaba la ampliación de la vigencia de la autorización por un periodo de 24 meses.

De no obtenerse dicha ampliación, “se ocasionarían perjuicios de carácter ambiental, económico y social, ya que esta zona se encuentra en proceso de transformación”.

Al respecto, abundaba: “el área donde se construirán las calles se encuentra a nivel de terracería, lo cual, presenta oportunidades para la invasión de terrenos y su ocupación sin control de la disposición de desechos. En el aspecto económico, se convertiría en una pérdida de 30.48 millones de pesos invertidos hasta la fecha; al no concluir con la dotación de los servicios a los lotes para su comercialización y posterior ocupación, se dejarían de crear empleos asociados a la construcción y la operación de esta zona urbana; asimismo en lo social, la ciudad de Cancún perdería la opción de tener una ventana hacia el Sistema Lagunar Nichupté y de concentrar los servicios de la administración pública municipal”.

No fue la única ocasión que el Fonatur solicitó ampliaciones o modificaciones a la Semarnat. Al argumentar “mediciones más precisas del mismo polígono”, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo pidió –mediante el oficio SPED/JFAJ/508-2007, del 11 de julio de 2007– la aprobación de la Semarnat para aumentar la superficie de 58.76 hectáreas a 74.24, mismo que le fue otorgado.

Según informó el propio Fondo, 2 años después, en 2009, se aprobó la ampliación del plazo de vigencia de la autorización en materia de impacto ambiental y de uso de suelo, con fecha de vencimiento al 8 de febrero de 2016.

La prisa del turismo depredador

tajamar-01Así, 23 días antes de que vencieran ambas autorizaciones, la madrugada del 16 de enero de 2016, se reanudaron las obras de desmonte y chapeo en Tajamar bajo estricto resguardo policial.

Durante 4 días, maquinaria pesada entró y arrasó con más del 90 por ciento de la reserva ambiental, acusó la asociación Salvemos al Manglar Tajamar. De acuerdo con la organización, a las 4 de la madrugada del sábado 16 de enero, alrededor de 50 camiones con material, pipas de agua y retroexcavadoras ingresaron al manglar Tajamar para rellenar, devastar y tratar de “rescatar” la flora y fauna que ahí existía.

A través de su perfil en Facebook, Salvemos al Manglar Tajamar denucnió que a pesar de que la Dirección de Ecología dijo haber supervisado el rescate de flora, “todos somos testigos de que esto es falso y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) no concluyó con el rescate de fauna, ya que se detectó la presencia de cocodrilos días después de la devastación del lugar”.

El reinicio de las obras fue dado a conocer por el gobierno de Quintana Roo, que explicó que un juez federal dejó sin efecto la suspensión provisional contra dichos trabajos.

No obstante, en noviembre de 2015, el juez Cuarto con sede en Cancún concedió la suspensión definitiva de las obras a favor de 113 niños que promovieron un amparo en contra de la devastación del manglar. La resolución, sin embargo, fijaba una fianza de 20 millones 985 mil 643.89 pesos a los menores, con el objetivo de compensar los posibles daños y perjuicios que se pudieran ocasionar a las 22 empresas que edificarían proyectos turísticos en ese lugar.

Hasta el momento, la sociedad civil ha presentado 14 amparos en contra del proyecto Malecón Tajamar de los cuales se han obtenido dos suspensiones definitivas por parte de un juez y una provisional, lo que imposibilita las obras en el manglar Tajamar.

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El proyecto

El desarrollo Malecón Cancún forma parte de una cartera de negocios del Fonatur denominado Proyecto de Plan Maestro Malecón Cancún, orientado a generar supuestas alternativas inmobiliarias cercanas a la ciudad de Cancún.

De los estudios de mercado inmobiliario presentados en el Plan Maestro Malecón Cancún, se establece que para 2020 se requerirán en ese destino turístico alrededor de 10 mil viviendas para estratos socioeconómicos medios, por lo que el proyecto podrá satisfacer hasta el 50 por ciento de esta demanda.

Propiedad del Fondo, se localiza en la transición entre la zona turística y urbana de la ciudad de Cancún, con frente a la Laguna Nichupté. El Sistema Lagunar Nichupté es una laguna costera integrada por la Laguna Nichupté; cuatro lagunas periféricas: Bojorquez, Caleta, del Amor y Río Ingles; y dos canales de comunicación con el Mar Caribe, Cancún (Playa Linda) y Nizuc.

En su conjunto, el sistema abarca un área de 12 kilómetros de ancho por 21 kilómetros de largo. Dicho cuerpo de agua se encuentra protegido del Mar Caribe por una barra de arena, la Isla de Cancún, sobre la que se encuentra construida la zona hotelera.

El Sistema Lagunar Nichupté es utilizado para la recreación de los visitantes y como vía de navegación de embarcaciones menores, con fines básicamente turísticos. En su margen colindante a la zona hotelera se ubican el mayor número de instalaciones náuticas, que operan en ese centro turístico, así como también restaurantes, hoteles, villas y centros comerciales, que aprovechan el cuerpo de agua como escenario natural.

[bctt tweet=”Ante la depredación de Tajamar, sociedad civil presentó 14 amparos en contra”]

Fonatur ha pretendido desde 1992 instrumentar proyectos de desarrollo en el predio denominado Malecón Cancún. La MIA-P es una actualización del proyecto Malecón Cancún dictaminado como procedente, mediante el oficio D.O.D.DGNRE.4110372, el 5 de agosto de 1992 por la Dirección General de Ordenamiento Ecológico e Impacto Ambiental, del Instituto Nacional de Ecología. En éste se había autorizado la construcción de infraestructura urbana para un desarrollo habitacional, turístico, comercial y actividades de dragado.

Según el Acuerdo de Coordinación para el Ordenamiento Ecológico de la región denominada Sistema Lagunar Nichupté, Cancún, Quintana Roo, publicado en el Periódico Oficial del gobierno de Quintana Roo, el 30 de noviembre de 1994, se asignaba al área donde se pretendía desarrollar el proyecto el estatus de Aprovechamiento para Desarrollo Urbano y Turístico de Densidad Baja (Unidad Territorial de Gestión Ambiental T-20).

Corresponde a estas unidades una política ecológica de aprovechamiento, con una vocación de uso de suelo apta para desarrollo urbano y turístico de densidad baja (hasta 150 habitantes por hectárea), con criterios de ordenamiento ecológico.

El proyecto Malecón Cancún –un desarrollo inmobiliario promovido por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, a ubicarse en el municipio de Benito Juárez– será operado por Fonatur como desarrollo primario (urbanización y dotación de servicios) para posteriormente comercializar lotes urbanizados y servicios a promotores inmobiliarios que los venderán con infraestructura para uso habitacional de densidad baja, de acuerdo con el Ordenamiento Ecológico de la Región denominada Sistema Lagunar Nichupté.

Su proceso de desarrollo se planteó en tres etapas: urbanización, lotificación y construcción. De éstas, las dos primeras se evaluaron en la manifestación de impacto ambiental modalidad particular, la tercera etapa correspondiente a la construcción quedó sujeta al cumplimiento de los requisitos ambientales que las autoridades soliciten o requieran, en su momento, a cada uno de los adquirientes de los lotes.

De acuerdo con la descripción incluida en la MIA-P, la vialidad se integrará por 3.3 kilómetros de red primaria, 1.4 kilómetros red secundaria, seis glorietas de 15 metros de diámetro en promedio.

Elva Mendoza

[SECCIÓN: INVESTIGACIÓN][PORTADA]

 

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