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Las fichas elaboradas por la DFS constituyen la prueba irrefutable de que el PRI mantuvo bajo acecho a todo militante de la izquierda

Las fichas elaboradas por los agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) –que liberó recientemente el Archivo General de la Nación– constituyen la prueba irrefutable de que el PRI en el gobierno mantuvo bajo acecho a todo militante de la izquierda, y no sólo a políticos o activistas: también fueron espiados campesinos, periodistas y escritores.

Uno de estos casos que se documenta en esas fichas de la temida policía política que utilizó la élite del Partido Revolucionario Institucional para controlar e incluso desaparecer adversarios es el del escritor Carlos Monsiváis Aceves (4 de mayo de 1938-19 de junio de 2010), autor de libros como Días de guardar, Amor perdido, Nuevo catecismo para indios remisos, entre otros.

En esos documentos históricos se revela que el escritor siempre fue espiado: los temas de sus artículos y de sus conferencias causaban particular interés. Por ejemplo, los agentes de la DFS reportaron el 1 de marzo de 1981 que Carlos Monsiváis dictó una conferencia sobre la crisis económica que se desató en México por decisiones erradas del gobierno de José López Portillo.

Del también periodista se apuntó que ese día “participó en una conferencia de prensa a puerta cerrada, que se llevó a cabo en el salón Latino del Hotel Alameda, DF. En dicho acto se trataron varios puntos, como el tema de la devaluación y pérdida del valor adquisitivo, entre otros”.

En otra ficha se relata que en 1978 Monsiváis participó en una conferencia donde abordó el tema: México 1968 [año en el que ocurrió la masacre estudiantil del 2 de octubre, en Tlatelolco] frente a México 1978.

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Hay otro documento donde se señala que el escritor participó en una mesa redonda sobre caricatura política, con Manuel Buendía y Raquel Tibol –el 10 de marzo de 1979–, en la que expuso que este género periodístico había contribuido a generar el espíritu crítico de los mexicanos desde la época del porfiriato.

Pero los agentes de la DFS no sólo dieron seguimiento a sus ponencias o asu ideología marxista, sino que también lo espiaron en su ámbito más privado: una de las fichas reportaba que el también editorialista de la revista Siempre tenía su domicilio particular en la calle de San Simón número 62, colonia Portales, DF. Y que su número telefónico era el 539-47-62. Otra prueba de ello es que en los archivos de la “policía política” se registraban sus vuelos al extranjero, en especial aquellos que realizaba a Cuba.

También se le daba seguimiento a su actividad académica y de investigación docente, tanto en la Universidad Nacional Autónoma de México como en el instituto Nacional de Antropología e historia. Ése fue el PRI en el gobierno, el mismo partido que actualmente financia campañas en las que acusa –sin pruebas– al actual gobierno de ser autoritario y dictatorial.

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